La red de redes atrapa pero también sostiene

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Conocidas son las historias de influencers que utilizaron su llegada a los seguidores para causas solidarias en esta cuarentena.

En 2019 fue Lali Espósito quien, convocada por la Iniciativa Spotlight —una alianza entre la Unión Europea y las Naciones Unidas para eliminar la violencia contra las mujeres y las niñas— transmitió mensajes que buscaban concientizar contra la violencia de género en los noviazgos y relaciones sexoafectivas mediante la campaña #Amigadatecuenta.

El 8 de marzo, para el Día Internacional de la Mujer, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), lanzó la campaña #AlguienCuida, con el objetivo de visibilizar las tareas domésticas y de cuidados no remuneradas que siguen siendo ignoradas en el mercado laboral y siguen estando, en su enorme mayoría, a cargo de las mujeres. En este caso, una referente que puso su cara, su voz, y sus cuentas de redes con varias cifras de seguidores fue la politóloga y divulgadora Florencia Freijó.

Hace pocas semanas, Santi Maratea, un instagramer de 26 años que se acerca al millón y medio de seguidores, logró reunir, batiendo récords en la historia de las campañas en Argentina, 2.100.000 de dólares en apenas unos días para una bebé, Emmita, que nació en Resistencia con un diagnóstico de atrofia muscular espinal. La suma era la que su madre y su padre necesitaban para acceder al medicamento.

La virtualidad no es sólo frivolidad, sino que los personajes más populares de las redes sociales están entendiendo que esa característica que lograron puede generar algo más que un rédito económico para ellos mismos o las marcas a las cuales auspician. Con sus mensajes logran visibilizar problemáticas, ayudar a quienes más lo necesitan y crear una red de solidaridad sin límites ni fronteras.

 

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