Un barrio de la Ciudad antes pacífico, lastimado ahora por el narcomenudeo

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Habitado en sus orígenes por trabajadores de los frigoríficos, a los que luego, con el correr de los años, se sumaron profesionales, comerciantes y empleados como nuevos residentes; ubicado a la vera de distintas facultades y a pocas cuadras del centro de la Ciudad, el barrio de El Mondongo se ve enfrentado, desde hace unos años, a una suerte de imparable ola delictiva, al punto de que algunas familias decidieron abandonar y vender sus viviendas por la circulación de la droga y de otros delitos cuyas consecuencias deben afrontar en forma cotidiana quienes allí viven.

Ahora los vecinos de ese barrio conformaron una lista con trece propiedades –aunque sospechan que son más- que fueron usurpadas y en las que se encontrarían instalados “kioscos” que venden droga. Cabe señalar que esta intrusión de viviendas para convertirlas en locales del narcomenudeo ya ocurrió en otras zonas más alejadas del casco urbano, como El Palihue, Melchor Romero, El Mercadito, Lisandro Olmos y San Carlos.

Pero el caso El Mondongo presenta un agravante, ya que el vecindario debió convivir desde hace décadas con la prostitución y con la radicación allí de la llamada “zona roja”, aunque ahora esa actividad estaría siendo utilizada –según coincidentes testimonios vecinales- como pantalla del narcomenudeo. El panorama no podría ser más complejo y grave: se combinarían allí la trata, las intrusión de propiedades y el narcotráfico, denuncian.

Las usurpaciones en el casco urbano platense se presentan en tres puntos específicos. Primero en el área del Policlínico, después por el Parque Saavedra y también en diagonal 73 y 64, este último sector en pleno corazón de El Mondongo. Esos son los tres polos que identificaron, según consta en la serie de denuncias que los frentistas le acercaron a la “Asamblea Mondongo en Alerta”. En el encuentro realizado los vecinos hicieron un listado que menciona con su dirección a todas las propiedades que se encuentran usurpadas y que, se presume, servirían como lugares para la venta de droga.

En septiembre pasado se publicó un informe en este diario revelador de las amenazas y actos de represalia concretados contra algunas personas que habían realizado denuncias sobre la situación existente, cuyos domicilios sufrieron roturas de puertas y ventanas, así como serios daños en los autos de su propiedad, tal como quedó planteado en las asambleas realizadas.

Ese trabajo había detallado acerca del temor que tenían los vecinos y enumerado los casos de mudanzas o traslados a los que se vieron obligados otros frentistas –a uno de ellos le quisieron prender fuego a la casa, mientras pasaba por el lugar una movilización de travestis que pedían seguridad tras el apuñalamiento de una mujer trans en 2 y 64- además de pintadas agresivas y otros incidentes violentos que padecieron.

En esos días, una mujer que vivía en 2 y 71, que había nacido en ese barrio, debió mudarse a Tandil. “Alquiló la casa que había construido, después de que la amenazaron por dar una nota. La vieron por televisión y la fueron a buscar”, reseñaron entonces los referentes.

Desde esta columna se dijo en varias ocasiones que el narcotráfico se ha instalado en La Plata y opera en distintas zonas. Su expansión, las amenazas y daños concretados, el hecho de que varias familias hayan decidido mudarse así como los casos crecientes de usurpaciones de viviendas parecieran marcar un límite preciso, para que las autoridades reacciones con la máxima eficacia y prontitud.

Todos los barrios de la Ciudad merecen y tienen el derecho de vivir en paz, sin riesgo alguno, y es responsabilidad básica del Estado velar para que la seguridad no se vea sobrepasada por el delito. Para ello es prioritario que se decida combatir a fondo y erradicar al narcotráfico.

 

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