Otro round en la interna del FdT, que amenaza con una ruptura

Aníbal Fernández salió a cruzar duro a Máximo Kirchner, pero también a Cristina, tras el acto del sábado en Avellaneda

Edición Impresa

La tensión entre el albertismo y el cristinismo, dos facciones de un gobierno en agresión interna permanente, viene escalando a niveles cercanos a la explosión. Tras el acto de la militancia K el sábado último en Avellaneda, donde los oradores agarraron al Presidente como una suerte de “punching ball” discursivo, el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, ya convertido en alto vocero oficial, hizo ayer de espadero del efe de Estado con dos estocadas: refutó el mantra kirchnerista de que Cristina está proscripta y cuestionó a Máximo Kirchner dándole entidad, desde la ironía, a esas versiones que siempre han agitado sus enemigos políticos y que están vinculadas a una supuesta holgazanería. Detalles en un peronismo al borde la fractura aparente.

“El Presidente y Cristina llegaron por la voluntad popular, representando a un segmento importante de la sociedad que es el Frente de Todos. Y en esa representación todos tenemos la misma visión”, señaló Aníbal Fernández. Pero también advirtió sobre las diferencias que conviven dentro del oficialismo: “Resulta ser que algunos, porque no les gusta, se paran en la vereda de enfrente y se ponen a tirar piedras. Eso es inaudito, de ninguna manera es aceptable”.

Se infiere que habla, por ejemplo, de la vicepresidenta. Quien el viernes, en Río Negro, marcó críticas con el Ejecutivo, como por ejemplo el alza de precios constante, la debilidad del peso y la necesidad de rever el acuerdo con el FMI. Es la misma Cristina que, hasta donde se sabe, sigue ofreciéndole respaldo político al ministro Sergio Massa para que lleve adelante el ajuste pactado con el organismo internacional. Por lo que se ve, Massa pasa el filtro K; Alberto, no.

El sábado, en un plenario de sectores de La Cámpora y afines, el cristinismo desplegó un operativo clamor para que Cristina revea su posición de no ser candidata este año. “Luche y Vuelve” fue la consigna. Figuras como Máximo o Andrés “Cuervo” Larroque fueron oradores centrales. Obvio: se le pegó a Alberto y su rumbo que, otra vez se recuerda, es timoneado por Massa, que es un aliado de estos personajes.

La inquina contra el Presidente es porque no renuncia públicamente a su derecho constitucional de ir por la reelección. Alberto habla de dirimir todo en las Primarias. “Los que tiran piedras son más oposición que oficialismo. Ellos llegaron con una responsabilidad que no están ejerciendo. Y eso es lo que más bronca da”,se explayó el ministro de Seguridad sobre las críticas escuchadas en Avellaneda y, digamos, el permanente ejercicio de diferenciación de los cristi-camporistas. Como cuando Máximo dice que “algunos están más interesados en ganarle a Cristina que en sacar al país adelante”

Una tesis central del evento del sábado último fue que Cristina está proscripta, relato edificado luego de la condena a seis años de prisión por la corrupción en la obra pública direccionada a Santa Cruz. Aníbal actuó ayer como impugnador de esa proposición: “Por un lado dicen que Cristina está proscripta. Y, tratando de explicarlo desde el punto de vista de un abogado, no es así. Proscripta no está. Es la misma Cristina la que se llama a sí misma proscripta. ¿Quieren usar ese término? Bueno, utilicen lo que quieran”.

Agregó; “Pero después aparece otro y dice ‘Yo quiero que sea candidata’. Entonces ¿cómo es? ¿No es que está proscripta? ¿Entonces cómo va a ser candidata? La verdad es que no está proscripta y puede ser candidata. Bueno, para ser candidata tiene que competir en las PASO”. Tiene cierta lógica el argumento del verborrágico ministro.

Lo dicho: la relación entre las facciones del Frente de Todos está más que caldeada. El domingo, en un reportaje radial, Larroque jugó con la idea de una eventual fractura, de que los espacios vayan por caminos separados. “Dos proyectos distintos”, definió.

Aníbal se metió ayer con Máximo, casi descalificándolo como dirigente político. Sabe el ministro que es un karma para el diputado, aquel peso de ser el “hijo de”.

Dijo sobre el presidente del PJ bonaerense: “Son las 8 de la mañana, y yo viviendo en Lomas de Zamora llego al ministerio para trabajar todo el día como un perro. Yo no sé cuántas horas trabaja él (por Máximo), ni qué es lo que hace él, porque nunca lo supe”. Finalizó sin eufemismos: “Yo no he visto hasta ahora algo serio, algo que me muestre que él tenga una estatura política tan importante que pueda darle consejos al peronismo. No lo reconozco, no lo veo”.

Módico, reservado, el albertismo celebró ayer el desparpajo de Aníbal. Nadie se animaba a asegurar cómo será el contraataque.

La inquina contra el Presidente es porque no renuncia públicamente a ir por la reelección

 

FdT

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE