Ciencia: hallan el gen del hábito vicioso que puede provocar obesidad

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Ciertos alimentos pueden ser culpables de activar un círculo vicioso en el cerebro que lleva a las personas a comer más de lo necesario. Investigadores de la Universidad Memorial de Terranova, Canadá, han descubierto una relación entre la inflamación del hipotálamo, una región del cerebro que controla el balance de energía y la sensación de hambre, y el consumo de dietas altas en grasas.

El estudio, publicado en la revista PNAS, revela que las dietas ricas en grasas pueden desencadenar un círculo vicioso difícil de controlar. No todas las grasas son iguales, y los expertos hacen una distinción entre las grasas saludables, presentes en alimentos como el aguacate, los frutos secos y el aceite de oliva, y las industriales de los ultraprocesados, que pueden afectar la salud.

Los investigadores liderados por Michiru Hirasawa demostraron que las dietas con mucha grasa activan una molécula llamada prostaglandina E2 (PGE2), la cual regula procesos del sistema inmune y, en el hipotálamo, estimula la producción de la hormona MHC, que incrementa el apetito. Esta relación explicaría por qué la inflamación cerebral redundaría en un aumento de peso como en pérdida excesiva.

Mediante el uso de modelos animales, el equipo de Hirasawa modificó genéticamente a ratones y eliminó los receptores de la prostaglandina en las neuronas MHC. Como resultado, los animales quedaron protegidos frente a la obesidad y el hígado graso que provocaban las dietas altas en grasa.

La obesidad es una preocupación de salud mundial, ya que aumenta el riesgo de desarrollar una amplia gama de enfermedades, incluyendo cardiopatías, diabetes tipo 2, hipertensión, apneas de sueño, hígado graso y varios tipos de cáncer. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), casi mil millones de personas vivían con obesidad en 2020, lo que representa una de cada siete personas. Las estimaciones indican que este número aumentará a 1.900 millones en 2035, es decir, casi una de cada cuatro personas.

En el caso de la obesidad infantil, las previsiones son igualmente preocupantes, con casi 400 millones de niños en todo el mundo que se espera que padezcan obesidad en 2035, lo que representa casi uno de cada cinco niños.

El descubrimiento de la relación entre la inflamación cerebral y el apetito podría abrir nuevas oportunidades de tratamiento para la obesidad. Aunque es necesario realizar más investigaciones antes de aplicar estos hallazgos en humanos, Michiru Hirasawa cree que el conocimiento de este mecanismo podría conducir algún día a tratamientos efectivos para la obesidad.

La modificación genética aplicada en el estudio puede ser una opción radical, y la PGE2 tiene múltiples funciones en el organismo, por lo que se deben estudiar posibles efectos secundarios antes de considerar tratamientos que bloqueen este mecanismo.

La investigación sobre la relación entre la inflamación cerebral y el aumento de peso abre una ventana de esperanza para abordar la epidemia de obesidad que afecta a millones de personas en todo el mundo. Además, resalta la importancia de llevar una alimentación equilibrada y saludable, en la que se prioricen las grasas saludables y se reduzca el consumo de alimentos ultraprocesados.

 

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