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Qatar2022 |ARGENTINA SE QUEDÓ CON EL MUNDIAL DE QATAR 2022, EL TERCERO DE SU HISTORIA

Campeones: un recuerdo que será para toda la vida

En una definición dramática y de película, la Selección derrotó 4-2 en los penales a Francia. Ganaba 2-0, se lo empataron. Fue al suplementario y cuando estaba 3-2 otra vez... Épico e imborrable. Messi, consagrado

Martín Cabrera

Martín Cabrera
mcabrera@eldia.com

19 de Diciembre de 2022 | 04:53
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Van a pasar los años y el mundo recordará la final del Mundial de Qatar. En ningún rincón del planeta se podrán olvidar de los goles de Lionel Messi, del partidazo de Ángel Di María y de los penales atajados por Dibu Martínez. Pasarán las décadas y todo amante de este deporte y los que miran fútbol cada cuatro años tendrán esas imágenes delante suyo. Las imágenes del partido que le dio a la Selección el título de campeón del mundo después de 36 años. Las imágenes de sonrisas, lágrimas, sufrimiento y un desahogo que todavía no se termina.

Argentina tiene el mundo a sus pies. Y Lionel Messi, si algo le faltaba, se terminó de convertir en rey. El puto amo del fútbol mundial. El que ganó todo lo que se propuso y el que le dio al país (o al menos condujo al grupo) la mayor alegría futbolística de los últimos 36 años. Ahora ya nadie podrá cuestionarle nada y tiene el asiento que quiera al lado de Diego Armando Maradona. Por un largo tiempo serán los dos mejores jugadores de la historia, juntos a la par.

La Selección tuvo que sufrir más de la cuenta para quedarse con el partido. No mereció tanta angustia, pero así es Argentina, o al menos así lo indica su historia: si no hay sufrimiento no vale. Ayer tuvo todo para golear y humillar al último campeón, pero dos minutos fatales y por un pelito no se quedó con las manos vacías en los 98 minutos reglamentarios. Pero se repuso y cuando se moría el partido Lionel Messi marcó el 3-2 que parecía definitivo. Pero no, el que escribió está película se había guardado un par de sorpresas más, para que sea más épica, más dramática y más festejada. Primero empató Kyliam Mbappe a falta de tres minutos y luego Emiliano Martínez le tapó el cuarto a Kolo Muani en tiempo adicionado. Esa tapada fue más importante que el penal atajado a Coman, porque sin ese gesto técnico no hubiesen existido los doce pasos, donde otra vez el arquero se convirtió en héroe.

Del éxtasis a la angustia, del orgullo a la decepción, del abismo al éxito. No tuvo grises el partido, como casi nuestro andar, como tantas veces en Argentina, que ayer fue el país más feliz del mundo, por 26 jugadores, por Messi, por Di María y por Dibu Martínez. El planeta a nuestros pies, como en 1978 y 1986.

ARGENTINA JUGÓ 75 MINUTOS EXCELSOS

El partido arrancó con un Francia presionando arriba. Sorpresa. Mbappe, Dembelé y Giroud estuvieron muy cerca de los centrales nuestros, que no se pusieron nerviosos y pudieron pasar sin apuros esa primera barrera, sin bartolear la pelota y tampoco perdiéndola.

Entonces rápidamente empezó a jugar su partido Ángel Di María, clave y determinante en el sector izquierdo. Por allí lastimó todas las veces que se lo propuso y descolocó a su rival. A partir de los 10 minutos fue el encargado de abrir el camino. Por eso no sorprendió cuando a los 22 minutos enganchó por un lado y para el otro... y Dembelé le cometió penal. ¿Fue infracción? La primera sensación fue de falta y penal, luego en cámara lenta quedaron algunas dudas, pero el árbitro polaco ya había marcado la pena máxima, que Lionel Messi cambió por gol. Iban 23 minutos y Argentina encaminaba el partido al título.

Siguió mejor la Selección, con mucha concentración y corriendo por cada centímetro de la cancha, anticipando todos los pases. Lejos de conformarse con el 1-0 buscó más. Y con sus mejores jugadores de ese momento lo logró. Messi-Julián-Mac Allister-Di María, una combinación de pin-pan-pum para un golazo digno del aplauso de pie. La Selección, a los 36 minutos ya estaba 2-0, sometiendo a Francia en cada rincón de la cancha.

En el segundo tiempo la Selección mantuvo esa vocación de anticipo y pases. Cada vez que la pelota le llegó a Fideo estuvo cerca del gol. Se escuchaba “ole” desde las tribunas. Los hinchas lloraban y se pellizcaban. En la tele los relatores y comentaristas ya desplegaban la alfombra roja...

Pero en dos minutos el cristal se hizo añicos. Primero se durmió Nicolás Otamendi en la marca de Marcus Thuram y claro penal. Iban 35 minutos. A los 36 los franceses olieron sangre y fueron por el segundo. Rabiot, Thuram y Mbappé dejaron solo por la izquierda de nuestra defensa al delantero del PSG, que puso el impensado 2-2 con una perfecta definición. El día de playa se nubló y hubo amenaza de lluvia.

La Selección aguantó como pudo el final del tiempo reglamentario, aun con dificultades. Pudo llegar al tercero Francia pero por suerte no pudo. Hasta que promediando el primer tiempo suplementario el equipo pudo hacer pie, tomar aire y los (tardíos) cambios de Scaloni surtieron efecto. Otra vez Messi se hizo cargo del equipo y cuando empezaban los últimos 15 minutos llegó el 3-2, con suspenso, del capitán que logró su séptimo en la competencia. Ahora sí, tenía que ser la consagración de Argentina, pero...

Otro capítulo más, un nuevo obstáculo: Gonzalo Montiel estiró su brazo izquierdo delante del árbitro polaco. Penal y gol, el tercero de Mbappé, a esa altura unas pesadilla.

 

El partido tuvo todo tipo de capítulos emotivos, de suspenso y superación

 

Pudo ser peor cuando en tiempo de descuento del suplementario Dibu Martínez le sacó el gol a Muani, estirando su pierna izquierda cuando el delantero entraba solo y sin marca para definir al gol. Un viejo relator decía “en la repetición puede entrar”. Tal cual, la atajada del torneo.

Entonces los penales, la especialidad de Martínez, que casi se lo ataja a Mbappe, se lo sacó a Coman y le achicó el arco a Tchouanémi que tiró su pelota afuera. Los de celeste y blanco no fallaron ninguno y por eso el festejo en el centro de la cancha, en Doha, en Buenos Aires, en La Plata y en todos los rincones del mundo. La mejor final de la historia de los mundiales fue de Argentina, que cerró un día para el infarto de la mejor manera. El 2022 quedará en la historia para toda la vida. No se olvida nunca más.

 

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