Ocurrencias: una estrella que decidió apagarse
Edición Impresa | 8 de Mayo de 2022 | 02:44

Alejandro Castañeda
afcastab@gmail.com
El querer morir es una decisión cargada de desesperación y misterio. Y mucho más cuando la elige una celebridad. Al suicida siempre lo ha rozado un aura respetuosa. Alain Delon, una estrella dueña de una belleza escultural, le habría pedido ayuda a la eutanasia ahora que ese cuerpo -tan adorado- refleja un atroz desgaste y sufrimiento. Quiere marcharse para siempre de un mundo que lo colmó de éxitos y reconocimientos.
Así trascendió, aunque sus hijos se apuraron a desmentirlo. Se ve muy mal y no desea verse peor. Los signos del final lo convencieron de que lo mejor es poder terminar ya, antes que la agonía y la medicina acaben confinándolo a una horrenda subsistencia de pesares y dolores.
El suicidio goza de un raro prestigio en todas las culturas. “Hay mártires gozosos y suicidios patrióticos -dicen los románticos-. Y a partir de Werther, el aura fatalista lo incorpora por motivos amorosos o psicológicos, o por simple desesperación”. Lo de Delon es muy distinto: parece ser un suicidio meditado y decidido no por hastío de la vida sino, al contrario, por no poder vivirla. No va hacia una muerte gloriosa ni espectacular. Siente que la fama sobra, el cuerpo afloja y la angustia aprieta. Y que la medicina y la ley deberían reglamentar la cuestión para que cada uno, en medio de dolores insoportables, decida qué hacer con su existencia.
Siempre suena mal lo de condenar a la gente a vivir hasta que la muerte “natural” ponga fin a sus atroces padecimientos. Hay que respetar el “derecho a salir de este mundo”, tanto, como el “derecho a vivir”. Antes que el merodeo de la muerte lo vaya aniquilando, antes que ese cuerpo y esa alma se cansen de padecer, Delon parece preferir que la eutanasia le ponga el plano final a una trayectoria escénica que lo tuvo como una de las grandes estrellas que dio el cine, una súper figura que decidió, esta vez, que el cartel de “corten” no sea otra cosa que un despedida definitiva.
Fueron tantas las actrices que le amaron en las películas como mujeres que lo han adorado y lo adoran, lo mismo en los cines que en el salón de casa. Su carrera, abundante y exitosa, tuvo en Luchino Visconti, un gran director, refinado y grandilocuente, un maestro capaz de mostrarlo en dos papeles diametralmente opuestos ( “Rocco y sus hermanos” y “El Gatopardo”) para enseñar que su presencia y su sensibilidad podía lucirse por igual en suburbios y en palacios.
Lo que hacen los famosos forma parte de una trama que mezcla noticia, vida y espectáculo
Delon siente que la fama sobra, el cuerpo afloja y la angustia aprieta
Los ricos y famosos pueblan las revistas del corazón y mantienen un vínculo entrañable con sus admiradores. Son ejemplares fascinantes por los bienes que conquistan y gozan, pero también porque inevitablemente, como a todos, los ronda la tragedia y el sufrimiento. Delon, por supuesto, es uno de ellos: un fenómeno de taquilla y atracción ahora expuesto al escrutinio de cuestiones sensibles y a cargo de un ingrato papel que lo termina haciendo más humano.
La muerte es uno de los bocados más apetitoso y más vendedor del espectáculo. Ni la droga ni el sexo ni el éxito pueden lograr la atracción que logra el trágico final de una celebridad. La fama transforma en ejemplo y atracción cualquier cosa que le suceda a los que están bajo los reflectores. No es gente común, incluso ellos se ocupan en subrayar esa condición a cada paso. Lo que hacen y lo que deciden forma parte de una trama que mezcla noticia, vida y espectáculo. No tienen biografía, tienen destino.
Si llegara a ocurrir, habrá seguramente en torno a este acto fatal, abusos y morbo. ¿Cómo no esperarlos en un ambiente que cada vez potencia más el negocio de la sentimentalidad? ¿Cómo evitar, por otra parte, exagerar sobre los méritos y el martirio de un profesional que bregó para hacer valer sus indudables recursos y para repartir por el mundo, mientras pudo, su seducción y su gracia? Pero ahora es la muerte la que le pide ser coprotagonista de su último rodaje. Espera que, al final, este sacrificio ritual tenga la potencia de otra superproducción y afirme el camino de un mito que desde el más allá buscará ser leyenda y alcanzar la fama eterna. Delon, que abrazó tanto, desea que esta muerte elegida, sea la gran estrella que le dé el abrazo final.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE