“Orden de extracción”: asalto, tortura y hasta un “recurso” bancario en La Plata

El hecho, que inició como un escruche, se transformó en una sesión de violencia cuando la víctima llegó a su casa y se encontró con los dos ladrones en plena faena delictiva. Tras armar el botín, los pasó a buscar una camioneta

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Un sector de Villa Elisa se convirtió en las últimas horas en epicentro de un híbrido entre escruche y entradera. Es que, lo que comenzó como un robo en ausencia de moradores terminó virando a una feroz intervención cuando arribó al lugar el propietario de la finca y sorprendió a los hampones en plena faena delictiva.

La situación tuvo lugar en la misma semana en la que una abogada de City Bell, más precisamente en Centenario y 461 C, sufrió un feroz asalto cuando guardaba su auto.

Ayer, 72 horas después de este suceso, tuvo lugar otro episodio delictivo que vino a demostrar que las entraderas en la denominada Zona Norte continúan representando un peligro latente para quienes residen allí.

El caso también dejó al descubierto la asombrosa capacidad de adaptación que tiene el delito. “Se las saben todas”, reza el dicho en la jerga urbana para referirse a la inventiva de los ladrones para cumplir con su objetivo. Y estos hampones dieron prueba de ello al pedirle a la víctima que realizara un movimiento bancario es posible que guarda una mayor dificultad a la hora de su detección y trazabilidad.

Nada hacía pensar que la apacible tarde del domingo, un momento que la mayoría de las personas utilizan para descansar o reunirse con los afectos, sería el momento escogido por al menos tres hampones para ejecutar un atraco que comenzó como escruche, pero que terminó como una entradera.

Eran las seis de la tarde del domingo y se encontraba arribando a su casa ubicada en 1 entre 49 y 50 luego de haber estado unas horas fuera, cuando se percató de un detalle. La mayoría de las luces de su casa encendidas fue algo que el dueño de casa interpretó como una situación por demás extraña ya que no recordaba haberlas dejado en ese estado.

 

Los ladrones pidieron a la víctima que les generara “una orden de extracción sin tarjeta”

 

Encendidas las alarmas, el hombre decidió comenzar a inspeccionar lentamente su propiedad e intentar encontrarle una explicación lógica a aquello que había visto.

A medida que se fue acercando a su garaje fue confirmando su principal temor: había gente dentro de su domicilio y claramente no había ingresado con las mejores intenciones.

Sigilosamente se asomó para ver si había movimiento y fue en ese momento que en su propia casa se topó con dos individuos. Tras un cruce de miradas, los intrusos se dieron cuenta de que se trataba del propietario del inmueble.

El damnificado no lo dudó y al ver que estaba siendo superado en número y en fuerza decidió abandonar la morada a toda prisa.

Muy probablemente fue la desesperación y la angustia que le causó haber visto a esos sujetos provistos de armas de fuego.

También pudo haber sido el cansancio que cargaba luego de haber disfrutado de una jornada de esparcimiento. Lo cierto es que las piernas no le respondieron y fueron pocos los metros que pudo avanzar en pos de alcanzar su objetivo de evitar caer en manos de esos extraños.

Los individuos lo siguieron y, como fieras, se abalanzaron sobre él hasta que lograron reducirlo. Cuando el damnificado quedó tendido en el suelo, los hampones no dudaron en descargar toda su furia contra él.

Golpes de puño, culatazos, patadas e incluso simulaciones de fusilamiento. No le faltó nada a la sesión de tortura. Incluso hubo insultos y amenazas para que revelara dónde tenía guardados sus ahorros.

En esas condiciones, a la víctima no le quedó otra opción que someterse a la voluntad de los delincuentes y fue así que debió indicar dónde tenía las últimas reservas del mes.

Como sucede en la mayoría de este tipo de casos, los delincuentes, en un intento por exprimir al máximo a su víctima, siguieron adelante con las vejaciones.

Luego de varios minutos de careo, los sujetos decidieron creer la versión que el hombre les repitió hasta el hartazgo de que “no tenía más dinero que el que estaba frente a sus ojos”.

De todos modos, antes de ponerle fin a los castigos, los individuos lo obligaron a desbloquear el teléfono. Apenas observaron que tenía Cuenta DNI entre sus apps, lo obligaron a abrir la billetera virtual.

“Si tenés plata la vas a pasar muy mal. Vas a tener que generarnos una orden de extracción sin tarjeta”, le dijeron los sujetos. En la cuenta le quedaban apenas 20 pesos.

Así, un total de 30 billetes de mil pesos en efectivo, lo único que le quedaba hasta cobrar, pasaron a manos de estos sujetos.

Con las manos atadas, literalmente, también debió presenciar observar cómo cargaban en las mochilas sus objetos de valor. Además del dinero se llevaron una bicicleta rodado 28, una notebook Lenovo, un celular Motorola G82, una motosierra Stihl y una Tablet Samsung.

Luego de cargar todo el botín a una camioneta que los pasó a buscar tras un llamado, los sujetos abandonaron la escena.

Pero antes de retirarse, uno de los sospechosos le advirtió que debía permanecer en silencio e inactivo durante algunos minutos.

Como pudo, el hombre se deshizo del cable y los trapos con los que le habían atado las manos y se comunicó al 911 para dar cuenta de la situación.

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