Diez minutos a puro terror: padre e hijo la pasaron muy mal en Berisso

Sucedió en 10 (ex 67) entre 122 y 122 bis. Tres ladrones encapuchados saltaron un paredón lateral de la finca, donde redujeron a las víctimas. En medio de amenazas, hubo un simulacro de fusilamiento. Les robaron $150 mil

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Como en cada jornada laboral, un hombre de 64 años y su hijo de 37, vecinos del barrio Villa Progreso de Berisso, se preparan muy temprano por la mañana para ir a trabajar a la Delegación Municipal. Y eso estaban por hacer este miércoles después del desayuno.

Sin embargo, instantes antes de que emprendieran viaje, el dueño de la vivienda, ubicada en la calle 10 (ex 67) entre 122 y 122 bis, salió al fondo del inmueble y se topó con la inesperada presencia de varios intrusos armados.

Según su relato, se trataba de tres jóvenes encapuchados, a los que vio cuando saltaban el paredón perimetral, al menos uno de ellos con un arma de fuego.

Comenzaba así un asalto cargado de tensión, no solo para el titular de la finca, sino también para su hijo, que al escuchar gritar a su padre y, distintas voces, salió de la casa hacia el exterior.

“QUEDATE QUIETO”

En la tarde de ayer, en el mismo sector de la propiedad en que se consumó el atraco, Rubén Eduardo Herpo y su hijo, Eduardo Alejandro Herpo, relataron a EL DIA cómo transcurrió el único episodio de inseguridad que sufrieron desde que la familia se radicó allí en la década del ´80.

Rubén, todavía emocionalmente afectado por el angustiante episodio de inseguridad, precisó de todos modos que “fue a las seis de la mañana de este miércoles, cuando ni bien salí del baño que tenemos en el patio, saltaron tres jóvenes desde la calle el paredón que comunica con el fondo. Y enseguida me apuntaron y me exigieron `quedate quieto´. No entendía nada, pero tampoco era cuestión de hacerme el guapo y resistirme”.

En ese instante de sorpresa y conmoción, en que hubo gritos cruzados, Eduardo se percató de que algo extraño sucedía en el patio descubierto. Y salió para saber qué le pasaba a su padre.

Ahí tuvo frente a sus ojos una escena, que lo espantó: la banda tenía encañonado a su padre, a quien no cesaban de exigirle la entrega de dinero.

Rubén contó que fue uno de los momentos más difíciles que se dieron en los aproximadamente 10 minutos que duró el asalto.

Explicó al respecto que “apenas vieron a mi hijo, le apuntaron y enseguida le ordenaron que se tirara al piso”.

De esa manera, el grupo violento siguió con el control absoluto de la situación. Y aprovechó esa circunstancia para redoblar su apuesta delictiva.

En tal sentido, Rubén reveló que “uno de los asaltantes comenzó a arengar al que tenía el arma de fuego y decía `tirale, tirale´ para que baleara a Eduardo”.

“Ahí me desesperé. No sé si era un arma de verdad o una réplica, pero tampoco quise correr riesgos, porque estaba en juego la vida de mi hijo”, remarcó.

Enseguida intentó tranquilizar a la banda, diciéndole que iba a entregar todo el dinero que había en la vivienda.

“Solo les pedí que no le hicieran nada a mi hijo”, enfatizó Rubén.

De inmediato, informó que “fui con uno de los delincuentes hasta mi dormitorio y de la mesita de luz saqué los 150.000 pesos que quedaban de los haberes que cobramos hace algo más de una semana”.

“Recién ahí se calmaron, se ve que quedaron conformes con el monto y no les importó robar ninguna otra cosa”, reflejó el hombre.

“VIVIMOS MUCHA ADRENALINA”

Mientras su padre charlaba con este diario, a su lado, en silencio, Eduardo escuchaba atentamente cada detalle del horrible momento que afrontaron juntos.

Sin embargo, cuando Rubén recordó el momento en que su hijo fue obligado a tirarse al suelo en el fondo de la vivienda, Eduardo también dijo lo suyo.

Fue para expresar lo duro que resultó ser apuntando con un arma de fuego por uno de los delincuentes y a pocos centímetros de distancia.

“Me puse muy nervioso, por instantes pensé que podrían llegar a dispararme. Parecía que amenazaban en serio con pegarme un tiro. La verdad es que vivimos un momento de mucha adrenalina”, admitió.

Ambos, padre e hijo, señalaron que una vez que tuvieron el dinero en su poder, el trío de ladrones apuró la fuga y lo hizo “saltando nuevamente el paredón, pero esta vez hacia la calle”.

Asimismo, Rubén mencionó que “cuando hicimos la denuncia en el destacamento de Villa Progreso, la Policía nos consultó si tenemos cámaras de seguridad. Pero al menos en casa no hay”.

“Lo que tendré que hacer es levantar el paredón lateral”, cerró resignado.

 

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