Despertar violento: pesadilla en La Loma para una jubilada
Edición Impresa | 3 de Junio de 2022 | 02:05

Nuevamente el barrio La Loma fue escenario de un episodio delictivo. Ahora se produjo en una vivienda donde, en la madrugada de ayer, descansaban una mujer de 85 años y su cuidadora, de 63.
Como viene sucediendo cada vez con mayor frecuencia en las últimas semanas, los ladrones eligieron la tranquilidad de la noche para cometer su ataque y sin testigos que pudieran delatarlos.
El hecho tuvo lugar en un domicilio de 17 entre 33 y 34, hasta donde llegaron dos desconocidos, cuyas edades no pudieron ser precisadas por el estado de nerviosismo de las víctimas.
Por estas horas se investiga por qué sector de la propiedad los asaltantes lograron vulnerar su seguridad.
AMENAZAS, MIEDO Y ROBO
Una calificada fuente vinculada al caso indicó que el asalto se registró poco antes de las cinco de la mañana.
Los mismos voceros también refirieron que los intrusos rápidamente accedieron a la habitación donde dormía la jubilada, de nacionalidad italiana, y al dormitorio donde descansaba su empleada, nativa de Perú.
Por lo que afirmaron los informantes, ambos delincuentes colmaron de miedo a las víctimas con fuertes amenazas, aunque se aseguró que en ningún momento sacaron a relucir algún tipo de arma.
Con ambas mujeres presas del terror, los autores del golpe se abocaron a revisar cajoneras, placares y cada recoveco de la finca.
Como suele suceder en estos episodios, buscaban dinero en efectivo, especialmente dólares, joyas y otras pertenencias de valor.
Fue al cabo de permanecer un buen rato en el lugar que, de acuerdo al reporte oficial, lograron apoderarse de una cantidad de plata no precisada, algunas alhajas de oro, un televisor y un teléfono celular.
Luego, amparados en la desolación en las calles y en la oscuridad reinante en el barrio, emprendieron la retirada.
En tal sentido, ahora se busca establecer (con el aporte de las cámaras) si escaparon en algún rodado que dejaron en las inmediaciones, si los esperaba algún cómplice o si lo hicieron caminando con el botín a cuestas.
Se supo que, a pesar del llamado telefónico que se hizo a la central 911 para alertar sobre lo ocurrido, cuando llegaron más tarde móviles policiales a la escena, de los delincuentes no se encontraron rastros.
Asimismo, se consignó que ambas mujeres sufrieron un agudo cuadro de nervios, por la tensión vivida.
Se les brindó atención psicológica y, finalmente, no fue necesario su traslado a un centro asistencial.
En tanto, el mismo informante señaló que las víctimas desistieron de radicar la denuncia por lo sucedido.
Igualmente, en la comisaría cuarta se iniciaron actuaciones de oficio, caratuladas como “robo calificado”, con intervención de la UFI Nº 9 de Autores Ignorados de La Plata.
Durante la jornada de ayer, se indicó, efectivos de calle de la citada seccional se presentaron en la cuadra del asalto para hacer un relevamiento sobre los equipos de monitoreo.
Se aguarda ahora que alguno de esos dispositivos haya filmado a los dos ladrones para intentar identificarlos y orientar su búsqueda.
“NO SE AGUANTA MÁS”
Cabe recordar que, ya en febrero último, vecinos de La Loma, profundamente indignados por reiterados hechos delictivos padecidos en la zona desde el año pasado, afirmaron que la situación “no se aguanta más”.
Y recientemente, en la edición del 12 de mayo, se reflejó un escruche sufrido por un hombre que antes había salido de su vivienda en 25 y 36.
Los delincuentes causaron graves daños en la puerta de entrada y en el interior del inmueble revisaron diversos ambientes, para finalmente darse a la fuga con dos televisores y una computadora portátil.
Por otra parte, el 1º de marzo pasado un ladrón sustrajo una camioneta Ford F 100 -perteneciente al dueño de una verdulería- a pocas cuadras de allí, en la zona de 35 y 22.
Se informó entonces que después de haber atendido a su clientela toda la mañana, el comerciante almorzó con su familia y a las 5 de la tarde quiso salir a dar un paseo.
La idea era ir a la casa de un familiar y compartir unos mates.
Sin embargo, para “no ir con las manos vacías”, pasó por una panadería cercana para comprar unas facturas y, al salir de su vivienda, el vehículo había desaparecido.
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