Sobrepeso: cómo lograr que el paciente haga deporte regularmente

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Cuando las personas con mucho sobrepeso desean ponerse en movimiento, sus asesores de fitness recomiendan frecuentemente las mismas disciplinas deportivas, como ciclismo, natación o caminata nórdica. Todos estos deportes presentan una ventaja: protegen las articulaciones, porque se registra apenas o ninguna presión sobre los pies.

La médica deportiva Christine Joisten, en cambio, nunca recomendaría a sus pacientes con obesidad que practiquen una disciplina determinada.

“Está bien practicar el deporte que a uno le guste”, afirma esta profesora del Instituto para Movimiento y Neurociencias.

El especialista Patrick Arnold, por su parte, se manifiesta en términos muy similares. Este fisioterapeuta y entrenador comenta que, lógicamente, el ciclismo o la gimnasia en el agua son beneficiosos para personas con sobrepeso. Sin embargo, aclara que, básicamente, la persona debe encontrar un deporte “que le brinde diversión individual”.

Son consideradas obesas las personas cuyo índice de masa corporal (IMC) es mayor de 30. A partir de 35, se habla de un grado 2 de obesidad y, con más de 40, de un grado 3. Para tener un IMC de 40, una persona que mide 1,80 metros de estatura debe pesar unos 130 kilogramos.

La obesidad extrema puede desencadenar diversas enfermedades secundarias. Entre estas se cuentan la diabetes de tipo 2, las enfermedades cardiovasculares y las dolencias ortopédicas.

Además de una dieta sana y moderada, el ejercicio es un recurso importante para combatir la obesidad. Para que esto funcione, hay que hacer deporte de forma continuada y durante un largo periodo de tiempo. Esto solo es posible si se lo disfruta, dice Arnold.

De lo contrario, la motivación decae rápidamente. Por eso pueden ser útiles los deportes de equipo o con pelota. También es positivo el entrenamiento de fuerza, que favorece el desarrollo de los músculos.

La obesidad es una enfermedad crónica. Y no resulta sencillo el (re)ingreso al deporte para personas que nunca lo practicaron o no lo hacen desde hace mucho tiempo.

Sin embargo, los especialistas aclaran que no existe “la” persona con obesidad, sino que se requiere una mirada individual hacia quien se acerca al deporte. Y claramente puede diferir lo que funciona y lo que no.

Quien todavía puede caminar sin grandes problemas, puede evaluar con un contador de pasos cuánto se mueve. Y entonces podrá proponerse: “Mañana haré 500 o 1.000 pasos más”.

Si recorre una distancia corta tres veces al día o camina cinco minutos seis veces al día, por ejemplo, “ya hizo mucho por su salud”, dice Joisten. Esto se puede ir aumentando de manera gradual.

Si tiene problemas para caminar, puede fortalece los músculos en casa con minimancuernas o bandas de fitness. También es bueno escuchar música durante el ejercicio, porque “casi siempre motiva”, afirma Joisten.

Las metas de las y los pacientes son altamente individuales. “Uno quiere simplemente volver a jugar con sus hijos. El otro quiere andar por la montaña, no ser más el último o no sentir falta de aire”, comenta Arnold. (DPA)

 

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