Tras fumarse la “Pipo de la paz”, el Bosque fue una fiesta y los hinchas se fueron felices
Edición Impresa | 16 de Septiembre de 2022 | 05:07
Por WALTER EPISCOPO
Horario polémico el de las 21:30. El partido termina muy tarde y al otro día la mayoría tiene que madrugar. Pero a la vez da tiempo para terminar la tarde con las obligaciones, y empezar a preparar el ritual futbolero, a ponerse el “uniforme” de cancha y enfilar para el Bosque. Ya al abochecer, los puestos de chory y bondiola estuvieron colmados.
Pero poco importó que sea un día de semana, en un horario incómodo o tener que apurar el paso para salir antes del trabajo o la facu. El tema era estar lo antes posible en el “Juan Carmelo Zerillo” para empezar a alentar al Lobo y hacerle el aguante en este momento.
Desde temprano, empezar a charlar con los amigos de la tribuna o la platea, lo que viene siendo este torneo, pensar en el partido de los tucumanos a la misma hora y tratar de que el equipo se recuperara.
La gente fue llegando al Estadio ilusionada con ver al equipo ganar para seguir entreverado en la pelea. Algunos caminando desde 1 y 60; también otros por la Avenida Pereyra Iraola, donde desde temprano también muchos se quedaron cantando y calentando las gargantas alrededor del Monumento.
Las banderas colocadas en el alambre le empezaron a dar clima al partido, y de a poco el pueblo fue diciendo presente. “Vamos Gimnasia, que tenemos que ganar, esta hinchada no te deja de alentar”, cantaba y saltaba la gente.
Un recibimiento impresionante con humo azul y blanco, mucho colorido y los cantitos de la gente gritando por el equipo de Pipo. El “Lobito” que volvió a salir al campo de juego y se transformó en todo un personaje saludando a los protagonistas. Las banderas dentro del campo de juego también...
Después de jornadas turbulentas por declaracions cruzadas, parece haber vuelto la paz entre las partes y el Triperío que una vez más no dejó espacio sin ocupar, agradecido por esto. Hubo ovaciones, aplausos en la previa y luego la tensión del partido, y con la cabeza puesta también en lo que pasaba en Tucumán con Atlético y Talleres de Córdoba.
“Hola Basurero, aca está de nuevo, te saluda la banda de Fierro...”, se cantaba desde la cabecera del Bosque, y al rato también se escuchó el pedido, “hoy hay que ganar, hoy hay que ganar Basurero...”; en otro momento también el ya clásico, “los Triperos, y vamos los Triperos, y vamos los Triperos...”.
Partido frenético, jugado con intensidad, con los hinchas empujando y el equipo de Pipo buscando por arriba, por abajo, por un costado, por el otro. No faltó el aplauso para Gorosito, para Madelón (aquel DT de la salvación contra Rafaela), y el recuerdo para Diego Maradona.
El primer tiempo dejó sabor a poco y esa pelota tremenda que sacó Medina volando contra el poste derecho. Para ese entonces los tucumanos perdían 1-0.
En el complemento los corazones se aceleraron con goles espectaculares. Primero de Ramón Sosa, y enseguida de Nicolás Colazo. Y el Bosque volvió a ser una verdadera fiesta.
La gente se fue cantando y más ilusionada que nunca.
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