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Cine Migrante: el festival muta para ir de la pantalla a la experiencia

En su edición número 13, el evento acompaña sus películas con una serie de hechos artísticos que acompañan cada proyección

Cine Migrante: el festival muta para ir de la pantalla a la experiencia

“La herencia”, de Ephraim Asili

22 de Septiembre de 2022 | 05:32
Edición impresa

El Festival Internacional CineMigrante inicia desde mañana su edición número 13, una edición donde muta y transforma de un festival de cine tradicional a una propuesta que apunta ofrecer al público tres experiencias que entrecruzan el cine, la construcción de conocimiento colectivo, la poesía, y las experiencias performáticas.

Con el título “Un gesto, un devenir en fuga”, cada una de las experiencias (gestos) tendrá, además de la proyección de una película, un fuera de campo que implicará la creación de un espacio colectivo y comunitario, compartiendo lecturas, intervenciones sonoras, y una comida en común. Una propuesta distinta. Ampliada.

“Hace bastante tiempo que venimos reflexionando sobre la necesidad de hacer eco a algo que es evidente: el límite concreto del mundo”, explica Flor Mazzadi, directora del festival, la mutación del evento. En diálogo con EL DIA, explica cómo el mundo, en estas condiciones de explotación, asoma cercano a su final, y “en ese sentido hay algo que para nosotras es sumamente importante: el mercado del arte es uno de los que promueve esa reproducción ilimitada de mercancías, por el simple hecho de la reproducción ilimitada”.

En catorce años de festival, los cruces entre los problemas de migración, el trabajo, la explotación del mundo y la colonización de la modernidad han quedado claros, y, dice Mazzadi, “no podemos seguir diciendo una cosa y haciendo otra”: se imponía, entonces, “una reflexión en torno al dispositivo cinematográfico”, un dispositivo, analiza, “creado al calor de la modernidad, al calor de la imposición de un tipo de mundo, que inicia su manera de entender la vida a través de la esclavitud, la conquista, la colonización”

“El cine es parte”, lanza. Y afirma que asistimos a su tragedia: “En un mundo atravesado por la producción de imágenes, entendemos que es lo mismo mirar una película en una plataforma que en el cine. Y no es lo mismo, el cine evoca otra experiencia: la conformación de una comunidad, en el espacio donde se observa y en su hacer”.

En ese sentido, el festival promueve una experiencia en la que el espectador “no consume una película como quien consume un pochoclo”. Una experiencia “invendible”, diferente a las experiencias que propone la industria para que el cine sobreviva (el 3D, el 4D): una experiencia donde “todos ponemos algo ahí de nosotros”, con el fin de “convertirnos en un territorio que pueda conformar una experiencia de sentido, que pueda transformar algunas prácticas cotidianas. Y eso también implica un compromiso de parte del público: es un momento en el que colectivamente pensamos a través de las películas y sentimos a través de los pensamientos”.

LA PROGRAMACION

La programación de este año es en todos esos sentidos más acotada, curada para componer experiencias particulares en lugar de ser una serie de proyecciones con el estilo desaforado de los festivales internacionales.

El primer gesto incluye la proyección de “La herencia”, de Ephraim Asili, además de una lectura performática y una cena comunitaria en el cierre. El segundo gesto gira en torno a la proyección de “Claudette’s Star”, de Ayo Akingbade, “American Hunger”, de Asili, “Here is the imagination of the black radical”, de Rhea Storr, y “Tonalli”, del Colectivo Los Ingrávidos; y la experiencia incluye un desfile de carnaval y la cena comunitaria de cada gesto.

La tercera experiencia incluye la proyección de “Mangove School”, de Filipa Cesar y Sonia Vaz Borges, “El cuervo, la fosa y la yegua”, de Beatriz Santiago Muñoz, desfiles, intervenciones y cena.

La última experiencia, que se desarrolla en el CCK, se trata de una curaduría conformada por cuatro programas, la proyección de un corpus de cortometrajes de Indonesia, Corea del Sur, EEUU, Irán y Canadá que lleva por título Fabulaciones especulativas, susurro (trans)generacionales, y que se combinan con otros gestos.

CineMigrante se desarrollará desde mañana al 29 de septiembre, en tres espacios: Planta Inclán ubicada en Parque Patricios, El Cultural San Martín y el Centro Cultural Kirchner, marcando el regreso a la plena presencialidad del evento. Siempre, con entrada gratuita.

 

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