Revuelo político por otro caso vinculado al manejo de la pandemia
Edición Impresa | 29 de Julio de 2023 | 06:08

De nuevo una medida discrecional tomada durante el aislamiento por coronavirus salió a la luz y estalló la polémica. Ocurrió el miércoles, durante un encuentro en el Centro Cultural Kirchner, cuando la titular de la Liga Argentina de Protección al Diabético, Sylvia Brunoldi, le agradeció a la ministra de Salud, Carla Vizzotti, por haberla ayudado a ver a su marido convaleciente por COVID 19 antes de que muriera, pese a que en ese momento regía la prohibición para hacerlo. La visita se dio en el sanatorio Anchorena de la ciudad de Buenos Aires, en agosto de 2020 y en plena cuarentena.
La revelación, dicha al pasar y con tono de cortesía, no pasó desapercibida para el periodismo ni para la oposición, que salió a criticar al Gobierno en muy duros términos.
“Mientras muchos argentinos morían por Covid y sus familiares no podían despedir a sus seres queridos, los amigos del poder sí lo hacían”, escribió en su Twitter Néstor Grindetti, precandidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires por el sector de Patricia Bullrich.
Según contó Brunoldi, antes de que saliera el decreto con la autorización para los familiares, ella se había contactado con Vizzotti (quien en ese momento era Secretaria de Acceso a la Salud en el Ministerio que conducía Ginés González García) para poder despedirse de su esposo. Lo que sorprendió en el relato de Brunoldi fue que ella pudo visitar a su marido antes de su fallecimiento, a pesar de que en ese momento estaba prohibido.
Lo que salió a la luz fue que, en efecto, el Gobierno habilitaba visitas discrecionales durante el aislamiento. Mientras, a lo largo y ancho del país se replicaban historias de desesperación y dolor como la del padre de Solange Musse (Ver aparte), a quien se le vedó viajar de Neuquén a Córdoba para visitar a su hija, enferma terminal de cáncer y que falleció el 21 de agosto de 2020.
“Mientras miles de familias no pudieron despedir a sus seres queridos, ellos autorizaron a sus amigos y militantes a que lo hagan. La patria es el otro, decían”, cuestionó, en ese sentido, el diputado nacional Cristian Ritondo, jefe de bloque del PRO en la Cámara Baja.
Por su parte, la diputada Graciela Ocaña, exministra de Salud, publicó en Twitter el proyecto de resolución que presentó en el Congreso para la creación de una comisión investigadora sobre el accionar del gobierno durante la pandemia. “Es cada vez más claro que hubo privilegios y un trato desigual entre los amigos del poder y el resto de los ciudadanos. Privilegios que son inadmisibles en cualquier democracia seria”, reprochó.
Defensa y llanto de la ministra
En medio del escándalo, el Ministerio de Salud de la Nación, emitió un comunicado en el que aclaró que “no hizo ni hace autorizaciones de visitas. El 30 de agosto de 2020, en consenso federal, luego de escuchar y atender los pedidos de muchos familiares y los equipos de salud, se oficializó para todo el territorio nacional, mediante el Decreto 714/2020, algo que ya se estaba dando en instituciones y jurisdicciones: el acompañamiento familiar durante la internación de pacientes durante sus últimos días de vida, con diagnóstico COVID-19 o de cualquier otra enfermedad o padecimiento” y agregó que “cada institución, a través de sus autoridades, analizando cada caso particular, otorgaba autorización y generaba el protocolo”.
Lo mismo dijo luego Vizzotti en declaraciones radiales en las que además justificó: “A la señora se le murió el marido” y se excusó: “Yo no voy a hablar de las personas ni voy a hablar de instituciones porque no voy a entrar en eso de traer ese momento de dolor, personalizarlo y querer generar más”.
Las declaraciones de la funcionaria se dieron en el marco del Consejo Federal de Salud (COFESA), que se reunió en Salta, donde, según trascendió, Vizzotti lloró frente a los ministros de todo el país.
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