Los 4 indicios que serían clave para identificar el cadáver carbonizado
Edición Impresa | 28 de Marzo de 2022 | 03:25

El hallazgo de un cadáver calcinado a la vera de la Ruta 11, a la altura del Camino Real, en Berisso, continúa por estas horas bajo un halo de misterio.
Hasta el momento la Policía viene trabajando con distintas conjeturas que comenzarán a aclararse en las próximas horas a medida que se vayan conociendo los resultados de las distintas pericias ordenadas por la Justicia.
En este sentido, la investigación apunta a que el descarte del cuerpo que se hizo en el descampado de Berisso es el colofón de una serie de macabras acciones, que pudieron haberse realizado en al menos otros tres escenarios distintos.
En el primero de ellos, los investigadores sugieren que pudo haber habido un rapto. Así se desprende de las telas que fueron halladas en el interior de la boca y rodeando las muñecas de la víctima.
En el segundo, se proyecta que, una vez amordazada y maniatada, la persona fue conducida a otro lugar en donde fue sometida a una feroz golpiza que pudo haber provocado su muerte o un estado de inconsciencia irreversible.
En un tercer escenario, se calcula que la víctima, posiblemente sin vida o moribunda, fue rociada con una sustancia altamente inflamable como alcohol o nafta y, luego, prendida fuego.
Finalmente, se conjetura que después de esta secuencia, la víctima terminó siendo arrojada en ruta 11 y Camino Real.
Los investigadores fundamentan esta teoría en que, a simple vista, no se hallaron signos de combustión entre la maleza.
Esta construcción teórica se abona mucho más con el testimonio de habitantes de un sector aledaño, que aseguraron no recordar haber detectado algún comportamiento extraño en el ambiente como una columna de humo.
Es por ello que hay consenso en que el sometimiento del cuerpo a la destrucción del fuego ocurrió en un lugar distinto.
Pese a las suposiciones que rodean al caso, en lo que respecta al móvil los investigadores dan por descontado que se trató de un ajuste de cuentas.
Los tintes mafiosos y la saña con la que actuaron los responsables de este asesinato apuntan a que la víctima pudo “haberse quedado con un vuelto”, como se refieren en la jerga urbana al delincuente que le roba a otro de mayor jerarquía. La Policía conoce que este tipo de crímenes son cometidos por clanes delictivos tanto para castigar, como para utilizarlos como medida ejemplificadora para otros hampones.
En cuanto a la identidad del cadáver, se trabaja en torno a cuatro indicios. Por un lado, como indicó ayer este diario, se encuentran el arito y el tatuaje que tenía la víctima.
A estos elementos se unirá en las próximas horas el examen dentario, un estudio que resulta clave en casos de incineración.
Las piezas presentes y ausentes, su disposición y el material genético que haya podido quedar en las pulpas podrán ser determinantes para la identificación.
En cuanto al cuarto indicio, se espera que el registro de denuncias por averiguación de paradero pueda facilitar el proceso de identificación.
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