Reuniones y almuerzo con las máximas autoridades italianas

El presidente Alberto Fernández se reunió también ayer por la mañana en Roma con su par de la República Italiana, Sergio Mattarella, y luego compartió un encuentro de trabajo con el Presidente del Consejo de Ministros, Mario Draghi, en la última etapa de su gira.

El Presidente recibió el apoyo de Draghi en cuanto al pedido de Argentina al Fondo Monetario Internacional para que tenga en cuenta el contexto de pandemia y acceda a refinanciar la deuda que el país mantiene con ese organismo multilateral de crédito.

La reunión con Draghi en el Palacio Chigi de la ciudad de Roma “fue más política” que la que con el papa Francisco en el Vaticano, apuntaron voceros oficiales, que señalaron que la agenda del encuentro incluyó “los mismos temas” que estuvieron presentes en las bilaterales con los mandatarios de Portugal, España y Francia.

El presidente italiano recibió a Fernández en el Palacio del Quirinale, donde ofreció un almuerzo en honor a la comitiva argentina, integrada el canciller, Felipe Solá; el ministro de Economía, Martín Guzmán; y el embajador en Italia, Roberto Carlés.

Los mandatarios analizaron la situación global y la evolución epidemiológica de ambos países, en el marco de la pandemia del COVID-19, y a su vez destacaron la importancia de fortalecer la relación bilateral.

Más tarde, el Jefe de Estado sostuvo una reunión de trabajo con el Presidente del Consejo de Ministros de Italia, Mario Draghi, en el Palacio Chigi, de la que también participaron Solá, Guzmán, Beliz y el embajador Carlés.

A su término, el mandatario, acompañado por el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz, se reunió con el director gerente de operaciones del Banco Mundial, Axel van Trotsenburg, quien viajó para asistir al seminario “Soñar con un mejor nuevo comienzo”, que se realizará en la Academia Pontificia de Ciencias del Vaticano y está orientado a debatir sobre la arquitectura financiera mundial.

Ayer se conoció que Draghi ha renunciado al sueldo que le corresponde por ejercer el cargo, de unos 110.000 euros brutos al año, en medio de la critica situación que atraviesa la economía italiana.