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¿Cómo saber si tengo una adicción?

LIC. RODRIGO JALDO (*)
Por LIC. RODRIGO JALDO (*)

9 de Octubre de 2022 | 09:00
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Resulta frecuente asociar a las adicciones con el consumo problemático de sustancias legales o ilegales. Sin embargo, la dependencia también se puede extender a otros comportamientos o personas.

Si consultamos a una persona al azar sobre qué son las adicciones, es muy probable que su respuesta contemple el consumo excesivo de alguna sustancia y sus efectos negativos. Siguiendo este razonamiento, los seres humanos pueden ser adictos a, por ejemplo, el alcohol, el cigarrillo o la cocaína.

Profundizando más en este concepto, podemos describir a las adicciones como un deseo intenso por realizar una conducta que provoca un fuerte malestar si no se puede llevar a cabo. Además, se caracteriza por un control deficiente de nuestras acciones y por la persistencia en la conducta a pesar de sus consecuencias negativas.

Al asumir lo anterior, se puede corroborar que están bien catalogadas como adicciones las conductas de consumo problemático de alcohol, cocaína y otras sustancias. No obstante, si tenemos en cuenta las características antes mencionadas, también se puede desarrollar una adicción a las apuestas, al sexo, al trabajo, a los videojuegos, al celular, a las compras, a las redes sociales, a ciertas comidas, etc.

Para diferenciarlas del abuso de sustancias, estas últimas se denominan adicciones conductuales. Las mismas son patrones persistentes de comportamientos no relacionados con el consumo de sustancias químicas, que causan compulsión, estrés, ansiedad, angustia emocional y deterioro en áreas importantes de la vida de una persona.

Por ejemplo, la ludopatía es un trastorno asociado a los juegos de azar y a la necesidad de apostar. Se caracteriza por la pérdida de control sobre el juego, la preocupación por jugar o por obtener dinero para apostar, el pensamiento irracional o sentirse irritable cuando le impiden apostar. Estas situaciones producen deterioro social y angustia clínicamente significativa.

Si tomamos otra condición diferente, la adicción al trabajo se caracteriza por la necesidad excesiva e incontrolable de trabajar de forma constante. Por esta razón, anteponen su labor por encima la familia, los amigos, e incluso otras áreas de la propia persona (como el descanso, el esparcimiento y el cuidado personal). Además, experimentan sensaciones equivalentes al síndrome de abstinencia cuando se toman vacaciones o días libres.

El propósito de este artículo no es describir en detalle cada una de las adicciones, pero sí reconocer en todas ellas el mismo patrón de deseo intenso, malestar y repetición constante, sin importar las consecuencias. En otras palabras, la dependencia es el punto en común de todas las adicciones, ya sean químicas o conductuales. Y es por el propio concepto de “dependencia” que se puede agregar un tercer tipo de adicción: la emocional.

Aunque no suele ser conceptualizada como una adicción, la dependencia emocional tiene todas las características para ser considerada como tal. Se define a la misma como la necesidad emocional extrema que una persona siente hacia su pareja. Entre algunos de sus rasgos se destacan la prioridad de la pareja sobre cualquier otra cosa, los pensamientos obsesivos en torno a la otra persona, el deseo de acceso constante y los sentimientos intensos de miedo al abandono.

Del mismo modo, si se produce una ruptura experimentan síntomas similares a la abstinencia química. Por ejemplo, pueden vivir fuertes episodios depresivos y de ansiedad, con pensamientos repetidos y angustiosos, y molestias físicas o sensaciones desagradables. La abstinencia emocional explica los continuos intentos de una persona dependiente en reanudar la relación (por más abusiva que haya sido) o por buscar rápido una nueva pareja.

En conclusión, podemos distinguir 3 niveles de adicciones: las relacionadas con el consumo problemático de sustancias químicas, las que involucran conductas desadaptativas y las que implican vínculos afectivos disfuncionales. Todas ellas comparten la dependencia como característica principal. Esta se manifiesta como un patrón de deseos intensos, reiteración de la conducta pese a las consecuencias negativas, y malestar físico y psicológico ante su ausencia.

En la actualidad, existen terapias con comprobada efectividad en este tipo de trastornos. Por ejemplo, puede consultar con un profesional de la Psicología sí reconoció las características anteriores en usted o en una persona conocida. Aunque puede resultar un proceso difícil, es posible superar una adicción con la motivación, las herramientas y las redes de contención adecuadas.

(*) Psicólogo clínico (MP 1.366)

 

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