Lograr que puedan volver al sistema educativo los chicos más humildes
Edición Impresa | 6 de Febrero de 2022 | 02:59

En las últimas semanas se publicaron en las columnas de este diario distintas iniciativas existentes en nuestra zona, en las que varias entidades de bien público impulsaban iniciativas destinadas a recibir donaciones con las cuales ayudar a que los chicos de familias más humildes puedan disponer de útiles y otros elementos de uso en las escuelas.
Se trata de una experiencia, ciertamente merecedora de apoyo, que viene desde hace muchos años, pero que en esta oportunidad adquiere, si se quiere, mayor importancia por la necesidad existente de revincular a miles de niños con el sistema educativo, luego de que los dos anteriores ciclos lectivos se hayan visto seriamente afectados por la pandemia.
Como se ha dicho, la solidaridad platense nunca dejó de mostrarse presente en estas ocasiones. Así sea la entrega de mochilas con cuadernos, útiles y otros elementos educativos, las campañas para colectar dinero con los cuales adquirir ese instrumental, las que se impulsan para conformar grupos de voluntarios que lleven ayuda a niños de parajes alejados de nuestro país, son muy variadas las iniciativas existentes promovidas también por grupos de padres o de ex alumnos.
La realidad indica que la canasta escolar se ha vuelto inalcanzable para muchas familias y ello se vino venido traduciendo en que cada vez son más los platenses que organizan estas movidas solidarias, destinadas a donar útiles escolares -también se piden zapatos, zapatillas y algunas indumentarias apropiadas- a quienes más las necesitan. No se ha descartado tampoco el uso del sistema del padrinazgo de alumnos.
Está claro que abundan demandas sociales que merecen un tratamiento especial, en situaciones que superan seguramente los planos declamatorios y que reclaman soluciones efectivas. Por ello es que resultan de enorme trascendencia las respuestas eficaces que puedan surgir frente a esos requerimientos, sean desde el Estado como las que se impulsan desde la sociedad.
Más allá de que sean las autoridades educativas de cada distrito las primeras responsables a la hora de garantiza el principio de igualdad de oportunidades para todos los alumnos, estas campañas de naturaleza privada, en la medida en que se vean rodeadas por las seguridades del caso, deben ser ponderadas ya que demuestran que la solidaridad no sólo es posible, sino que, además, puede convertirse en una práctica de incalculable valor social.
Unida a esa realidad económica y social, corresponde también instar a que en 2022 se normalice el dictado de clases y se abran de par en par las puertas de las escuelas, en especial para aquellos chicos que perdieron relación con las aulas.
Es vital que se cumpla con el calendario educativo previsto -los 190 días de clase, fijados como pauta-, en una medida que sería compatible con la necesidad imperiosa de normalizar la actividad escolar en todos sus niveles.
La excelencia de la escuela pública argentina se asentó no sólo en la formación continuada de millones de alumnos, sino, también, en la importancia que se le asignaba a las maestras y directoras de cada establecimiento, debidamente remuneradas y reconocidas como figuras gravitantes en la sociedad.
Es mucho lo que se le debe al sistema educativo y, en esa situación deficitaria y tan penosa, no parece mal que se empiece por ofrecerle a los chicos más humildes los útiles y demás elementos que necesitan, para poder formarse en las aulas como futuros ciudadanos.
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