Isabel II, la reina del estilo monarca

Los y las principales líderes mundiales la respetaron. Asumió desde muy joven y ha sabido llevar el estilo a otro nivel, en los sectores más conservadores de la política mundial

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El pasado jueves 8 de septiembre falleció en Balmoral a los 96 años la reina Isabel II. Se mantuvo durante setenta años frente a la corona, luego de la muerte de su padre, el Rey Jorge VI. Tenía 25 años cuando se enfrentó a la tarea que la retuvo al mando hasta el último día de su vida.

La historia, los hechos políticos y sus protagonistas quedaron marcados por su intervención. A pesar de todo, nunca dejó de pensar en cada detalle para pararse frente a su pueblo. Esa será una referencia histórica de la que pocos se olvidarán.

Entre esos detalles estaba su vestuario, tan o mejor pensado que cada palabra que saldría de su boca. Cada prendedor que lució sobre su corazón tenía una razón de ser el elegido. Cada color transmitía un mensaje y ella, como reina del Reino Unido, lo manejaba mejor que nadie.

Por eso, así como sus decisiones y actos políticos, hay vestidos y trajes que el mundo no podrá olvidar. Desde el casamiento de su primer hijo, ahora el rey Carlos III con la madre de sus nietos, Diana Spencer, pasando por la primera aparición durante la pandemia o la última vez que se la vio en público, el día en que la nueva Primera Ministra del Reino Unido, Elizabeth Truss, se presentó oficialmente.

Son imágenes que quedarán en el inconsciente colectivo para los amantes de la moda, para su pueblo y para sus seguidores.

Por empezar, con todo el torbellino de la época y su labor oficial ya en marcha desde temprana edad, una de las apariciones que más marcó el inicio de Isabel II como monarca fue su vestuario de casamiento. Enamoradísimos con el príncipe Felipe de Edimburgo, darían el sí en un lugar tradicional y acompañados de los íntimos, dentro del protocolo.

El día elegido fue un 20 de noviembre de 1947 nada menos que en la abadía de Westminster, un lugar que luego sería emblemático para la pareja. Diseñado por Norman Hartnell, quien se ganó su confianza con el próximo paso, el vestido tenía hombros marcados con un escote en forma de corazón y las mangas firmes.

Fueron varios los artistas del diseño para su espectacular terminación. Se le añadieron más de diez mil perlas, lentejuelas e incrustaciones de cristal bordadas cuidadosamente, que formaban líneas similares al cuadro de Botticelli, La Primavera.

Tras la muerte de su padre, el rey Jorge VI, rápidamente Isabel II debe asumir en el trono ya que no se puede estar muchas horas sin una autoridad real. La fecha fue un 2 de junio de 1953. Para esta ocasión tan significativa, Norman Hartnell fue nuevamente elegido.

Optó por un vestido de tela de seda que reflejaba las insignias florales de los países que integraban la Commonwealth en esos momentos, todos ellos bordados detalladamente y con horas y horas de dedicación. Contaba con una capa de terciopelo emblemática como la imagen más recordada, llevando sobre ella la Corona de San Eduardo. Los zapatos de taco con detalles de rubíes y una flor de lis en piel dorada acompañaron el traje que luego pasaría a ser una colección de museo.

El casamiento del entonces príncipe Carlos y Lady Di fue de los más espectaculares que haya presenciado el mundo, tomando dimensión del poco avance de la tecnología en aquellos años. Fue un 29 de julio de 1981 con más de tres mil invitados y 750 millones de espectadores por la pantalla chica.

La monarca eligió un vestido color turquesa, jugado para la época y los colores favoritos para la realeza del mundo, con mangas tipo francesas, un plisado al cuerpo y guantes blancos.

Para continuar con la línea de las uniones maritales familiares, de las que se podrían considerar recientes está el casamiento del príncipe William y Kate Middleton. La fiesta previa fue un 28 de abril de hace once años, a la que al día siguiente la precedió la boda oficial.

La reina Isabel II marcó un hito en la historia de la moda dentro de la monarquía

En la primera ocasión, la madre del príncipe Carlos eligió un imponente vestido azul con detalles dorados, a tono con los zapatos y el bolso de mano. Horas más tarde, en la unión de los duques de Cambridge, el amarillo fue el gran protagonista del conjunto de la reina. Con tonos en blanco y colores pasteles pero siempre con el amarillo central, resaltó como siempre.

La Apertura del Parlamento nunca fue un evento más para la realeza y de eso, Isabel II, no tenía dudas. Por ello, en cada nueva ocasión desplegaba la elegancia y la inteligencia propia para impactar en su pueblo. Este año, que a partir de ahora pasará a la historia británica, el elegido fue un vestido de gala en color dorado imponente con una piel de zorro y telas en color crudo, que lo concluyó nada menos que con la corona de diamantes que se creó especialmente para la coronación de su padre, en 1820.

Durante la pandemia, una de las más cercanas nietas a la monarca revivió un vestido que había sido de gran importancia en su vida política y personal. Beatriz de York contrajo nupcias con el vestido que su abuela utilizó, entre otros, en la Apertura del Parlamento de 1966.

 

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