Una voz argentina

Edición Impresa

Ganadora del Booker Internacional por su traducción de la Nobel de Literatura Olga Tokarczuk y también traductora al inglés de autores como Romina Paula, Federico Falco o Pedro Mairal, la escritora y fotógrafa estadounidense Jennifer Croft publicó “Serpientes y escaleras”, una novela autobiográfica concebida en San Telmo durante los años que vivió en Buenos Aires en la que entrelaza la infancia de las hermanas Amy y Zoe en Oklahoma con la incertidumbre que sobreviene en la adultez.

“Me gustaría ver la novela en el estante de Literatura argentina de las librerías. Estaría muy orgullosa si lo pusieran ahí”, asegura la autora, quien nació en Oklahoma en 1981 y vivió siete años en Buenos Aires, sobre “Serpientes y escaleras”.

La novela retoma el nombre de aquel juego de mesa que se basa en avances y retrocesos, lo lúdico puesto al servicio de la falta de control del destino. La llama del vínculo entre dos hermanas ilumina una historia sencilla: la lucidez y la inteligencia llevan a Amy a la universidad a los quince años y a una sucesión encadenada de becas que le permiten viajar por el mundo mientras se aleja de Zoe, menos agraciada, a quien le detectan un tumor cerebral y comienza a acumular enfermedades.

A pesar de que gran parte de la historia transcurre en el terreno de la infancia y del proceso complejo que implica aprender y crecer, el registro lejos está de ser naíf. En párrafos cortos que recortan escenas intercaladas con fotos, “Serpientes y escaleras” aborda la mirada de dos niñas sobre la enfermedad, la depresión y el suicidio.

El libro publicado por Entropía es, además, el espejo de “Homesick: a memoir”, la autobiografía con la que la autora ganó el Premio William Saroyan de no ficción.

 

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