Drogas: la Iglesia pide una ley de emergencia
Edición Impresa | 7 de Febrero de 2022 | 02:46

Los obispos de la Región Pastoral Buenos Aires se manifestaron “profundamente conmovidos con las muertes” de 24 jóvenes y adultos por consumir cocaína adulterada en el conurbano bonaerense, pidieron a las autoridades “que se ocupen de ir detrás de los mecanismos de corrupción que alimentan el narcotráfico” y llamaron a toda la sociedad a “trabajar fuertemente” en la prevención de las adicciones, a partir de la sanción de una ley de emergencia en el tema.
Con el título “No estás solo, lloremos juntos: la droga mata” en el que también instó a todos los sacerdotes a rezar en las misas de este fin semana por los fallecidos, sus familiares y quienes todavía se encuentran internados en grave estado de salud.
“La droga mata: no podemos permitirnos pasar por alto esta tragedia y tantas otras que transcurren todos los días”, aseveraron los obispos bonaerenses y ratificaron su posición en contra de la despenalización del consumo.
A partir de conocerse el fallecimiento de 24 jóvenes y adultos por el consumo de cocaína adulterada, que intoxicó, también, a más de 80 personas en distintos partidos de la zona noroeste y oeste del conurbano, la Iglesia afirmó que la adicción “clama pidiendo ayuda” y que “la drogodependencia se ha ido extendiendo, profundizando y complejizando”.
“Lloramos juntos con sus familiares y amigos por tanto dolor e impotencia, acompañamos tantas luchas con nuestra oración y cercanía”, añadieron.
Los obispos bonaerenses afirmaron que la adicción es una problemática “impostergable” que requiere “cuanto antes” de una Ley de Emergencia en Adicciones.
“No nos cansemos de pedir a las autoridades del Estado Nacional que se ocupen de ir detrás de los mecanismos de corrupción en todos sus niveles, que alimentan este circuito del narcotráfico”, aseveraron.
Alentaron, también, la creación de mayores espacios de contención e internación, donde “las familias más pobres puedan llevar a sus familiares adictos”, y llamaron a toda la sociedad a “trabajar juntos fuertemente” en la prevención de las adicciones, abriendo más capillas, clubes y colegios, y apoyando los Hogares de Cristo, espacios comunitarios “para la contención, sanación y reinserción social”.
“Los Derechos Humanos vulnerados nos tienen que conmover y movilizar: no podemos ser indiferentes, volvamos a conectarnos con los demás”, expresaron.
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