Dichos de hombre asesinado en Quilmes en 2019 ayudan en caso narco

Efectivos de gendarmería y Prefectura desbarataron en los últimos días una operación narco en la que se intentaba traficar 1548 kilos de cocaína en un velero a España.   La investigación surgió de declaraciones que en 2018 hizo como "arrepentido" en otra causa el contador Diego Guastini (45), condenado por tráfico de divisas y sindicado lavador de dinero de grupos narcos, quien fue asesinado el 28 de octubre de 2019 por un sicario que lo atacó a tiros en el partido de Quilmes.

A dos años y casi ocho meses después del homicidio de Guastini, nada se sabe aún de los autores intelectuales y materiales, pero la victima aportó mucha información.

Guastini, contador público de profesión, declaró en varios expedientes como arrepentido y como testigo de identidad reservada. Era quien se encargaba de entrar a la Argentina valijas llenas de los dólares y euros que se pagaban en Europa por valiosos cargamentos de cocaína. Cobraba un porcentaje por sus servicios. También diseñaba la logística de dinero para lavar los millones que los narcos ganaban con las toneladas de cocaína que vendían.  

Antes de ser asesinado, Guastini estaba dispuesto y en condiciones de aportar información sobre otra importante causa de narcotráfico. “Diego estaba intentando presentarse a aportar pruebas en la causa "Leones Blancos", de la cual proveyó la información a policías para que se desarrolle el procedimiento y para robar mercadería; así las cosas, hace unos días llamó a policías y abogados para anticipar sus intenciones y buscar protección; debido a esta situación se ordenó [su] ejecución”, sostuvo un testigo de identidad reservada en ocasión de develar la trama detrás del operativo en el que habrían robado media tonelada de cocaína.

En ese expediente judicial está detenido con prisión preventiva el sargento de la policía bonaerense Adrián Baeta, un hombre que se vinculaba con Guastini.

Baeta fue una de las primeras personas en llegar a la escena del homicidio de Guastini. Era un hombre de confianza y amistad del contador.

De una computadora que se le secuestró a Baeta en el momento de ser detenido, después de haber estado prófugo más de cinco meses, se pudieron extraer varias vistas fotografías del cuerpo de Guastini –aparentemente tomadas minutos después del hecho– y fotos de su lápida. “Circunstancias que, sin lugar a dudas, deben ser investigadas con mayor profundidad”, sostuvieron los fiscales que investigan la ejecución del contador.

Además de su relación con las grandes narcos que operaban en la Argentina, el nombre de Guastini surgió en otra causa sin resolver: la desaparición del financista Hugo Díaz, que fue visto por última vez el 9 de marzo de 2015. Ese día había estado en la oficina de Guastini, en el tercer piso de Florida 520, en el microcentro porteño.

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