Videojuegos, una nueva herramienta para luchar contra el cambio climático
Edición Impresa | 5 de Septiembre de 2021 | 02:19

Desde siempre, la supervivencia fue una de las grandes temáticas de los videojuegos, con enemigos como una invasión zombie, una peste letal o una ocupación extraterrestre que amenaza al mundo, y en donde los jugadores deben sobrevivir para superar una serie de desafíos y preservar al planeta de una destrucción total. Pero en los últimos tiempos, el cambio climático se ha sumado a estas temáticas para convertirse en el enemigo en común. Así, muchos de los videojuegos actuales plantean al cambio climático como uno de los grandes desafíos de este siglo, y una nueva generación propone competir con una misión en común, la de cuidar al medioambiente para salvar al mundo.
“Uno puede ver como enemigo a la Tierra o darse cuenta que la Tierra se está defendiendo de este sistema”, explica Soledad Acuña, directora de sustentabilidad y movilización de “Greenpeace Andino”, quien agrega que “esos fenómenos naturales lo único que están haciendo es tratar de sacudirse de una literal peste, que está muy basada en nuestros hábitos y se pueden cambiar”.
“Estos videojuegos – sostiene la ambientalista de Greenpeace - recrean un escenario que cada vez resulta más cercano. Hay que dejar de hablar sobre que esto es cosa del futuro, esto está pasando hoy y ahora, y revertir la situación implica dejar de lado privilegios, porque un colapso de la tierra empieza inicialmente afectando a especies y a las comunidades más vulnerables, pero hay todavía un mensaje esperanzador, porque la pandemia nos hizo reflexionar sobre el cuidado del otro y eso, a lo mejor, nos da un poco de esperanza para empezar a construir un mundo mejor. En definitiva, el futuro del planeta Tierra está en nuestras manos, y tal vez los videojuegos puedan despertar conciencias sobre los efectos de la crisis climática”.
“Los videojuegos por sí solo no van a salvar al mundo, ni a reducir los niveles de emisiones o a limitar el uso de plásticos y otros residuos -señala por su parte Lawrence Berkeley, experto en eficiencia energética – y de nada servirán los llamados “serious games” si no se acompañan de programas pedagógicos innovadores, sólidos y bien estructurados en los que el estudiante tome conciencia de cómo esos problemas ficticios repercuten en su vida real”.
“La mayoría de los estudios empíricos -aporta su colega Nelson Ouariachi - han verificado que los serious games sobre cuestiones ambientales pueden ser una herramienta eficaz para cambiar la mentalidad de la gente. Y aunque aún no existen datos tan concluyentes sobre cómo esta percepción se traslada a las conductas en la vida real y a largo plazo, sin duda que estos juegos invitan a asumir roles y tomar decisiones, a valorar consecuencias, a diferenciar realidad y ficción, y cualquier reducción de emisiones que salga de ello hará que merezca la pena”.
Sin embargo, muchos también dudan de la eficacia de estos juegos para crear conciencia, y por el contrario los sindican también como responsables de contribuir al cambio climático.
Varios estudios, por ejemplo, señalan que la industria de los videojuegos es de las principales contribuyentes al calentamiento global, dadas las masivas emisiones de CO2 que derivan de su elevado consumo energético. Por caso, en Estados Unidos se estima que la energía consumida por los videojuegos representa el 2,5% del consumo eléctrico de los hogares, lo que se traduce en unos 24 millones de toneladas de CO2 liberados a la atmósfera y el equivalente a las emisiones de 5 millones de coches.
Entre los factores responsables de esto, se señala al elevado consumo energético de las consolas, consecuencia directa de su potencia y del número de horas que están en funcionamiento. Este factor tiene cada vez más peso, ya que cada temporada aparecen equipos más potentes y con unidades de procesamiento gráfico más grandes y, además, se generan juegos más frenéticos que transcurren en escenarios cada vez más realistas e inmersivos, con argumentos tan elaborados que requieren de muchas horas para completarlos, sumado a que el número de jugadores y el tiempo medio que pasan delante de la pantalla es cada vez mayor, ya que se calcula que más de un tercio de la población mundial juega asiduamente con videojuegos una media que supera las 7 horas semanales.
Sin embargo, también se refleja que los grandes estudios han comenzado a tomar conciencia del problema y a obrar en consecuencia para limitar el perjuicio que generan, como en la reciente iniciativa “Playing4the planet”, a la que se han sumado numerosas compañías, entre ellas los principales gigantes del sector como Sony, Microsoft y Google, además del contenido de muchos videojuegos climáticos que apuntan a crear jugadores más concientizados con el problema ambiental, a través de los llamados “serious games”, que buscan algo más allá del puro entretenimiento, como “Climate Challenge”, un juego cuyo objetivo es gestionar recursos y energía para conseguir llegar al año 2100 evitando una catástrofe climática, o “Fate of the World”, basado en los modelos de predicción climática desarrollados por Myles Allen, jefe del grupo de Dinámica del Clima de la Universidad de Oxford, mientras que franquicias tan populares como “Civilization” o “SimCity” también se han lanzado a la arena medioambiental.
“Estos videojuegos recrean un escenario que cada vez resulta más cercano. Hay que dejar de hablar sobre que esto es cosa del futuro, esto está pasando hoy y ahora”
Soledad Acuña, Directora de sustentabilidad y movilización de “Greenpeace Andino”
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