“Pasto para las fieras”: arreglaba el frente de su casa y la asaltaron

Una mujer estaba terminando de cortar el pasto ayer a la mañana temprano, en la vereda de su vivienda del barrio Altos de San Lorenzo, sin imaginar que una banda de delincuentes terminaría aprovechando la ocasión para someterla a una terrible entradera, que también sufrió su hija de 19 años.

Pero la realidad actual es así: la inseguridad es permanente y no se toma feriados, como el que hubo por los festejos para recibir a la Selección, que volvió de Qatar con el título de campéon del mundo.

Según lo que pudo saber este diario, eran las 8.30 cuando, en 73 entre 19 y 20, Marta Bacre (57) ya estaba en la fase de juntar con un rastrillo el césped cortado para depositarlo en una bolsa.

Sin embargo, al ver que llegaba un Volkswagen Polo de reciente modelo, color gris y, con vidrios de un subido tono polarizado, levantó la vista y le prestó atención. Más cuando notó que estacionaba a metros de ella.

Como puede verse en un video de una cámara de seguridad de la cuadra, del coche descendieron tres hombres encapuchados, con guantes y con al menos un arma de fuego. Y dirigieron sus pasos hacia su víctima, que ya consciente de lo que estaba por pasarle, atinó a defenderse colocándole el rastrillo en el pecho a uno de los desconocidos.

Su desesperado intento por evitar el ataque, fue en vano: el mismo ladrón le quitó el rastrillo, la tomó del cabello y la ingresó por la fuerza en su domicilio, con el apoyo de los otros dos cómplices.

LE PUEDE INTERESAR

Nueva amenaza mafiosa contra un fiscal en Rosario

LE PUEDE INTERESAR

Una joven atrapada en un infierno: detuvieron a un “empalador” en Punta Lara

“LE DIERON CULATAZOS A MI HIJA”

Ya dentro de su casa, los tres asaltantes y la damnificada vieron salir de su habitación a la hija, que se llevó el susto de su vida.

Sobre lo vivenciado, la mujer le contó en la tarde de ayer a EL DIA que “acá mismo, en el living, fue donde uno de los delincuentes le ordenó a otro ´agarrá a la hija´ y enseguida la obligaron a ponerse de rodillas. También le pegaron varios culatazos en la cabeza”.

“Mi hija les decía que ella no sabía dónde estaban guardadas las cosas que ellos buscaban. Fue un momento horrible, me puse mal al ver que la golpeaban y les dije que pararan, que iba a darles el dinero que había”.

Así fue. Marta les entregó, según informó, “un cinturón portavalores, como los que se usan para viajar en avión, donde había entre 500 y 600 dólares. Y además, me robaron un cintillo con mis iniciales, que me lo había regalado mi padrino para mi ceremonia de la comunión”.

La banda no tuvo tiempo para más, porque desde la calle el cuarto integrante, que los esperaba en el Polo, les tocó bocina en señal de que “algo” se les había complicado.

Marta explicó qué fue lo que alertó a quien oficiaba de “campana”: “Una vecina escuchó mis gritos y levantó la cortina de la ventana. Enseguida se dio cuenta de lo que ocurría en casa”.

“TODAVÍA ESTOY SHOCKEADA”

Marta, que estaba acompañada por algunos familiares y personas allegadas, luego confesó que “todavía estoy shockeada”, circunstancia que se advertía nítidamente y por la cual, por instantes, interrumpía su relato y lo continuaba una mujer que estaba a su lado.

“Apenas se fueron los delincuentes, que tendrán entre 30 y 40 años, son altos y corpulentos, por el susto vivido casi me desmayo. Mi hija me consolaba. Luego llegaron vecinos y cuando junté un poco de fuerza, fui a la comisaría octava e hice la denuncia”.

Enorme fue la sorpresa que tuvo en esa seccional cuando los policías que la atendieron le revelaron que “el mismo auto fue visto en otros robos previos, que el de mi casa había sido el cuarto”.

LA TERCERA VEZ

La vivienda donde se desarrolló la violenta entradera, registra otros dos episodios de inseguridad.

Al respecto, Marta recordó que “las otras dos veces se metieron a robar cuando no estábamos”.

“Ahora fue muy distinto, porque me asaltaron junto a mi hija y cuando menos lo esperábamos, porque era temprano y de un día feriado”, consignó.

Con todo, admitió que “igual estuve regalada, porque estaba cortando el pasto a las 8 y media de la mañana, sola y en un momento en que no había nadie afuera en la cuadra. Para colmo –acotó- tenía la puerta de casa abierta, porque tenía enchufada del lado de adentro la máquina de cortar pasto”.

Anoche, pese a los rastrillajes de la Policía, de los delincuentes no había noticias.