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Policiales |Salvaje asalto en city Bell

“Recé por mi vida y por la de mi hijo, mientras me usaban de punching ball”

Lo dijo una mujer que fue atacada por dos ladrones mientras conversaba con una vecina en la vereda. Luego se sumaron cuatro intrusos más. Le pegaron y la patearon, tanto, que hasta uno de ellos le dijo a otro: “No te zarpes”

“Recé por mi vida y por la de mi hijo, mientras me usaban de punching ball”

La CASA UBICADA EN LA esquina de 461 y 26 se convirtió en un nuevo BLANCO del delito en la Zona Norte / D. ALDAY

27 de Marzo de 2021 | 02:21
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Un asalto cargado de violencia volvió a sacudir City Bell, demostrando que la Zona Norte de la Región continúa en jaque por la inseguridad. En esta oportunidad, una mujer de 56 años, su hijo de 20 y una vecina vivieron momentos de terror e incertidumbre luego de que al menos seis sujetos armados y a cara descubierta irrumpieran en la casa de una de las víctimas con el objetivo de desvalijarla.

Según pudo averiguar este diario, el hecho ocurrió el pasado jueves a plena luz del día, en la intersección de las calles 461 y 26. Al igual que sucedió hace casi una semana en 2, entre 46 y 47 de Villa Elisa, dos vecinas se encontraban charlando en la calle cuando fueron sorprendidas por dos ladrones.

“Eran como las 4 y media de la tarde. Mi vecina iba pasando por el frente de mi casa y nos pusimos a charlar en mi puerta. Siempre estoy atenta a lo que ocurre en mi cuadra. Más o menos conozco los horarios en los que mis vecinos salen al trabajo o a hacer ejercicio, por ejemplo. Seguro estaríamos tan entretenidas en lo que hablábamos que no nos dimos cuenta de que venían caminando dos tipos. Quizás, si los hubiésemos visto nos habríamos metido en casa”, señaló la víctima que, para mantener su identidad a resguardo, se identificó como M.

Indicó que de forma abrupta, los dos sujetos que venían caminando cambiaron su rumbo y se abalanzaron sobre ella y su vecina. “Mientras iban acercándose, se levantaron el buzo y me mostraron armas de color plateado. No sé qué calibre o qué tipo de armas eran. Lo único que recuerdo es que me la apoyaron en la cabeza y empujaron para que entrara a mi casa”, detalló.

Dólares, oro y cachetadas

Una vez que cerraron la puerta, uno de los sujetos comenzó a golpearla salvajemente mientras le exigía que revelara dónde se encontraban los dólares y las joyas de oro.

“Fue un momento terrible porque cuando intentaba explicarle que no teníamos nada de lo que pedían el que se quedó conmigo me pegaba cachetadas y me daba puñetazos en las costillas. Afortunadamente a mi vecina sólo la zamarrearon y la dijeron que se quedara sentada. Me usaron como si fuera un punching ball. Recuerdo que en ese momento comencé a rezar “por mi vida y la de mi hijo”, revivió la mujer, que al mismo tiempo destacó que sólo uno de los malvivientes llevaba el barbijo puesto.

En tanto, el segundo ladrón acató la orden que le impartió su secuaz “de arrancar a laburar” y comenzó a registrar la vivienda.

Fue en ese vagar sin rumbo por la casa que llegó hasta la habitación en la que se encontraba el hijo de la mujer. Tras apuntarlo con un arma de fuego, el ladrón exigió al joven que se quedara quieto o “lo quemaba”.

“6 tipos en menos de 2 minutos”

Si bien el caso es materia de investigación, se proyecta que una vez que lograron tomar el control de la morada, uno de los ladrones se encargó de mensajear o llamar al resto de la banda que, aparentemente, se encontraba rondando la zona. Es que apenas dos minutos después del violento abordaje en la vereda, se sumaron otros cuatro asaltantes al golpe.

“En menos de dos minutos tenía seis tipos en mi casa subiendo y bajando por las escaleras y revolviendo todo a su paso. El desorden que me dejaron fue terrible. Buscaban por todos lados. El tipo que estaba conmigo me seguía golpeando mientras le daba órdenes al resto. Mi miedo más grande era que justo llegara mi marido o mi hija y se encontraran con esta situación”, relató la damnificada.

“Basta de pegarle tanto”

Según contó la señora M., el momento más álgido tuvo lugar cuando el ladrón más violento y, al parecer, el que estaba al mando del golpe, le ató las manos y la tiró al piso. “Agarró un par de toallas, me envolvió la cabeza y me empezó a pegar trompadas. También me dio varias patadas en las costillas. Me repetía que dijera dónde estaba la plata grande”, describió.

Fue tal el nivel de violencia que este individuo ejerció contra la humanidad de M. que incluso sus propios compañeros le pidieron que se calmara. “‘Basta de pegarle tanto a la señora, ‘No te zarpes tanto’ le decía el ‘ladrón bueno’ al violento”, recordó M. entre lágrimas. Según describió la propia damnificada, para ese entonces llevaba rezados tres “Padre Nuestro” y un “Ave María”.

Los llamados de atención de sus propios compañeros de nada sirvieron ya que el ladrón se ensañó aún más con M. y a la golpiza le sumó amenazas de muerte. “‘Sino me decís dónde tenés la plata le voy a volar la cabeza a tu hijo’ me repitió varias veces”, señaló la mujer que recordó que “lo único que hacía era llorar y rezar”.

“Muchachos, basta con mi mamá”

Según relató M., llegó un punto que su hijo no soportó más ver cómo la maltrataban. Pese a estar apuntado con un arma de fuego y a que los ladrones le habían advertido que se quedara quieto o “lo quemaban”, el joven se puso de pie con las manos en alto y pidió a los ladrones tomar el lugar de su madre.

“Muchachos, basta con mi mamá. No puede más, mírenla. Hagamos una cosa. Yo les doy todo lo que tengo. Si quieren les damos las llaves del auto y me llevan a buscar unos pesos más que tengo y se pueden quedar con el auto. Pero, por favor, no le peguen más a mi vieja”, recordó M. que dijo su hijo, a quien calificó como “un héroe”.

Harto de ver cómo le pegaban a su madre, el joven alzó sus manos y se ofreció a llevarlos a un cajero

Aquella intervención surtió efecto y el violento sujeto desató a la mujer y la dejó junto a su hijo. “Ya no me salía ni el Padre Nuestro. Pero recuerdo que le pedí al de arriba que le diera paz a estos muchachos para que se fueran”, rememoró.

Las plegarias al cielo de M. también fueron efectivas. Tras tomar la llave del auto, los sujetos abandonaron la casa y terminó para esta familia, por caso, el capítulo más amargo de sus vidas.

Tras reportar el hecho al 911, a los pocos minutos dos patrulleros y una ambulancia se hicieron presentes en el lugar. “Estaba en estado de shock. No podía hablar y encima tenía la presión por las nubes”, precisó al contar que tuvo que ser asistida por personal del SAME ante la conmoción y los golpes que sufrió.

“‘Si no me decís dónde tenés la plata le voy a volar la cabeza a tu hijo’ me repitió varias veces”

Un día después del hecho, la señora M. señaló que pudieron detectar que se llevaron computadoras portátiles, teléfonos, camperas y pares de zapatillas. “No se llevaron nada más porque no tenemos nada más. Teníamos lo que cualquier persona tiene en su casa. Todo lo que se ve acá lo hemos ido ganando con mucho esfuerzo y mucho trabajo a lo largo de los años. El auto que tenemos es modelo 2008 y ya nos lo habían robado hace unos años. Afortunadamente lo pudimos recuperar. Tenían la llave, no entendemos por qué no se lo llevaron”, destacó.

“Ya no tenemos lugares seguros”

Una amiga de la familia que se encontraba en la casa de visita aprovechó para exponer la situación de inseguridad que le tocó vivir hace algunas semanas, cuando se encontraba transitando por la vía pública. “Me asaltaron motochorros. A diferencia del hecho que sufrió mi amiga, lo mío duró unos segundos. Pero hasta el día de hoy sigo mal por esa experiencia tan desagradable”, revivió.

Añadió que “en City Bell, Villa Elisa, Arturo Seguí y Gonnet la situación se ha vuelto tan agobiante que ya no sabemos qué puerta golpear para que nuestros reclamos sean oídos y se le ponga un freno a esta delincuencia”.

“Nosotros nos vinimos a vivir a este lugar en busca de tranquilidad y lejos de la contaminación. Recuerdo que lo único que quería era estar en lugar con árboles, en el que pudiera respirar aire puro. Y ahora, ni siquiera eso se puede hacer. Si estás en la calle, te roban. Si estás en tu patio, te roban. Si estás en tu casa, te roban. Ya no tenemos lugares seguros en donde poder desarrollarnos como personas”, analizó.

En este marco, indicó que “las mejoras que se puedan implementar en materia de seguridad no sólo deben contemplar más patrullajes. El Municipio también debe colaborar poniendo más cámaras y podando más seguido. Si esa tarea hubiese estado hecha, por lo menos tendríamos la patente de los ladrones”, concluyó.

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La CASA UBICADA EN LA esquina de 461 y 26 se convirtió en un nuevo BLANCO del delito en la Zona Norte / D. ALDAY

“Tenemos lo que cualquier persona tiene en su casa. Todo lo que se ve acá lo hemos ido ganando con mucho esfuerzo y mucho trabajo a lo largo de los años”  M. La víctima del robo

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