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Juan Carlos Delorenzo: “La UNLP ya no es la Universidad de la Reforma”

Ingeniero Hidráulico de profesión, el “Chino” supo ser un estudiante inquieto y un dirigente universitario “de los de antes”, acompañando, también como profesor, casi siete décadas de vivencias en los claustros

Juan Carlos Delorenzo: “La UNLP ya no es la Universidad de la Reforma”

Juan Carlos delorenzo, en su casa, durante la charla con el dia / Sebastián casali

Ricardo Castellani

Ricardo Castellani
rcastellani@eldia.com

21 de Agosto de 2022 | 03:06
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Ya en el año 1953, cuando tenía tan solo 16 años -hoy está a punto de cumplir los 85- el por entonces alumno secundario del Colegio Nacional Juan Carlos Delorenzo mostraba su estirpe de estudiante inquieto. Era miembro del Centro de Estudiantes Democráticos, cursaba el cuarto año del bachillerato, y en el Colegio se decidió un paro de estudiantes, “lo que, para aquellos tiempos, era un hecho gravísimo”, dice. Los “cabecillas” de la medida eran 9 estudiantes entre los que, por supuesto, estaba el futuro Ingeniero Juan Carlos Delorenzo.

“En esa época no se podía hacer nada, y era inaudito que unos alumnos secundarios organizaran un paro -ríe Juan Carlos, al que todos conocen como el “Chino”- pero lo hicimos. Me acuerdo de algunos compañeros de aquella revuelta como César Muñoz, Juan José Chiape, el que luego sería el arquitecto Leni, yo y otros cinco alumnos más. El fin del chiste fue que terminamos todos presos. A mí me tuvieron 24 horas en el Centro de Orden Público, que estaba en la calle 46 entre 3 y 4, y después otras 72 horas en la Policía Federal de 14 y 48. Mi papá, que había sido dirigente universitario reformista, nunca me dijo nada y se abocó a sacarme como fuera. Al final, me terminó sacando un abogado, nada menos que Ricardo Balbín”.

Aquel antecedente no calmaría para nada los bríos del joven alumno, y al año siguiente, en 1954 y ya con 17 años, protagonizaría otro incidente que le costaría nada más y nada menos que la expulsión lisa y llana del colegio.

“Yo era buen estudiante -apunta el ingeniero- y en una clase de Geografía Económica el tema era el petróleo, algo que a mí me interesaba mucho. Y fue en esa clase en que el profesor me preguntó cuáles eran las refinerías más importantes del país. Yo contesté que eran la de Comodoro Rivadavia y la de La Plata, lo que era correcto. Pero el profesor me dijo que estaba mal, que esas refinerías eran las de Presidente Perón, que era como le habían puesto a Comodoro Rivadavia, y de Ciudad Eva Perón, como se nombraba a La Plata. Ahí se inició una discusión interminable, y el resultado fue que me expulsaron, no por el incidente en sí, según dijeron, sino que me buscaron faltas, amonestaciones, y me echaron. En esa oportunidad papá tampoco dijo nada, me anotó en el Colegio Nacional de 25 de Mayo, donde él tenía un estudio de Ingeniería, y allí pude terminar el secundario”.

Aquellas serían apenas muestras mínimas de lo que sería la vida de un testigo y protagonista de una buena parte de la historia de la Universidad Nacional de La Plata, de la que fue alumno; Presidente del Centro de Estudiantes de Ingeniería; Presidente de la Federación Universitaria (FULP); egresado como Ingeniero Hidráulico y Civil; miembro del Consejo Superior; y profesor en las facultades de Ingeniería y Agronomía. “Quien haya sido alumno, egresado y docente, ‘es la Universidad’, de nadie más”, afirma tajante.

LA UNIVERSIDAD DE AYER Y DE HOY

Hijo del también ingeniero Juan Carlos Delorenzo y de la farmacéutica Rosa Rudi, Juan Carlos hijo nació el 30 de agosto de 1937, vivió en la casa paterna de 11 y 61, y cursó su escuela primaria en la N° 4 de 12 y 60, y después lo dicho, en el Colegio Nacional y la Facultad de Ingeniería.

“De chico me gustaba Ingeniería -cuenta- y en aquellos tiempos ni bien te anotabas en la facultad te invitaban al Centro de Estudiantes, y muy pocos no participaban, diría que el 80 por ciento del alumnado se integraba al Centro. Yo enseguida empecé a trabajar con la Agrupación Liberal Universitaria (ALU) del Centro de Estudiantes de Ingeniería de La Plata (CEILP), que competía electoralmente contra “Insurrexit”, que era una agrupación de izquierda, y ALU ganó siempre hasta el año 1966. Nosotros levantábamos las banderas de preservar y ampliar los derechos de los estudiantes en la República de los Estudiantes, que era la Universidad Nacional Autónoma y Laica, la Universidad de la Reforma. ALU significaba para nosotros la Reforma y la Libertad, la libertad del Hombre. Ese era su espíritu, el de luchar en una confrontación democrática para lograr una Universidad autónoma, en definitiva, la Universidad de la Reforma”.

“Nosotros luchábamos a favor de la Universidad estatal contra las privadas”

Apasionado de la vida universitaria, el ingeniero Delorenzo es un testigo privilegiado de los aconteceres de la UNLP desde la década del 50 hasta el presente, aunque su mirada incluye todavía muchos años atrás.

“Desde el año 1930 hasta 1955, la Universidad tuvo muchos avatares, y fue intervenida varias veces. También, desde el 45 al 55, los profesores eran nombrados por el Poder Ejecutivo Nacional, lo que era claramente antireformista, como también lo era, por ejemplo, que en el Colegio Nacional se enseñara religión”.

Delorenzo tiene una mirada personal sobre lo que sucede hoy en “su” Universidad.

“Hoy ya no es la Universidad de la Reforma -asegura- hay un manejo muy burocrático, se modifican estatutos, hay escasos o nulos concursos, y también es muy baja la participación de los alumnos. Del mismo modo, también hay una participación activa de los partidos políticos, que influyen en la vida institucional de la Universidad. En definitiva, observo muy poco conocimiento de los conceptos de la Universidad Reformista”.

ALUMNOS, PROFESORES, DIRIGENTES Y REVUELTAS

Profesor adjunto de la cátedra Máquinas Hidráulicas y Aprovechamiento Hidroeléctrico durante muchos años, en su larga vida universitaria el ingeniero Delorenzo recuerda con especial cariño a los compañeros, profesores y dirigentes que más lo marcaron.

“De la Universidad Nacional de La Plata han egresado profesionales notables -señala- y nombrarlos ocuparía una lista interminable. Solo de mi facultad podría nombrar al Ingeniero Julio César Fosatti, quien fue vicegobernador de la provincia de Jujuy; el ingeniero Luis Lima, que fue presidente de la Universidad; o el ingeniero Víctor Kraiselburd, que también fue presidente del Centro de Estudiantes. Pero también debería nombrar a Raúl Alfredo Pessaq o al doctor Angel Plastino, un físico notable, que también fueron presidentes de la Universidad”.

“Percibo que los estudiantes actuales en general tienen poca preocupación por la institución”

“En lo que hace a egresados notables -agrega- no puede dejar de mencionarse al físico David Grinfeld o al doctor René Favaloro, pero mi memoria es muy injusta, porque hay muchísimos más. Y en cuanto a los profesores que más me impactaron, están Loedel Palumbo, que fue decano de la facultad de Ingeniería; los ingenieros Diego Cotta, Laghman, Moretto, Alberto Gray... Uff, la lista se hace interminable”.

También aquellos alumnos de su época, sostiene, eran muy distintos a los de hoy.

“Yo percibo que los estudiantes actuales -dice- en general tienen poca preocupación por la institución en sí. Por ejemplo no tienen claro qué es la autonomía universitaria. Yo entiendo que en las agrupaciones no debería haber partidos políticos involucrados, porque las ideas y los conceptos deben ir de la Universidad a los partidos, y no al revés. La Universidad no debe tener una verdad revelada, la verdad debe ser científica o artística, y lo que hoy es verdad mañana puede dejar de serlo”.

“La Universidad no debe tener una verdad revelada, la verdad debe ser científica o artística”

Casado con María Susana Quiroga, Juan Carlos es padre de dos hijos, Juan Leandro (50), abogado, y Carlos Maximiliano (48), ingeniero. Y mirando por el espejo retrovisor, este ingeniero que en días celebrará su cumpleaños número 85, evoca aquellos tiempos de militancia universitaria, cuando la calle 7 se transformaba en un escenario que era campo de las protestas.

“En aquellos tiempos -recuerda- estaba absolutamente prohibido hacer actos o publicaciones. Entonces nosotros nos dispersábamos por la calle 7, detrás de árboles o confiterías, y ante una señal ya acordada irrumpíamos al grito de “Viva la Federación Universitaria de La Plata”, y se armaban unos desparramos tremendos, porque enseguida se hacía presente la policía. Se llegaban a juntar más de mil personas, y había un mito que decía que los estudiantes tirábamos bolitas para que rodaran los caballos de la montada. Pero la verdad es que, y puedo asegurar que yo estaba en todas esas intervenciones, a eso de las bolitas lo vi una sola vez”.

“ALU significaba para nosotros la Reforma y la Libertad, la libertad del Hombre”

Otro de los episodios que el ingeniero Delorenzo recuerda de sus años de militancia, es cuando le tocaba ser orador en actos multitudinarios.

“Nosotros luchábamos a favor de la Universidad estatal contra las privadas y hacíamos actos que convocaban multitudes, y una vez me tocó ser orador frente a 15.000 personas, y en otro terminamos en la Plaza de los dos Congresos, en capital federal, donde terminaron hablando Risieri Frondizi y Alfredo Palacios”.

Un episodio más reciente, en tanto, tuvo como protagonista al ingeniero De Lorenzo cuando se hizo presente en el Rectorado de la Universidad para solicitar ver el diploma de egresada de la actual vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

“Es obligación de la Universidad dar a conocer los títulos de sus egresados - dice- pero a mí, que creo que también soy parte de la Universidad, nunca me lo mostraron”.

 

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Delorenzo, en una visita a la redacción de el dia décadas atrás / el dia

Delorenzo, al recibir el título de ingeniero

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