Salud: la calidad de vida, el desvelo que desplaza a la longevidad

Ante la incertidumbre, las personas quieren transitar mejor su día a día, en lugar de obsesionarse con vivir muchísimos años. Cuáles son las preferencias y cómo optimizar las experiencias

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Por mucho tiempo, el deseo de los adultos mayores -de algunas generaciones anteriores- era encontrar la “fuente de la juventud”. En realidad, en la esencia del ser humano está la búsqueda de la “inmortalidad”, pero como se sabe imposible, se da en el marco de lo existencial. Sin embargo, muchas personas retiradas de sus actividades laborales en La Plata y la Región, actualmente, intentan mejorar la calidad de vida, en vez de “alargarla”.

Los tiempos cambian, al igual que las vivencias de los platenses y vecinos de la zona en las últimas décadas. Mientras que aquellos inmigrantes que habitaron la Capital provincial valoraban la mayor cantidad de tiempo a disposición de sus familias, ahora algunos abuelos prefieren optimizar su salud.

De este modo, el deseo de vivir más tiempo quedó en otro plano o para ciertas personas que, por cuestiones genéticas, físicas, psíquicas y demás, pueden transitar este camino por más tiempo que otras personas. En efecto, cada vez más especialistas de la Región manifiestan esta temática que se hace carne en los consultorios.

Las personas mayores prefieren mejorar su salud, antes que extender el tiempo de vida / Freepik

Lo más llamativo es cuál será el impacto cultural de lo que se especificó: si en los últimos años, los jubilados celebraban con más alegrías vivir más años, ¿qué sucederá ahora que algunos mayores prefieren mejorar su calidad de vida antes que “extenderla”?

¿QUÉ SUCEDE?

“Doctor, no sé si llegaré a los 80 años. Solo quiero estar bien durante el tiempo que me queda”, le repitió un abuelo platense a su médico clínico, que le preguntó hasta qué edad le gustaría vivir. La consulta no fue osada: algunos profesionales de la salud observan que las personas no aspiran a la longevidad, sino que prefieren mejorar su actualidad.

 

Ya las personas no aspiran a la longevidad, sino que prefieren mejorar su actualidad

 

A nivel mundial, cuando se indaga a los ciudadanos de distintos países centrales, sobre todo a los estadounidenses, sobre sus aspiraciones en términos de salud a largo plazo, se revela un patrón sorprendente: rara vez mencionan el deseo de la longevidad. En su lugar, al igual que lo que se expuso en el párrafo anterior, expresan su anhelo de envejecer sin tener que depender de nadie, también desean dejar de padecer dolores y molestias, y aspiran a mejorar la fuerza física y mental para disfrutar de ver a sus nietos. Este contraste entre la percepción pública y la realidad plantea preguntas fundamentales sobre el enfoque que se debe adoptar en relación con la salud y la longevidad.

El proceso de envejecimiento es inevitable, pero la forma en que enfrentamos y aceptamos esta etapa de la vida puede marcar una gran diferencia en nuestra calidad de vida. A menudo, el concepto de la vejez se asocia con negatividad, pero los expertos argumentan que no tiene por qué ser así.

En lo que atañe a la esperanza de vida, para el 2023 fue de 78 años en Argentina (cifra mayor al promedio de la región de las Américas), lo que representó un incremento de 4.1 años respecto de lo informado en el 2000.

Por su parte, en países del hemisferio norte, tales como Estados Unidos, la esperanza de vida promedio experimentó un aumento en el último siglo, aproximadamente un 1,5 veces mayor que hace cien años. Sin embargo, se plantea un dilema preocupante: este progreso parece haberse estancado. Mientras que la longevidad fue durante mucho tiempo un marcador de éxito en salud pública, la reciente revelación de que la esperanza de vida se estancó fue recibida en gran medida con un encogimiento de hombros colectivo.

En línea con el patrón occidental, en la nación norteamericana estimaron que para el año 2034, por primera vez en la historia, habrá más personas de 65 años o más que menores de 18 años en el país. Además, se observó un aumento en el número de personas que experimentan adicciones, enfermedades crónicas y lesiones a edades cada vez más tempranas. Ante esto desde el sistema de atención médica y la política de salud actuales, que están atrapados en debates estrechos sobre el acceso a seguros médicos, parecen no estar a la altura de estos desafíos crecientes.

La percepción de la vejez puede variar significativamente de una persona a otra, pero las estadísticas sugieren que generalmente se considera a alguien “viejo” después de los 37,8 años. Sin embargo, algunos estudios señalan que la mayoría de las personas comienzan a sentirse viejas alrededor de los 60 años, mientras que otros afirman que esto ocurre en promedio a los 68 años. Es importante recordar que la expectativa de vida ha aumentado significativamente en los últimos tiempos, con un promedio mundial de 71,5 años, según datos de la ONU.

LA “DURACIÓN DE LA SALUD”

Para abordar esta situación, se necesita una perspectiva diferente en relación con la salud y la longevidad. En efecto, no se trata solo de añadir años a la vida, sino de agregar vida a esos años.

Este nuevo enfoque debe centrarse en lo que se conoce como “duración de la salud”, es decir, los años que una persona puede esperar vivir en un estado de salud óptimo. El envejecimiento saludable y activo es lo que realmente importa para la mayoría de las personas, y Estados Unidos debe adaptar su política de salud para reflejar esta prioridad.

Según datos del Ministerio de Salud de la Nación y tal como se expuso anteriormente, la esperanza de vida al nacer en Argentina es de 78,2 años. Sin embargo, la esperanza de vida saludable, que es el número de años que una persona puede esperar vivir en buena salud, es de 63,2 años (la esperanza de vida saludable llega a 64,2 años para los hombres y a 69,4 años para las mujeres). Esto significa que, en promedio, las personas viven 15 años con problemas de salud.

 

La esperanza de vida saludable en el país es de 64 años para los hombres y 69 para las mujeres

 

A pesar de ser una nación próspera y avanzada, en Estados Unidos sucede algo parecido que en el país y, junto a Argentina, se queda atrás en términos de duración de la salud en comparación con países pares como Singapur, Gran Bretaña y Japón, que ya informan períodos de salud promedio de al menos 70 años. Las estimaciones actuales sugieren que los estadounidenses promedio solo puede esperar celebrar un único cumpleaños saludable después de la edad tradicional de jubilación, que es a los 65 años.

En el caso de Argentina, las mujeres si gozan -en promedio- de algunos años más de salud post retiro laboral (a los 60 años) que los hombres. Según los datos, los varones (cuya edad tope es a los 65) experimentan menos salud antes de dejar la actividad y esto puede explicarse al poco cuidado junto al desgaste en plenas prestaciones remuneradas.

Sobre eso, los especialistas recomiendan establecer un objetivo audaz pero realista, como añadir una década de cumpleaños saludables después de la jubilación, podría proporcionar un incentivo necesario para abordar la inequidad en salud. En ese sentido, algunos grupos como los nativos americanos, los afroamericanos y los estadounidenses de bajos ingresos a menudo tienen expectativas de vida saludable significativamente más cortas que otros grupos. En este contexto, lograr una duración de la salud de 75 años sería un logro significativo y un paso hacia la igualdad en la atención médica.

ENFERMEDADES Y SALUD MENTAL

La prevención de enfermedades es un componente esencial de este nuevo enfoque. Para esto se debe reducir el consumo de tabaco y promover la vacunación son ejemplos de medidas preventivas exitosas que pueden prevenir enfermedades graves.

Aunque la salud y los ingresos pueden disminuir con la edad, los adultos mayores tienden a experimentar menos estrés y preocupación en comparación con los adultos jóvenes y de mediana edad. En lugar de centrarse en las limitaciones, muchos adultos mayores encuentran una mayor satisfacción en los aspectos emocionales de la vida. Envejecer no es tan malo como sugieren los estereotipos; simplemente es una etapa diferente con sus propias recompensas.

Además, la búsqueda de una duración de la salud más larga debe integrar la salud mental y emocional. De hecho, es preciso tener en cuenta que la soledad y la ansiedad son factores importantes que pueden afectar negativamente la calidad de vida en la vejez. Fomentar la conexión social y el apoyo emocional es esencial para mantener una salud mental óptima a medida que envejecemos.

Ya no importa tanto la cantidad de años a vivir, sino la calidad del tiempo que se transita / Freepik

Para que este nuevo enfoque sea efectivo, también es necesario considerar cuestiones más allá de la atención médica. La vivienda, la alimentación saludable y la educación de calidad deben ser vistas como inversiones para lograr una duración de la salud más larga. Estudios estiman que mejorar la esperanza de vida y aumentarla en un año tendría un valor de 725 mil millones de dólares anuales.

Es importante desafiar los estereotipos negativos asociados con la vejez. Si bien es cierto que algunas habilidades pueden disminuir con el tiempo, esto no significa que las personas mayores estén desconectadas de la realidad o sean irritables por naturaleza. La promoción de iniciativas como “Interrumpe el envejecimiento” de la AARP busca contrarrestar los mitos y prejuicios sociales sobre la vejez, permitiendo que las personas mayores se mantengan conectadas y busquen actividades significativas.

Finalmente, para lograr un cambio efectivo, necesitamos nuevas narrativas sobre el envejecimiento saludable. Los adultos mayores ya contribuyen a la sociedad de diversas maneras, a través del trabajo, el cuidado de sus nietos, el voluntariado y la participación cívica. La infraestructura social debe adaptarse para aprovechar su experiencia y generar propósito y conexión. Esto podría incluir programas de tutoría, oportunidades laborales a tiempo parcial o flexibles, y campañas que combatan los estereotipos discriminatorios por edad.

EL SISTEMA DE SALUD

Este nuevo enfoque en la duración de la salud no puede lograrse únicamente mediante aspiraciones. En efecto, se requiere una reingeniería profunda de los sistemas de atención médica y sociales del país.

Como este diario ya estudió y publicó en las últimas semanas, el sistema de salud argentino atraviesa una crisis singular donde las prestaciones públicas y privadas no cubren las demandas de los ciudadanos del país. En particular, en la Región existe una escasez de profesionales que pone en jaque la atención de los platenses y vecinos de la zona.

Ante esto, se vuelve necesario duplicar la inversión que permitiría detectar y tratar enfermedades en sus etapas iniciales y promover relaciones de confianza entre médicos y pacientes a lo largo del tiempo.

Además, es necesaria una mayor inversión en atención primaria podría facilitar el acceso a innovaciones médicas que ofrecen la esperanza de revertir enfermedades crónicas como la diabetes o curar infecciones como la hepatitis. Una población más saludable y una atención médica más eficaz podrían tener beneficios económicos significativos.

Las comidas con los parientes, vitales para aprovechar los momentos / Pexels

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