En buena hora se revió la medida y el rock no logró suspender las clases
Edición Impresa | 28 de Abril de 2022 | 02:21

En buena hora las autoridades educativas de la Provincia decidieron rever la decisión de suspender ayer las clases del turno tarde en cinco colegios ubicados en cercanías del Estadio Unico de La Plata, en una medida adoptada por la jefatura distrital del ministerio de Educación a raíz de que en horas de la noche se iba a desarrollar en ese escenario el recital de un grupo de rock.
Luego de dos años de no acudir a las aulas –con los dos cursos lectivos seriamente afectados por la cuarentena y las medidas oficiales de restricción de presencia- resultaba ciertamente sorpresivo y hasta desalentador que se cerraran las aulas para dar lugar a un recital artístico.
Cabe recordar que en horas previas y posteriores a los festivales artísticos –y ocurre lo mismo con los partidos de fútbol profesional- las zonas cercanas a los estadios suelen quedar virtualmente anuladas por los vallados que se colocan. Esto y el caos que ello causa en las inmediaciones volvió a quedar evidenciado ahora, en la primera presentación del conjunto La Renga realizada el sábado pasado.
Ya este diario había reflejado en ediciones anteriores los reclamos que, por diversos motivos, habían presentado los vecinos del Estadio. Suciedad y vómitos en las veredas, personas de ambos sexos que hicieron sus necesidades a cielo abierto en las afueras del Unico, proliferación de trapitos que cobraban 200 pesos para “cuidar” los autos, colocación arbitrara de parrilladas, imposibilidad de abrir los comercios de las inmediaciones por los vallados tendidos, entre otros caóticos trastornos.
A ese penoso panorama se le sumaba ayer el párate de las clases dispuesto por las autoridades educativas en el jardín de infantes 922, la escuela primaria 29, la secundaria 22, el Centro de Educación Física y la escuela de educación especial 538, ubicadas todas en cercanías del Estadio Único. Esa decisión causó el reclamo de padres y familiares de los miles de alumnos que no hubiesen podido asistir ayer a clases -de hecho muchos no mandaron a sus hijos a pesar del levantamiento de la medida-, en tanto que en este diario se reflejaron las protestas en diversos artículos publicados en la página web, dándose a uno de ellos el título de “No se puede suspender las clases por el rock”.
Más allá de las polémicas políticas suscitadas, que no abordan el problema de fondo sino que se mantienen en el conocido esquema de la atribución de responsabilidades al otro, lo que debiera quedar definitivamente en claro es que no se puede utilizar al sistema educativo –y más concretamente, a millones de niños- como variables para resolver problemas que corresponden a otras áreas de la vida pública.
La educación es prioritaria y no puede ser relegada bajo ninguna excusa. Las autoridades educativas cometieron un grave error cuando les informaron oficialmente a las cinco escuelas que la suspensión de clases se debía “al dispositivo de seguridad desplegado en la zona por el recital de La Renga”. Afortunadamente, a medio día de ayer la medida fue revocada y hubo clases en esos establecimientos.
Se sostuvo siempre en este diario que era preciso cumplir con los 190 días de clase efectivos dispuestos por las autoridades para este año y, en esa inteligencia, alentar toda medida que apunte a garantizar y a mejorar el servicio escolar, asegurándose la igualdad educativa. Desde hace mucho tiempo fueron diversas y crecientes las carencias del sistema educativo público, al que la cuarentena sumó para todos el lastre de más de dos ciclos lectivos sin clases presenciales. Retomar el vínculo perdido con sus colegios, con sus docentes y compañeros es vital para los millones de alumnos de nuestro país.
Es de esperar, entonces, que comiencen a mejorarse los niveles de rendimiento escolar que, antes de la pandemia y según los últimos resultados de las pruebas internacionales PISA casi la mitad de los adolescentes de 15 años no podía comprender un texto y 6 de cada 10 no sabían lo básico en Matemática. Sólo una educación de excelencia y sin intermitencias podrá allanar el camino de tantos chicos y adolescentes, inculcándoseles no sólo conocimientos, sino formándolos como futuros ciudadanos de bien.
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