Fin del ritmo vacacional y reinicio de los ruidos molestos del tránsito
Edición Impresa | 10 de Febrero de 2022 | 02:36

Luego del “descanso” de enero -cuando el pulso de la Ciudad adquiere el clásico ritmo vacacional, con una notable disminución de vecinos en las calles, pocos vehículos particulares y menor circulación del transporte público- subieron los decibeles del movimiento urbano. El tránsito, con todos sus actores, que incluye a aquellos que incumpliendo normativas dejan los caños de escape -sobre todo de las motos- librados a un ruido ensordecedor, volvió con la contaminación acústica de siempre.
El ruido que provoca el tránsito suele ser motivo de quejas vecinales. Y eso no sólo en las zonas más céntricas, con gran circulación vehicular, sino también en los barrios, donde el movimiento vial también es intenso. Bocinas, frenadas, aceleraciones y el mismo andar de coches y micros llevan a niveles de sonido que, según los especialistas, como los fonoaudiólogos, son perjudiciales para la salud.
La avenida 7, la calles 54, la diagonal 80 o la diagonal 79, en sus tramos céntricos exponen la problemática en estos días.
Por lo general, los niveles máximos permitidos (y que no traerían consecuencias en la salud de la audición y la salud mental) son para las ciudades, durante el día, 55 decibles, y por la noche, 45 decibeles. De esos números en adelante, ya se trata de ruido, lo que se define como “una combinación desordenada de sonidos que produce una sensación desagradable, molesta e indeseable para las personas que lo escuchan”.
EL DAÑO A LA SALUD
En La Plata, se ha dado en los últimos años un gran aumento del parque automotor, y ese crecimiento es uno de los principales motivos de la contaminación sonora, ya que el ruido producida por el movimiento vial suele ser el que mayores molestias auditivas causa en las grandes ciudades.
En su página de la web, el Colegio de Fonoaudiólogos de la Provincia, distrito La Plata, destaca, por caso, que la audición “es una de las capacidades que más limita el desarrollo social e intelectual”. Y la contaminación ambiental que implican los ruidos en niveles excesivos, se sabe, contribuyen a la contracción de la sordera.
Según se indicó en el Municipio, entre todo lo que se controla con personal de Tránsito y de la Guardia Urbana (que los automovilistas cuenten con la documentación requerida para circular) se tiene en cuenta, justamente por la contaminación auditiva, los caños de escape no reglamentarios, pues la ley nacional de Tránsito -24.449- prohíbe la utilización de esa autoparte de autos y motos que no cuentan con los silenciadores correspondientes.
La zona de la plaza Islas Malvinas, según se señaló desde la Comuna, es una de las que más reclamos reúne, justamente, por ruidos molestos: ahí, en esas cuadras de alrededor del espacio verde de 19 y 50, se juntan motos sin caños de escape, automóviles que pasan y estacionan con la música a todo volumen y el sonido ambiente propio del público que asiste a las cervecerías situadas en ese sector de la Ciudad. “Con motivos de los reclamos por ruidos molestos de motocicletas, durante los fines de semana, se mantiene un operativo de control permanente”, se resaltó. Allí esa forma de contaminación se junta con la nocturnidad, como en otros puntos de la Ciudad.
No solo son los escapes de autos motos, micros y colectivos en las principales arterias de la Ciudad. De noche, también padecen por los escapes en la zona aledaña al Bosque. También hay operativos allí, indicó la Comuna.
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