La importancia de brindarles mayor seguridad a las escuelas de La Plata

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Nuestra ciudad ha vivido un extraño y reiterado ensañamiento contra los edificios escolares, traducido en una serie de robos y actos vandálicos. Puede decirse así que las escuelas fueron blanco propicio de una delincuencia que, también hace mucho tiempo, no repara en nada.

Desde luego que todos los robos y los daños materiales a propiedades ajenas son delitos igualmente condenables. Sean los cometidos contra personas, domicilios particulares, clubes, hospitales, comercios y contra distintos tipos de sedes, todos ellos merecen ser reprobados y, por cierto, la detención de los autores y, en su caso, la aplicación de las condenas previstas por las leyes penales. Pero esos delitos se convierten en particularmente reprobables, cuando son los edificios escolares los elegidos por los delincuentes. Y son muchos los establecimientos que sufrieron este flagelo.

En ese contexto debe decirse que desde hace mucho tiempo los edificios escolares padecen una sucesión de robos y de ataques vandálicos, en los que a la sustracción de costosos y muy valiosos materiales didácticos -como computadoras, por ejemplo- se le suman destrozos totalmente irracionales.

Se habla, en estos casos, no de simples delitos de robo, sino también de situaciones propias de una barbarie, que debieran ser analizadas en profundidad por autoridades y especialistas. Se sabe que pocos bienes públicos forman parte esencial del patrimonio común de una sociedad, como las escuelas. Y, sin embargo, allí aparece el ensañamiento de personas que, además de robar, buscan lastimar a ese valor social.

Desde luego que, tal como lo aseguran muchos docentes y padres de los alumnos, el impacto emocional sobre las comunidades educativas que sufren un acto de vandalismo en su escuela es enorme. Es más, dicen que se siente algo muy similar a cuando es intrusada la casa propia.

Por ello es que resulta válido el acuerdo alcanzado en las últimas horas por autoridades de la Municipalidad, representantes del Ministerio de Seguridad y funcionarios de la Dirección General de Cultura y Educación bonaerense, para colocar alarmas de seguridad en establecimientos educativos provinciales ubicados en la Ciudad, tal como se informó ayer en este diario.

La medida busca mitigar el constante problema que plantean los robos y ataques vandálicos en las escuelas -que hasta obligan a suspender las clases- a través de los aparatos que estarán conectados con el centro de monitoreo Municipal. La colocación fue dispuesta luego de analizar un mapa que aportó la Provincia, el cual da cuenta de las instituciones con mayor cantidad de hechos delictivos reportados. Además de ser controladas por el Centro de Operaciones y Monitoreo (COM), las alarmas darán aviso al Ministerio de Seguridad en caso de ser activadas.

Se había instado en muchas oportunidades a que el Estado extremara recursos y estrategias para defender el patrimonio de las escuelas y revertir así la situación de total indefensión en que se encuentran durante horas de la noche y en muchas jornadas del año.

El mencionado acuerdo apunta a revertir ese panorama, sin perjuicio de reclamar que la Policía también patrulle y cumpla con la función de garantizarles seguridad a estos edificios tan relevantes para la vida social.

 

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