Polarizar con Milei y recuperar el voto popular, la difícil misión de Massa
Edición Impresa | 16 de Agosto de 2023 | 02:27

Mariano Pérez de Eulate
mpeulate@eldia.com
El oficialismo peronista, ahora bajo el sello Unión por la Patria, sufrió un golpe tan duro en las Primarias del último domingo que en las 48 horas posteriores sólo atinó a otear lo que pasó para tratar de comprender. Porque era previsible una mala elección, dada la coyuntura económica. Pero nunca se imaginaron terceros, como arrojó el conteo final.
Para Sergio Massa, el candidato presidencial para octubre, el desafío inicial de entrar al eventual ballotage asoma como una tarea titánica, no imposible. Para colmo, en su rol de ministro de Economía, es improbable que en los días que restan de campaña pueda dar alguna buena noticia, salvo que se salga del férreo esquema acordado con el Fondo Monetario Internacional que le impediría caer en el viejo truco kirchnerista de algún “plan platita”.
La comparación histórica es tremenda. En las PASO de 2019, cuando Alberto Fernández se impuso a Mauricio Macri, en aquel tiempo el presidente que buscaba la reelección, el entonces llamado Frente de Todos obtuvo 5.700.000 votos más de lo que recolectó este último domingo. O, a la inversa, esa fue la cantidad de adhesiones que perdió al cabo de cuatro años en la Casa Rosada.
A eso se enfrenta Massa, cuya postulación sólo se impuso en Chaco, Formosa, Catamarca, Santiago del Estero y Buenos Aires. El resto fue un país prácticamente pintado de violeta libertario, un dato que interpela directamente a la razón de ser del peronismo: su histórica prédica en las clases populares, ese votante menos pudiente y aspiracional, ya no estaría sintiendo que el movimiento lo representa. O al menos ha dudado de su empatía el domingo pasado y lo expresó votando.
Ese es un desafío para Massa: re-enamorar a los sectores populares que, por esta vez, abandonaron el redil histórico. Porque si algo ha quedado claro es que el voto de Javier Milei, gran ganador de las Primarias, es absolutamente transversal. No se explica su 30,05 % (7.116.352 votos) sin el respaldo de una buena parte de las clases populares.
Ya se insinuó el primer espasmo oficialista: polarizar con el líder de La Libertad Avanza. La lógica -corta, básica- es que el libertario es “malo” porque representa todo lo contrario a UP. La dicotomía “Derechos vs. Derecha”, que aplicó sobre todo Axel Kicillof en su campaña, asoma como el trazado general de la estrategia. La traducción coloquial sería: Milei, liberal de manual en materia económica, sólo quiere sacarle derechos adquiridos a la ciudadanía; Massa, al revés, quiere ampliarlos.
Técnicamente es una falacia, porque el Massa ministro lleva adelante un ajuste económico donde sobresale el guadañazo en el gasto previsional, social y en materia educativa pero el Massa candidato, un gran encantador de serpientes, maneja a la perfección los tiempos y los tonos discursivos como para construir un buen relato de campaña.
Se vio en el acto del último domingo, después del cierre del comicio. Massa hizo un discurso si se quiere aperturista, hablando de la necesidad de nuevas mayorías. Kicillof sólo se dedicó a pegarle a Milei y a Bullrich, quienes se ubicaron por arriba de Unión por la Patria en el conteo general de las PASO. En un discurso leído (¿acordado con Cristina Kirchner?) el gobernador trazó la línea de lo que pretendería el kirchnerismo como ofensiva de campaña. Aseguró:
-”Lo quiero decir con nombre y apellido: ni Bullrich ni Milei están en condiciones de solucionar ni uno sólo de los problemas que tenemos. Sus planteos y propuestas nos conducirían a un escenario de pérdida de los derechos que tenemos”.
-”Seamos conscientes del riesgo que se abre con el resultado de estas PASO. No del riesgo para nosotros, sino del riesgo para nuestro país, para nuestro pueblo y para su futuro”.
El oficialismo insinúa así un viraje hacia la campaña del miedo, cuyo capítulo más descarnado ya lo ofreció el ministro Aníbal Fernández, el lunes, al repetir aquello de que habrá “muertos y sangre” en las calles si gana el libertario.
La Provincia, clave
Lo de Axel no es un dato menor porque Buenos Aires ha cobrado una importancia clave: el kirchnerismo espera retener el distrito, aún perdiendo el gobierno nacional. ¿Jugará la Vicepresidenta en esta nueva etapa de campaña, abandonando la auto invisibilización que tuvo en la previa de las PASO? Si es así, ¿no será un factor ahuyenta-votos del sector moderado que pretendería seducir Massa en su objetivo de entrar a la segunda vuelta? Detalles no menores.
Para Massa hay otro problema: la falta de certezas respecto a entrar al ballotage lo debilita en su posición negociadora con el FMI. Acaba de hacer el gesto prometido de devaluar el tipo de cambio oficial. No fue 50%, como quería el organismo, sino 22 %. Así y todo, se confirmó que desde el Fondo telefonearon a Milei para empezar a abrir un canal de diálogo por si hay que negociar la transición con él. Es el resultado del escenario de tercios que dejó la Primaria: un actor nuevo se le metió al ministro en esa trabajosa discusión económica que explica su candidatura presidencial.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE