Milito: querido adentro, resistido afuera
Edición Impresa | 6 de Septiembre de 2021 | 04:17

Gabriel Milito vuelve a reencontrarse con Estudiantes. Su paso por el club no pasó desapercibido. Muchos hinchas quieren olvidarse rápido de él mientras que jugadores, dirigentes y demás, lo recuerdan muy bien.
Sorprendió cuando tras la salida de Pellegrino, la dirigencia rápidamente contrato a Gabriel Milito, apostando por un técnico novato y con ideas bien marcadas. Desde sus primeros pasos en City Bell el ídolo del Rojo se mostró abierto a escuchar y a conocer, no solo al plantel sino también a todos aquellos que iban a colaborar en su gestión.
Milito nunca pudo alejarse de las etiquetas futboleras, que muchas veces son mal impuestas por la opinión pública. Etiquetas que al principio hicieron que el hincha albirrojo lo mire de reojo. Etiquetas que el técnico quiso arrancarse.
Amante de la pelota y del video, casi con la misma intensidad. Sus semanas de trabajo se repartieron entre los ensayos intensos y las imágenes; de las prácticas propias, del rival de turno y de jugadores ajenos para darle a los suyos la mayor cantidad de herramientas posibles. A tal punto que solía quedarse varias horas en su oficina con sus colaboradores para seguir puliendo detalles. Trabajo 100 %.
De perfil muy bajo fue gestando una excelente relación con utileros, cocineros, y demás empleados logrando una cordial convivencia. Su forma de entrenar y sus conceptos cayeron siempre de muy buena manera en sus dirigidos, y así fue que varios jugadores como Mariano Andújar, Gastón Fernández, Jonatan Schunke, Nahuel Estévez, Leandro Desábato y Rodrigo Braña, entre otros, no tuvieron -ni tienen- ningún prejuicio en desparramar elogios cada vez que son consultados por el actual DT de Argentinos Jrs. Y nunca se escuchó una opinión negativa, ni siquiera en la intimidad del Country.
Tener la pelota sin regalarla. Cuanto más tiempo está en tu poder, más se puede avanzar y que se preocupe el rival por recuperarla. Salir por abajo o largo, pero hacerlo bien. Jugar profundo cuando el rival presiona alto y así tener espacios; fueron algunos de los conceptos que Milito intentó profundizar durante sus dos ciclos en el Pincha. En el primero se hizo cargo del equipo cuando estaba en el puesto 19 y consiguió el 61% de los puntos. Llegó a jugar repechaje para entrar a Copa Libertadores (perdió con Racing). Clasificó a Sudamericana y en medio del festejo en cancha de Arsenal dijo chau, privilegiando cuestiones personales por encima de una atmósfera interna altamente positiva que le pedía seguir adelante. Decisión que algunos marcan como un error.
La segunda etapa lo mostró con más experiencia, buscando reforzar su idea ya conocida con distintas variantes tácticas. Fue actor principal de la llegada de Javier Mascherano sin imaginar obvio lo que vendría después. Tras pararse luego de algunos malos resultados, la eliminación de la Copa Argentina ante Laferrere, fue la sentencia definitiva y renunció. Esa noche en la tribuna de Lanús la mayoría de los hinchas festejaron cuando se enteraron del final del ciclo.
Durante esa etapa, Milito quizás no se brindó el tiempo necesario para convivir con los números adversos, la ansiedad por salir rápido de ese lugar le jugó en contra. Por lo general el tiempo es enemigo en el fútbol y más cuando se busca desarrollar un plan con esas características. Hoy en La Paternal parece haber encontrado el lugar para hacerlo.
Aprendiz de Guardiola, admirador de Pekerman y protagonista de largas charlas íntimas con Alejandro Sabella. Gabriel Milito, técnico ultra competitivo y visceral, al punto de encerrarse en un vestuario y sacarse la bronca llorando tras una derrota. Resultadista como todos, pero dándole un lugar importante a las formas para conseguir la victoria. “No pasa por salir jugando en corto, pasa por salir jugando en corto bien, porque una pérdida puede ser peligrosa. Se trata de hacerlo bien o de cuánto porcentaje de efectividad tengo en esto que hago”. Esas formas son las que hoy intentan llevar a cabo la mayoría de los técnicos, cada uno con su manual.
No quedan dudas, Milito dividió aguas en Estudiantes. Querido por todos puertas adentro y criticado, a veces de manera excesiva, por la mayoría de los hinchas. Será un partido especial para aquellos que lo respetan y aprecian, y para los que no también.
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