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Información General |Horror y morbo

Abuso de menores un delito aberrante, en el que los tiempos cuentan

La denuncia contra Jey Mammon puso el foco en la prescripción de este tipo de causas y la edad de consentimiento. ¿La ley quedó vieja? La mirada de especialistas sobre el caso que conmueve

Abuso de menores un delito aberrante, en el que los tiempos cuentan

Lucas Benvenuto denunció a Jey Mammon en diciembre de 2020. El músico y humorista dijo “es una atrocidad pensar que lo violé”

Alejandra Castillo

Alejandra Castillo
acastillo@eldia.com

2 de Abril de 2023 | 02:58
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“14. Yo no miento. ¿Qué parte no se entiende? Dejen de normalizar el abuso”. Con esas pocas palabras en una historia de Instagram, Lucas Benvenuto hizo foco en el vértice de un caso con muchas aristas: pederastía, tiempos legales, edad de consentimiento, política de cancelación y juicios de la verdad; todas ellas cruzadas por el morbo que se mide en picos de rating.

El nombre de Lucas se conecta con una de las causas judiciales más emblemáticas de corrupción de menores en Argentina, la de los “boy lovers”, que tuvo como principal acusado a Jorge Corsi, un psicólogo que escribió cinco libros sobre violencia familiar y maltrato infantil, fue una eminencia en ese campo y llegó a dirigir la cátedra de la Universidad de Buenos Aires sobre la materia. La olla se destapó en 2008, con el testimonio de un chico de 14 años que denunció que un grupo de hombres, entre ellos Corsi, lo captó para llevarlo a fiestas sexuales y abusarlo. Otros cinco menores reclutados en locales de comidas rápidas y cibers habían sido víctimas del mismo grupo, que también integraba, además de Corsi, el profesor de música Marcelo Rocca Clement. Este sujeto había sido condenado a once años de cárcel por llevar a un chico de viaje a Mar del Plata y violarlo durante todo un fin de semana.

Corsi fue detenido en julio de 2008, procesado un mes después y condenado a apenas tres años de prisión por el Tribunal Oral Criminal N°11, en un juicio abreviado que acordó con su defensa. Salió en 2014. Hoy vive tranquilo y pasea como un jubilado cualquiera por las calles de Palermo.

Benvenuto fue víctima de esta red de trata, que se atrevió a denunciar cuando supo que sus abusadores habían salido de la cárcel. Participó en tres causas: la de Rocca Clement, a quien conoció cuando él tenía 10 años; en la del librero Roberto Santy Lozano (condenado en 2017 a 15 años de cárcel) y también en la de Corsi, en la que señaló a tres personas, incluido Rocca Clement.

En diciembre de 2020 Lucas volvió a la justicia, pero entonces para denunciar a Juan Martín Rago (46), conocido por todos como Jey Mammon, con quien dice haberse vinculado en 2006, a sus 14 años. La fecha en esta historia es clave, básicamente porque el conductor asegura que el primer encuentro entre ellos fue el 25 de abril de 2009, cuando Benvenuto tenía 16 años. Como sea, el denunciante era menor de edad y el músico, por entonces, superaba los 30.

La ley contempla una serie de mecanismos para evitar que niños, niñas o adolescentes sean víctimas de abuso sexual. Hasta los 13 años, aunque haya “consentimiento”, siempre es delito, porque no se los considera aptos para consentir una relación sexual.

Entre los 14 y los 16 años aparece la figura del “aprovechamiento” o estupro, que aplica cuando el acto sexual ocurre “aprovechándose de su inmadurez sexual, en razón de la mayoría de edad del autor, su relación de preeminencia respecto de la víctima, u otra circunstancia equivalente”, según el artículo 120 del Código Penal.

Entre los 16 y los 17 años el consentimiento es discutible, y en esta zona oscura es que buscan amparo los dichos de Jey Mammon, pero la ley lo contempla siempre que entre el adulto y el menor exista una paridad razonable. Dicho de otro modo, que hablemos de un mayor que no supere los 20; no de uno que doble al adolescente en edad.

Más allá de la discusión mediática, en menos de tres meses (celeridad francamente inaudita para los tiempos judiciales, más aún los de pandemia), el fiscal Patricio Lugones y el juez Walter José Candela concluyeron que el delito que expuso Lucas ya no podía ser juzgado.

“Teniendo en cuenta que los hechos denunciados habrían tenido lugar en el año 2006, cuando Benvenuto tenía 14 años de edad y, siendo que el imputado Juan Martín Rago no registra antecedentes penales, el señor fiscal entendió que el plazo previsto para la prescripción de la acción penal contra aquel, operó en el año 2018 y devolvió los actuados al Tribunal postulando la declaración de la extinción de la acción penal por prescripción a su respecto y consecuentemente el sobreseimiento del imputado”, argumentó el titular del juzgado criminal N° 3 en la sentencia con la que ordenó el sobreseimiento, en 2021.

¿Por qué el caso se conoce recién dos años después? Porque Lucas lo hizo público en medio de la conmoción mediática que generó la detención de un productor del mismo canal, Telefé, por los delitos de explotación sexual y corrupción de menores.

Hablamos de Marcelo Corazza, el primer ganador de Gran Hermano, alojado por estos días en el penal de Ezeiza en el marco de la causa en la que también están imputados Francisco Rolando Angelotti, Raúl Ignacio Mermet y Andrés Fernando Charpenet (ver aparte).

Según Javier Moral, abogado de Benvenuto, después de que Lucas contó públicamente su denuncia contra Jey, “unas 114 personas le enviaron mensajes contándole que habían sido víctimas de abuso por varios personajes del jet set”. De hecho, ya circulan varios nombres muy populares, aunque ninguno formalmente en la justicia ¿Mal de época o mal de ambiente?

“En general, hablamos de perversos con personalidades que sienten algún grado de infalibilidad”, dice Juan Pablo Gallego, el abogado que logró la condena al cura César Grassi y hoy es profesor de la Facultad de Derecho de la UBA en la cátedra de Protección Integral de Derechos del Niño; “por eso se exponen y sobreexponen y creen que nunca van a tener consecuencias hasta que eso ocurre”.

Cree Gallego que “no son delitos tan difíciles de detectar, aunque a veces el mito de que es imposible descubrir una red de trata o abusos hace que no se denuncien. Son casos de dificultad probatoria, pero de ningún modo imposibles”.

Analía Gómez Malacalza, psicóloga y perito forense (MN 34222), rescata que “con esta situación se puso en el tapete una problemática social, como ya ocurrió con el fútbol, otro gran escenario de destape del abuso infantil”. Espera que los legisladores recojan de una vez el guante para garantizar que los abusadores “estén en un contexto de encierro de por vida por la irreparabilidad psíquica”, aunque admite que “con estas noticias no parecen conectarse quienes tienen que hacerlo. Hay que hacer campañas de prevención, ampliar la temática y no pasa nada de eso. Es preocupante el vacío legal y el desinterés de cualquier índole, de izquierda a derecha”.

“Si esto es una bomba mediática, en unos días se va a apagar”, pronostica la especialista.

Para Cecilia Di Virgilio, médica especializada en psiquiatría y psicología infantojuvenil (MP 111389), la mediatización de este caso también “es una oportunidad para dar a conocer situaciones reales y cotidianas de maltrato y abuso sexual extra o intrafamiliar, con adultos que tienen un trastorno mental, en general con estructuras perversas, y menores que son engañados o amenazados a edades muy tempranas”. Según la profesional, “los abusos dejan marcas para siempre en la psicología de las personas, que transcurren sus vidas con este trauma, que se ve reflejado en todo; también en su sexualidad”.

El propio Benvenuto lo expuso así en su denuncia de fines de 2020: “Para la Justicia la causa quizá haya prescripto porque ya pasaron varios años y esto es algo que tiene que cambiar. Tienen que saber que del otro lado, en este caso el mío y el de todos los que sufrieron abusos, se viven como el primer día estos abusos. El tiempo no pasa, se congela, y sufrís más de lo que sufrís en ese momento, porque entender es lo que más duele en estas historias, y generalmente se entiende cuando llegamos a la adultez, como es mi caso, por ejemplo, y el de muchos”.

Consultado sobre esta problemática, el abogado platense Flavio Gliemmo recordó que en “el abordaje de los delitos sexuales hubo una reforma al artículo 119 del Código Penal, por el que se fueron ampliando y modificando los tipos penales. Por ejemplo, ahora se entiende que la fellatio es un abuso sexual agravado, que antes no se consideraba, y dejó de usarse la palabra violación”, pero entiende que “las nuevas realidades y cantidad de delitos sexuales van ameritar un nuevo estudio y reforma”.

La Ley Piazza de 2011, de la que tanto se habla en estos días, reformó el artículo 63 del Código Penal sobre los plazos de prescripción del abuso sexual en la infancia, fijando que deben empezar a computarse desde la mayoría de edad del denunciante. En 2015, esa ley fue modificada y se amplió el tiempo de prescripción para que comience a computarse desde el momento de la denuncia.

Aunque la ley fuera retroactiva (no lo es), la figura de abuso sexual sería la única que seguiría vigente contra Jey Mammón en esta denuncia, pero al haber ocurrido en 2006, antes de la sanción de la nueva ley, no puede aplicarse. Tampoco ocurriría con la versión del propio acusado, que fija el primer encuentro en 2009.

Admite Gliemmo que la cuestión del consentimiento en los menores es “compleja”, pero insiste en que la doctrina es unánime en cuanto a la edad en que se considera viciado. Lo novedoso, a su criterio, sería declarar a los abusos sexuales como “delitos con perjuicio de efecto continuado, ya que los daños a la salud psíquica tienen efectos continuos y permanentes. Si las consecuencias no terminan, ¿la prescripción debería empezar a correr cuando se comete el delito o cuando cesan los efectos?”, reflexiona el penalista, convencido de que los legisladores deberían “tratar este tema para optimizar el espíritu de la norma, porque el Código quedó insuficiente para el tratamiento de estas cuestiones”.

“Yo no violé, yo no abusé, yo no engañé, yo no recibí a un nene que me entregaron. Eso no pasó” Jey Mammon

En julio del año pasado se presentó en la Cámara de Diputados de la Nación un proyecto de ley para declarar la imprescriptibilidad de todos los delitos de violencia sexual que hayan sufrido niñas, niños y adolescentes, sin importar la fecha.

“Históricamente, los chicos eran una mercancía; sobre esos cuerpos se podía hacer cualquier cosa, venderlos, darlos en matrimonio”, analiza Gómez Malacalza, paradigma que se fue modificando “a lo largo de las épocas y ahora tenemos conciencia de que hasta no hace mucho había una aproximación indebida del adulto sobre el cuerpo del menor”.

El propio Corsi ensayó un revisionismo histórico para justificar sus prácticas horrorosas, en una campaña mediática que arrancó apenas recuperó la libertad, para limpiar su nombre: “Si llevamos las cosas a un extremo, diríamos que San Martín fue un pedófilo, porque Remedios tenía 13 años”, dijo en una entrevista al diario Perfil.

Muchos acusados de este tipo de delitos contratacan con el argumento de que son víctimas de una extorsión o falsa denuncia, en esta ola de “cancelación”. En función de su experiencia, Gómez Malacalza explica que “las pericias (que se incorporan en una causa penal por abusos) no se basan en una charla de 5 minutos. Hay un trabajo exhaustivo de pericias psicológicas y psiquiátricas, tanto para la víctima como para el victimario. Hay niños que pueden contarlo y otros que lo sepultan; a lo mejor hay que llevarlo a la justicia y probarlo allí. Y hay distintas técnicas para detectar los indicios de abuso, como cientificidad para probarlo”.

¿Que pasa con el después, más allá de lo jurídico? Di Virgilio explica que “un verdadero abusador no tiene registro de la culpa ni de la normalidad; a una persona perversa no se la puede tratar porque no hay posibilidad de abordaje”. En cuanto a la víctima, “le sirve poder decirlo y que le crean, sobre todo quien tenía la responsabilidad de cuidar a ese menor, padres, referentes o familiares”. Después, apunta la médica, llegará el tiempo de la justicia, pero destaca la importancia de que se visibilice una patología “que existió siempre. Ojalá que estos casos ayuden a difundirla, más allá de la condena, y a que se tomen en cuenta”, entre otras cosas, los riesgos de sexualizar a la infancia. Di Virgilio recomiendo, por último, que “las familias abran el diálogo y la comunicación en torno a temas importantes como éste; que les den pautas de cuidado a los chicos y estar atentos a cualquier cambio de conducta” de los adolescentes, porque son la manifestación de “éstas y otras problemáticas infantojuveniles”.

 

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Lucas Benvenuto denunció a Jey Mammon en diciembre de 2020. El músico y humorista dijo “es una atrocidad pensar que lo violé”

“Los abusos dejan marcas para siempre en la psicología de las personas, que transcurren sus vidas con este trauma, que se ve reflejado en todo; también en su sexualidad” Cecilia Di Virgilio Médica especializada en psiquiatría y psicología infantojuvenil (MP 111389)

“Con esta situación se puso en el tapete una problemática social, como ya ocurrió con el fútbol, otro gran escenario de destape del abuso infantil” Analía Gómez Malacalza Psicóloga y Perito Forense (MN 34222)

“Podrían declararse a los abusos sexuales como delitos con perjuicio de efecto continuado, ya que los daños a la salud psíquica tienen efectos continuos y permanentes” Flavio Gliemmo Abogado

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