“Le mer estebe serene, serene estebe le mer”

Edición Impresa

Por IRENE BIANCHI

irenebeatrizbianchi@hotmail.com / @IRENEBIANCHI

- ¡Qué fresquete, chiques! Hoy no está para corpiño calado.

- ¿Qué dijiste, Adela?

- Corpiño calado. ¿No conocés el dicho? Es de nuestra época, Bety.

- Antes. ¿Qué dijiste antes?

- “Hola”, dije.

- No. Dijiste “Hola, chiquEs”. Te oí bien.

- Sí, ¿y qué? Quiero ser rebelde, como Axel.

- ¿El cantante?

- No, el otro. El que dijo que hablemos como queramos.

- Ah, por eso dijo “haiga” y “pudió” en un par de discursos. Muy coherente el señor. Recuerdo cuando admitió que se recibió sin haber leído un solo libro. No me jodas, amiga.

- AmiguE.

- A ver, vos Adela, ¿cómo te autopercibís?

- Como mina.

- Entonces sos amigA, no amiguE. Y se acabó la discusión.

- No peleen, chicas. ¿Se acuerdan de esa canción infantil: “La mar estaba serena …”, en la que jugábamos con las vocales.

- ¿Cómo olvidarla? “Le mer estebe serene, serene estebe le mer …”.

- Bueno. Ése es el origen del lenguaje inclusivo, parece. ¿O se dirá “perece”?

- Algunos lo llaman lenguaje “intrusivo”.

- La libertad es libre. Que cada cual lo use o no “a piacere”. Lo que me parece un disparate es que lo enseñen en las escuelas. Los chicos apenas pueden dibujar la “o” con un vaso, y lo único que falta es que los docentes pierdan tiempo con esta boludez.

- Yo aprendí a leer con el libro “Upa”. “Mamá me ama… Mamá amasa la masa”

- Ahora se diría: “Memé me eme. Memé emese le mese”

- Memes son lo que salieron en las redes a propósito del fallido de Alberto.

- ¿Cuál de ellos? Porque suelta media docena cada vez que habla.

- Cuando dijo “garganta profunda” en vez de “garganta poderosa”.

- Lo traicionó el subconsciente. Era una peli erótica, ¿no?

- Más porno que erótica. Sexo explícito. Del ’72. Imagínense el revuelo que provocó en su momento.

- Alberto también defendió el inclusivo. ¿O se dirá “inclusive”?

- ¡Sí!. ¡Lo escuché! Dijo: “No es un problema de idioma, es un problema de que todos se sientan interpelados. Todes se sientan interpelades.”

- ¡Mamma mía! Como si no hubiera otros problemas que resolver en este íspa, che.

- No es un país. Es un mal chiste.

- Te corrijo. No confundas al país con quienes lo vienen des- gobernando hace décadas. El mal chiste es la clase dirigente, en su más amplio espectro. El país es hermoso. No tiene la culpa, pobrecito.

- ¿Habrá alguna salida que no sea Ezeiza, amigas?

- ¿Se acuerdan lo que dijo Borges?

- ¿Que los peronistas no son buenos ni malos, sino incorregibles? ¡Qué gorilón!

- No. Otra frase memorable. “Tenemos el deber de la esperanza”.

- Me encantó. Me voy a hacer una remera con esa fórmula anti bajón.

- Entonces hoy brindemos por Jorge Luis: ¡Chin, chin!

 

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