Diez años de Guillermo en el trono de Holanda
Edición Impresa | 27 de Abril de 2023 | 00:59

LA HAYA
El rey Guillermo Alejandro celebra hoy su 56 cumpleaños, y también el décimo aniversario de su ascenso al trono, una década que empezó con optimismo y popularidad, pero en la que ha aumentado el escrutinio a la monarquía, con una fuerte caída de la confianza entre la sociedad.
Hoy es feriado nacional en Países Bajos, un día en que los neerlandeses, monárquicos o no, tiran la casa por la ventana, con música en directo desde escenarios en las calles, fiestas en diferentes bares y centros de eventos, puestos con objetos de segunda mano delante de las casas y, sobre todo, con mucho alcohol, atuendos de color naranja y banderas neerlandesas.
Pero el cumpleaños también coincide este año con el décimo aniversario del ascenso de Guillermo Alejandro al trono de Países Bajos.
La princesa Beatriz, título que posee ahora la anterior reina neerlandesa, abdicó el 30 de abril de 2013 en favor de su hijo, al considerar que sus entonces 75 años eran suficientes. Decidió pasar a un segundo plano y entregar el trono a la nueva generación de príncipes de Orange, Guillermo Alejandro y Máxima, hoy reyes de Países Bajos y padres de tres hijas: la princesa heredera Amalia (19 años), Alexia (17 años), y Ariane (15 años).
En el día de la coronación de Guillermo Alejandro, casi un 80 por ciento de los neerlandeses estaban a favor de la monarquía, pero diez años después, sólo el 55 por ciento la apoya. La confianza en Guillermo Alejandro como rey no se ha recuperado del declive que empezó durante la pandemia, según la encuesta realizada por la agencia Ipsos con motivo del Día del Rey (Koningsdag, en neerlandés), como se conoce la jornada del cumpleaños del monarca.
El rey cuenta con la confianza de poco menos de la mitad de la población (46 por ciento), igual que el año pasado, pero, en 2020, el respaldo era de tres cuartas partes de la sociedad. La debacle cuando la pareja real se fue de vacaciones a Grecia en plenas restricciones a los viajes por el Covid-19.
El episodio causó tal alboroto en Países Bajos, que tuvieron que volver a La Haya nada más aterrizar en tierras helenas y pedir disculpas públicas. También surgieron otras polémicas en la pandemia, como una foto que se hicieron los reyes con el propietario de un restaurante en Grecia, sin mantener la distancia social, o la celebración del 18º cumpleaños de la princesa Amalia con más invitados de los permitidos.
Máxima, que sigue contando con más confianza que el rey, con un 64 por ciento de respaldo, también ha caído en las encuestas de los últimos años, puesto que en 2020 tenía la confianza de más del 80 por ciento de la población. Los encuestados sí creen que Máxima es un valor añadido para la monarquía y, sobre todo, para los diez años de reinado de Guillermo Alejandro.
DEBATES SOCIALES
Más allá de los escándalos, la disminución del apoyo a la familia real neerlandesa encaja en la tendencia social en Países Bajos, en la que las instituciones oficiales reciben menos confianza por parte de los ciudadanos. Los neerlandeses confían más en la Casa Real (casi 40 por ciento), que en la política nacional (17 por ciento) y los medios de comunicación (23 por ciento).
Sin embargo, el escrutinio a su vida ha puesto en aprietos al monarca en más de una ocasión, pero también ha llevado a la Casa Real a adaptarse de forma acelerada al ritmo del debate social.
El año pasado, el rey renunció a usar el conocido como “Carruaje dorado”, un regalo de los vecinos de Ámsterdam a la reina Guillermina de Países Bajos en 1898, considerado por algunos como una glorificación de la esclavitud por el panel que muestra a una mujer blanca sentada en un trono rodeada de personas negras que se inclinan ante ella.
Una investigación publicada en septiembre por el Museo de Ámsterdam mostró que esa carroza está bañada en oro procedente de una mina de la excolonia neerlandesa de Surinam.
Además, la fundación que gestiona el patrimonio de la Casa Real ha encargado una investigación independiente sobre el origen colonial de las obras y objetos de arte de la colección real para determinar “la legalidad y equidad de la gestión” de estas piezas por parte de la familia real, en pleno debate sobre el arte saqueado. (EFE)
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