El Parque Pereyra Iraola y su condición de paseo público y reserva forestal

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Si bien ahora también la sequía y las altas temperaturas del verano incidieron -y muy negativamente- en las valiosas especies vegetales y animales del Parque Pereyra Iraola, no debe dejar de considerarse que el predio padece desde hace mucho tiempo una decidida falta de mantenimiento por parte del Estado.

Fueron sucesivas administraciones las que, en el curso de más de siete décadas, decidieron la cesión de espacios a todo tipo de organismos públicos y a personas jurídicas o físicas particulares, además de no haberse actuado contra los intrusos que en forma permanente convierten lotes de esas tierras en quintas para su propio provecho.

La mencionada expropiación, dispuesta en 1949 para convertir el lugar en reserva forestal y paseo público, alcanzó a una superficie original de 10 mil hectáreas, de las cuales sólo 3 mil mantienen hoy su condición de tales.

Como se ha dicho, las siete mil hectáreas restantes ya no dependen del Fisco, sino que responden al dominio de cada uno de los concesionarios. Los visitantes ocasionales no pueden ingresar a ellos.

De todos modos, las 3 mil hectáreas subsistentes -ubicadas esencialmente entre el camino Centenario y la ruta 2, desde la rotonda de Alpargatas hasta el límite con Villa Elisa, también padecieron todo tipo de abandono.

Así se han validado explotaciones forestales clandestinas, desaparición o robo de animales y hasta episodios de caza furtiva, robos de pastizales para ser vendidos como fardos (con el uso de maquinarias propias de esa actividad), no mantenimiento de las praderas ni de los senderos del parque, entre otras múltiples omisiones y deficiencias incomprensibles en un predio que es el único pulmón verde entre dos grandes conglomerados urbanos, que además cuenta con el patrimonio de un arbolado de excelencia.

Ahora se ha señalado que tampoco existiría un número suficiente de guardaparques para atender a la custodia del lugar.

Cuesta mucho imaginar que el Bois de Boulogne de Paris, las mil hectáreas con abedules del parque de Moscú o el Central Park de Nueva York fueran olvidados por las administraciones y que se terminara tolerando que allí se montaran actividades incompatibles con las de un parque público.

En todo el tiempo que ha corrido desde su creación, los especialistas coincidieron en señalar que son lo organismos bonaerenses con incumbencia en el tema –entre ellos, la Fiscalía de Estado, en su condición de defensora de los bienes de la Provincia- las que deben extremar esfuerzos para mantener la integridad y embellecer al Parque Pereyra Iraola, terminar con las ocupaciones precarias e ilegítimas y devolverle al predio la mayor integridad de la superficie, destinándola a su función de paseo público y reserva forestal.

 

Parque Pereyra Iraola

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