Golpes y miedo en un atraco a una pareja de jubilados

Eran cuatro delincuentes. Tres ingresaron al inmueble, ataron y lastimaron a las víctimas. “Dieron vuelta todo”, le contaron a EL DIA. Escaparon con dinero y celulares

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“Serían las 4.30 de la madrugada, entraron tres y nos sorprendieron durmiendo en el dormitorio”, sintetizó el jubilado de 79 años quien, junto a su mujer de 75, fueron víctimas de un nuevo episodio de inseguridad con tintes violentos que involucra a una banda de ladrones armados. El hecho tuvo lugar ayer en una casa situada en las inmediaciones del parque Castelli, duró aproximadamente 30 minutos y dejó al matrimonio “muy asustados”, según le contaron ayer por la tarde a EL DIA.

El ataque preocupó a los vecinos de la cuadra de 24 entre 62 y 63, desacostumbrados a este tipo de hechos que son frecuentes en otros sectores de la Ciudad. Sin embargo, forma parte de una pandemia de robos que cada semana aporta un nuevo caso y se extiende sin control por el casco urbano y la periferia.

Horas después del atraco y ya un poco más tranquilos (ambos damnificados debieron ser asistidos por personal del SAME tras lograr liberarse y dar aviso a las autoridades), aportaron detalles y aseguraron no tener pistas de los autores. Un frentista que vive enfrente aseguró haber escuchado “el ruido de un motor” cerca de las 5 de la mañana, pero no llegó a ver el vehículo.

“LOS TRATÉ BIEN”

Los ladrones que ingresaron al inmueble eran tres, pero un cuarto esperaba afuera. El dueño de casa escuchó que uno de los sujetos habló “de una camioneta”, que sería la que presuntamente los trasladó y en la que escaparían.

Al menos uno portaba un arma, “una pistola de calibre chico, tipo 22”, señaló el hombre; y todos vestían ropas oscuras, con tapabocas y capuchas. “Lo único que dejaron al descubierto fueron los ojos”, agregó la mujer.

Como se dijo, los cónyuges descansaban en su dormitorio, que da hacia la calle. Por eso, nunca escucharon el trabajo que el trío llevaba a cabo en el fondo de la propiedad, primero al doblar los barrotes de la ventana de la cocina y luego para forzar los paneles de la abertura. La sospecha es que llegaron al patio por medio de los techos de las casas linderas.

Cruzaron todo el domicilio, los despertaron con gritos, amenazas y empujones; los ataron allí mismo, sobre la cama, con el cable de los veladores y boca abajo. Cuando tuvieron la atención de la pareja dieron a conocer sus exigencias. El pedido fue amplio: “Querían dólares, oro, pesos, la caja fuerte y saber si teníamos armas”, remarcó el jubilado.

Los maniataron, boca abajo, con los cables de dos veladores y un pañuelo

A pesar de que el matrimonio no se resistió durante todo el asalto, los intrusos aplicaron la violencia física en más de una ocasión. “Yo los traté bien, estuve en calma, no los agredí en ningún momento. Pero cuando me quise dar vuelta para ver lo que hacían, uno me pegó en el ojo y me dijo ‘quedate quieta’”, contó la mujer. También amagaron a clavarles un cortapapeles para conseguir algo más.

“Se llevaron lo que teníamos, otra cosa no había, y eso que tiraron abajo todo. Todavía no pudimos terminar de acomodar las cosas”, lamentaron. Entre lo robado, se destacan la suma de 180 mil pesos, dos celulares y un par de relojes pulsera. Preguntaron dónde estaba la llave de la puerta de entrada y huyeron por ahí. “Avisale a la camioneta que ya vamos”, le escucharon decir a uno de los malvivientes.

Antes de que escaparan, la damnificada les pidió que le aflojaran las ligaduras para poder soltarse al cabo de un rato. La respuesta fue tajante: “No están muy apretadas”. No sin esfuerzo, la jubilada pudo desatarse y liberar a su esposo, a quien además del cable le habían colocado un pañuelo. “Lo tuve que cortar, porque era imposible desanudarlo”, recordó ella. Sin perder tiempo, llamaron a la Policía, y un móvil de la comisaría quinta “vino enseguida”, según destacaron. Los dos estaban “en estado de shock”, conforme señalaron fuentes oficiales consultadas por este diario, por lo que fueron asistidas en el lugar.

Los peritos trabajaron en la escena y buscaban determinar si las cámaras se seguridad instaladas en la cuadra, más las que funcionan en la avenida 60, podrían aportar alguna imagen que de pistas sobre el rodado.

La causa fue caratulada como “robo” y tomó intervención la UFI Nº 6 a cargo del fiscal Marcelo Romero.

 

 

 

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