El drama de los chicos pobres: dos de cada tres sufren carencias en el país
Edición Impresa | 16 de Febrero de 2023 | 02:09

Dos de cada tres niñas y niños de Argentina, unos 8.800.000, son pobres por ingresos o están privados de derechos básicos como el acceso a la educación, a una vivienda y a condiciones de agua o hábitat seguros, según muestra un informe presentado por Unicef hecho en base a datos oficiales de la Encuesta Permanente de Hogares del Indec.
“La magnitud y persistencia de la pobreza generan la necesidad urgente de proteger las partidas presupuestarias destinadas a infancia y adolescencia”, afirmó Luisa Brumana, representante de Unicef Argentina, durante la presentación del estudio titulado “Pobreza monetaria y privaciones no monetarias en niñas, niños y adolescentes en Argentina”.
Según el informe, son aproximadamente 8,8 millones las niñas y los niños que experimentan carencias monetarias o de algunos de los derechos fundamentales considerados en la Encuesta Permanente de Hogares.
El estudio analizó tanto dimensiones referidas a los ingresos como otras dimensiones no monetarias que hacen al ejercicio de derechos de niñas, niños y adolescentes (NNyA) contemplados en la Convención de los Derechos del Niño.
En relación a la pobreza monetaria, más de la mitad (51,5%) de las NNyA en Argentina residen en hogares cuyos ingresos no alcanzan para adquirir en el mercado una canasta básica total de bienes y servicios (CBT), y un 13,2% en hogares extremadamente pobres o indigentes, es decir, con ingresos inferiores a los necesarios para comprar una canasta básica de alimentos (CBA).
Esto equivale a alrededor de 6,8 millones de personas menores de 18 años en la pobreza monetaria y unos 1,7 millones en la pobreza monetaria extrema.
En términos de la evolución de estos indicadores desde 2016 a 2022, la pobreza en NNyA subió solo 1 punto y la pobreza extrema o indigencia aumentó unos 3 puntos.
Tras la presentación, Sebastián Waisgrais, especialista en inclusión social de Unicef, señaló que “la pobreza monetaria se encuentra en niveles persistentemente elevados, si bien en los últimos años viene bajando y viene descendiendo de forma contundente desde la pandemia”.
El especialista indicó a su vez que “la pobreza sería mucho más elevada si no tuviéramos políticas de protección social y, fundamentalmente, políticas de protección de ingresos como por ejemplo la Tarjeta Alimentar, la Asignación Universal por Hija y/o Hijo, y otras prestaciones económicas”.
Durante la presentación, Waisgrais advirtió que “los promedios esconden fuertes disparidades” y que la pobreza aumenta considerablemente cuando los niveles educativos son bajos o cuando la persona de referencia en el hogar es una mujer.
También alertó que en los barrios populares existe una “pobreza superpuesta” que “dispara las tasas en torno al promedio”.
VIVENCIAS DE LA POBREZA
El estudio cuantitativo fue publicado junto con un informe cualitativo realizado con La Poderosa, organización social con presencia en barrios populares y asentamientos de todo el país.
“Tenemos la novedad de que la segunda parte del estudio es cualitativa”, aseguró Brumana y explicó que desde este enfoque se “pueden manifestar las experiencias de personas viviendo en barrios populares” y otorgar “una mirada más amplia y comprensiva del fenómeno de pobreza infantil”.
El informe de Unicef y La Poderosa visibiliza las experiencias cotidianas y las historias de vida de mujeres que viven en barrios populares, indaga acerca de sus vivencias y emociones y su rol fundamental en el cuidado comunitario de niñas y niños.
Los testimonios recogidos en el estudio fueron compilados en una serie de videos que cuenta con locuciones en off de Natalia Oreiro y Juan Minujín, y pueden ser vistos en el canal de YouTube de Unicef Argentina.
Del acto de presentación también participó María Claudia Albornoz, referente de La Poderosa, quien aseguró que el estudio cualitativo es de “una importancia enorme” porque muestra “las caras, las realidades y las voces de las barriadas populares en la Argentina”.
“Le venimos a poner en el estudio cualitativo todo el esfuerzo que lleva para nosotras, sobre todo a las mujeres en los barrios populares, el trabajo comunitario que hay de cuidado en función de sobrevivir en esas barriadas”, consideró Albornoz.
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