Chinchillas y vizcachas, parientes milenarios bajo la mirada platense
Edición Impresa | 27 de Abril de 2021 | 00:57

Las chinchillas se hicieron famosas en el mundo entero por las delicadas pieles de costosos tapados, y las vizcachas por el sabor de su carne y por el mítico personaje del Martin Fierro. Pero resulta que estos roedores, los primeros muy comunes en el sur argentino y los segundos en casi toda la provincia de Buenos Aires, son parientes muy cercanos, ya que tienen ancestros milenarios, y ahora un estudio realizado por investigadores del Museo de nuestra ciudad logró por primera vez investigar la evolución de los “chinchilloideos”, y así conocer más sobre qué ocurrió con los ancestros de vizcachas y chinchillas, a través de un trabajo que se publicó en la revista científica internacional “Journal of Anatomy”, y que combinó datos morfológicos y moleculares para analizar las relaciones de parentesco entre estos roedores, que también son típicos en el resto de América del Sur, de los que se encuentran numerosos restos fósiles, pero que en la actualidad solo se encuentran unos pocos ejemplares.
“Lo primero que hicimos – explica el investigador Luciano Rasia, primer autor del trabajo realizado por un equipo integrado por investigadores del Conicet en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y el Instituto de Diversidad y Evolución Austral - fue, en base a la recopilación de un registro documental muy amplio que llevó mucho tiempo, comparar la morfología de los dientes de una gran cantidad de chinchilloideos, tanto actuales como fósiles, para evaluar de qué manera va cambiando con el paso del tiempo por el desgaste”.
Rasia asegura que esta recopilación “permitió establecer homologías dentarias, es decir la identidad de esas estructuras, ya que hemos podido ver ejemplares que presentan cuatro crestas que con el tiempo van disminuyendo, en algunos casos porque desaparecen, y en otros porque se fusionan, lo que nos permitió ver el camino evolutivo que siguió cada diente en los respectivos grupos”.
El de los chinchilloideos es un grupo de roedores nativos de la región cuyos primeros registros fósiles datan del período Oligoceno temprano, hace unos 34 millones de años.
ORÍGENES
En sus orígenes, contaba con una diversidad muy amplia, incluyendo formas gigantes como el “Josephoartigasia monesi”, el roedor más grande que se conoce, hallado en Uruguay en los años ‘80, pero en la actualidad, la representación del grupo es escasa. Solo hay cuatro géneros y siete especies en total, y sus exponentes vivos son la vizcacha, las chinchillas, los chinchillones y la pacarana.
Una vez que lograron establecer la identidad de las estructuras dentales, los expertos de nuestra ciudad estudiaron las relaciones de parentesco, combinando esa información morfológica con datos moleculares, algo que nunca se había hecho antes para los chinchilloideos.
“Nuestro análisis – cuenta Rasia- es el primero que incluye a las cuatro familias del grupo, dos con representantes actuales (chinchíllidos, donde se ubican la vizcacha y la chinchilla; y dinómidos, como la pacarana) y dos totalmente extintas (neoepiblémidos y cefalómidos), y revela que muchos de esos géneros no clasificados estaban en la base de la familia de los chinchíllidos. Nosotros decimos que son panchinchíllidos, un grupo expandido que incluye a todos los representantes tanto actuales como fósiles”.
Luciano Rasia
EN EXTINCIÓN
Si bien no se sabe con certeza qué llevó a que queden tan pocos representantes actuales de un grupo que llegó a tener una variedad muy amplia en su origen, Rasia propone que eso se debió a dos factores: los cambios climáticos y el ingreso de fauna nueva.
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