Una cuestión de “nariz”, en una copa amistosa

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Siempre hubo clásicos duros, pero los de comienzos de la década del ‘70 lo eran y mucho. Había hombres duros en ambos bandos. En febrero de 1970 se jugaba la “Copa Genaro Rucci” -eran encuentros de ida y vuelta-, en el primero jugado en la cancha de Estudiantes (fue triunfo albiazul 2-1), Carlos Bilardo chocó con Hugo Gatti y le fracturó el tabique nasal.

Obviamente todos los jugadores albiazules se lo querían comer al Narigón y juraron vengarse una semana más tarde cuando se volvieran a ver. Ante esto, ni el DT Osvaldo Zubeldía ni el presidente Mariano Mangano querían dejarlo jugar, y el Narigón amenazó con dejar el fútbol si no lo dejaban jugar.

Lo cierto es que al miércoles siguiente cuando se jugó la revancha en el Bosque, el Loco Gatti no pudo estar. El clima estaba espeso con Bilardo, y muchos pedían que era mejor que no jugara para evitar cualquier problema. Parecía que esto ocurriría, pero Zubeldía finalmente le dijo que jugara.

Bilardo se quedó solo en la cancha auxiliar de Estudiantes haciendo la entrada en calor, se subió a un patrullero y llegó a 60 y 118 apenas un par de minutos antes de comenzar el partido, y directamente del patrullero se metió en el túnel y entró a la cancha con sus compañeros, sorprendiendo a todos que veían que hasta ese momento Bilardo no estaba. Los jugadores Triperos empezaron a cumplir con sus amenazas y le pegaron de lo lindo a Bilardo, pero descuidaron a la Bruja Verón que hizo dos goles.

Tan grande fue la violencia contra el volante albirrojo, que el propio juez Humberto Dellacasa le pedía a Zubeldía que lo sacara. Pero esto no ocurrió y Bilardo debió bancarse las patadas hasta el final y el Pincha se quedó con el trofeo al imponerse 3-1.

 

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