Nuevas pistas refuerzan una de las hipótesis sobre el asesinato del remisero

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Con el transcurrir de las horas, el crimen del remisero varelense que conmocionó a todo el país sigue dando tela para cortar. Los datos que surgen de la investigación son cada vez más perturbadores y existen varios elementos que empiezan a definir algunas hipótesis.

En primer lugar, se supo que a José Francisco Barboza (39) lo asesinaron asfixiándolo con una bolsa y a golpes, lo descartaron en un descampado de la zona de Abasto envuelto en una frazada y con un moño metalizado encima, aunque hasta el momento se desconoce quiénes perpetraron semejante crimen.

La causa está siendo investigada por la fiscal en turno, María Eugenia Di Lorenzo, quien tomó ambos casos, el de su desaparición y de su posterior hallazgo. Además, solicitó que se le practique el informe autopsiante al cuerpo de la víctima. En las próximas horas, deberá citar a declarar a su esposa y a la última persona que lo vio con vida: un amigo que lo iba a ayudar a comprar un auto.

Fuentes judiciales revelaron que tanto Barboza, como su allegado con el que salió a hacer la compra, y su pareja, cuentan con antecedentes penales por los delitos de encubrimiento, desarmado y venta de autopartes. Este dato, sumado a algunas contradicciones entre los testimonios de los principales testigos y familiares de la víctima, abrieron la posibilidad de que el crimen se haya tratado de un posible ajuste de cuentas.

“TENGO QUE DESAPARECER DE ACÁ”

Barboza, antes de irse a vivir al barrio La Pepsi de Bosques, en Florencio Varela, residía en la localidad de Ingeniero Allan, a 10 kilómetros de distancia. De allí se mudó hace algunos meses y, a raíz de su desaparición, un viejo vecino declaró ante la Justicia que el hombre -antes de irse- le dijo “tengo que desaparecer de acá”. Este dato podría dar fuerza a una de las hipótesis. Incluso, el moño metalizado que dejaron los homicidas podría leerse como un mensaje mafioso.

Vale recordar que Barboza salió de su última vivienda, ubicada en la ruta 36 a la altura del kilómetro 31, el pasado 28 de octubre con más de un millón de pesos para comprar un auto tras pactar la operación a través del Marketplace de Facebook. Esa transacción no se concretó, y la víctima nunca regresó a su casa. Luego de 11 días, su cadáver fue hallado a la vera de la misma carretera, pero ya en jurisdicción de La Plata.

TESTIMONIOS CONFUSOS

Las contradicciones en los testimonios de su esposa y amigo también hacen dudar a los investigadores. Según declaró su pareja, la noche en que su marido desapareció, ella lo vio llegar en el auto de su amigo. Él, en cambio, sostiene que junto a Barboza tomaron remís. Una cámara de seguridad, tomada cerca de las 22 de ese 28 de octubre, captó el momento en que el remisero se bajaba de un vehículo a una cuadra de su hogar. “Sabemos que es José por la forma de caminar”, aseguró su hermana, aunque las imágenes resultan bastante difusas.

Otra diferencia entre los testimonios tiene que ver con la situación personal de Barboza. Mientras que su amigo dice que José no tenía trabajo, dinero, que estaba deprimido y en crisis con su pareja; ella no mencionó el tema.

Por otro lado, este diario supo de fuentes judiciales que la víctima había estado buscado alojamiento en La Plata a través de internet, dando a entender que pretendía alejarse de su ciudad, al menos de forma temporal, aunque se desconoce si por problemas maritales o de otra índole. Otros familiares, incluso, apuntaron contra la esposa y señalaron que entre ambos existía una “relación tormentosa”.

La mujer, que es madre de un pequeño de dos años junto a la víctima, aseguró que el lunes pasado recibió un llamado anónimo en el marco por la desaparición de su marido. “La voz de una mujer me decía: ‘Yo sabía que iba a pagar’”, señaló en su momento.

 

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