Un mes “muy malo” para la inflación: buscan reflotar el acuerdo de precios y salarios
Edición Impresa | 5 de Enero de 2022 | 02:36

Alejandro Radonjic
eleconomista.com.ar
Hace un tiempo, Argentina alterna meses “malos” y “muy malos” para la inflación. El de marzo del año pasado, por ejemplo, fue “muy malo” (4,8 por ciento) mientras que el de noviembre fue apenas “malo”, con 2,5 por ciento. Hay que remontarse a la excepcionalidad de la fase 1 de 2020 para encontrar un registro mensual menor a 2 por ciento.
Según las cifras que empiezan a trascender acerca del último mes de 2021, parece que diciembre entró en la categoría de “muy malo”, con una aceleración importante contra noviembre. Según la consultora Seido, el mes cerró con una inflación de 4 por ciento y una inflación “core” (sin regulados ni estacionales) de 4,6 por ciento.
“Esperamos que la inflación se mantenga en niveles similares o incluso más altos en 2022. Dado que las autoridades no parecen especialmente interesadas en resolver los desequilibrios monetarios fundamentales de la economía, el crecimiento de los precios se mantendrá elevado. Además, mayores ajustes a los precios regulados y/o al tipo de cambio, y el fin de los controles de precios podrían incluso incrementar la tasa de inflación más allá de los niveles actuales”, analizaron desde Seido.
Según el IPC del Indec, la inflación “core” o núcleo fue de 3,3 por ciento mensual en noviembre (56 por ciento interanual) y no perfora el pisa de 3 por ciento desde hace 14 meses.
Según el IPC de Orlando J. Ferreres, la inflación de diciembre fue de 3,8 por ciento mensual y registró un acumulado de 47 por ciento en 2021. Por otra parte, la núcleo avanzó a un ritmo mensual de 4 por ciento, marcando un aumento de 48,9 por ciento anual. En cuanto a los principales rubros, educación encabezó las subas del mes, registrando un alza de 6,2 por ciento mensual. Por su parte, transporte y comunicaciones lo hizo en 5,6 por ciento mensual, mientras que bienes varios avanzó 4,9 por ciento mensual.
Con relación a la medición núcleo, arrojó una variación del 4 por ciento y, en cuanto a los bienes y servicios regulados, registraron una variación de 4,6 por ciento mensual mientras que los estacionales subieron apenas 0,6 por ciento mensual.
Según C&T Asesores, la inflación de diciembre se ubicó en 4,5 por ciento y el 2021 cerró con una suba de 51,4 por ciento. Turismo, alimentos y expensas fueron algunos de los factores detrás de la potente suba.
En la cuarta semana de diciembre, dijo por su parte la consultora LCG, la suba de precios de los alimentos promedió 0,62 por ciento, desacelerando 0,28 punto respecto la semana anterior.
El índice de alimentos y bebidas presentó una inflación mensual de 3,4 por ciento promedio en las últimas 4 semanas y 2,5 por ciento punta a punta en el mismo periodo. En el relevamiento de LCG, llevado a cabo mediante web scraping, se relevaron precios de 8.000 alimentos y bebidas de cinco supermercados.
El Indice de Precios de Supermercados (IPS-CESO), que se releva todas las semanas mostró una variación del 0,5 por ciento en relación con la semana anterior y de 2,6 por ciento respecto a cuatro semanas atrás.
La variación semanal en la primera semana de enero (+0,5 por ciento) se vio levemente reducida respecto al dato de la semana anterior (+0,7 por ciento). La variación de las últimas cuatro semanas (+2,6 por ciento) se mantiene constante respecto al dato de la semana anterior (+2,6 por ciento).
Ayer los ministros de Economía y Desarrollo Productivo, Martín Guzmán y Matías Kulfas, respectivamente, se reunieron con empresarios líderes para delinear un acuerdo de precios y salarios en 2022.
No es la primera vez que el Gobierno intenta transitar ese camino, una herramienta clásica de los programas de estabilización. La última fue en 2021, cuando intentó avanzar con el “plan 29 por ciento”. La idea era alinear la nominalidad en torno a esa cifra y de hecho hubo varios sindicatos que se plegaron a ese número. Pero la inflación pasó de largo, se venían las elecciones y el plan, a poco de andar, quedó enterrado.
Tras la reciente visita de un equipo técnico de Argentina a Washington, el FMI señaló que “abordar la persistente y alta inflación requiere un enfoque múltiple que implique una reducción del financiamiento monetario del déficit fiscal, una política monetaria adecuada con tasas de interés reales positivas y una coordinación de precios y salarios”.
El Gobierno ya ha dado señales en esas áreas (anuncios, hasta ahora). El Banco Central dijo que avanzará hacia un esquema de tasas reales positivas, Guzmán prometió prudencia monetaria en 2022 y, ahora, aparece la coordinación de precios y salarios en el cóctel. Se verá cuál es el tránsito del anuncio a la práctica y cuánto resiste el Gobierno su plan de acción.
Los números de diciembre, y de todo 2021, ratifican la necesidad de encarar el flagelo de la inflación con un enfoque más integral y consistente.
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