Cumbre de los BRICS: Brasil quiere sumar a Argentina

Lula destacó la importancia de que nuestro país se incorpore a este grupo de países emergentes con gran potencial de desarrollo. “No podemos ser un club cerrado”, dijo

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JOHANNESBURGO, SUDÁFRICA

La cumbre de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) empezó ayer en Johannesburgo centrada en la apertura del bloque de países emergentes a nuevos miembros, así como en las maneras de extender globalmente su influencia política y económica.

“Los BRICS no pueden ser un club cerrado. El G7 [de las mayores potencias occidentales] es un club cerrado (...) y de los ricos. No queremos ser eso. Queremos crear una institución multilateral y proponer algo distinto”, dijo el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, en una entrevista desde Sudáfrica con las redes sociales.

Lula defendió además la adhesión de Argentina a este bloque de países con gran potencial de desarrollo, fundado en 2009, al que se sumó Sudáfrica un año después, y destacó que la entrada de Argentina a los BRICS sería clave para Brasil, debido a la interdependencia económica entre ambos países sudamericanos.

“Brasil no puede hacer política de desarrollo industrial sin Argentina, tiene que ir junto con Brasil”, dijo Lula, que recordó que el país es el principal comprador de los productos manufacturados en el gigante latinoamericano.

El líder brasileño también reiteró su opinión favorable a crear una moneda para el comercio entre los países Brics que les permita dejar atrás su dependencia del dólar.

Al menos 40 países han expresado su deseo de unirse al club, incluidos Argentina, Irán, Bangladesh o Arabia Saudita, y 23 de ellos ya presentaron formalmente su solicitud de adhesión.

La multiplicación de candidaturas “nos muestra que la familia de los BRICS gana en importancia, estatura e influencia en el mundo”, destacó el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, en el cierre del primer día de la cumbre.

Ramaphosa recibió a Lula y al presidente chino, Xi Jinping, así como al primer ministro indio, Narendra Modi.

El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, representa a su país en el encuentro que durará hasta mañana jueves. El presidente ruso, Vladimir Putin, con pedido de arresto por parte de la Corte Penal Internacional (CPI) por la guerra en Ucrania, participa por videoconferencia.

A su turno, Ramaphosa resaltó que el intercambio comercial entre los países del grupo llegó a 762.000 millones de dólares al cierre de 2022. “Las inversiones extranjeras desempeñaron un rol importante en el crecimiento de nuestras economías.

Además, las inversiones anuales en los BRICS se cuadruplicaron en 20 años”, dijo el mandatario.

Pese a celebrar este crecimiento del grupo, el país organizador aclaró que es “demasiado pronto” para hablar de la creación de una divisa única.

La 15ª Cumbre de los BRICS llega en un momento de fuertes divisiones en el escenario internacional, agravadas desde la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022.

Sudáfrica, China e India no condenaron la ofensiva de Rusia, y Brasil se ha negado a enviar armas a Ucrania o imponer sanciones a Moscú. Ramaphosa ha insistido en su política de no alineación y aseguró que Sudáfrica “no se dejará arrastrar a una competición entre las potencias mundiales”.

NO ALINEADOS

El bloque representa actualmente el 23% del PBI mundial, el 42 por ciento de la población y más del 16 por ciento del comercio global.

Pese a la disparidad de sus miembros, los BRICS coinciden en la reivindicación de un equilibrio político y económico mundial más inclusivo, en particular frente a Estados Unidos y la Unión Europea (UE). En lo económico, los BRICS respaldan la desdolarización del comercio internacional, sea con el uso de otras monedas fuertes como el yuan chino o con la posibilidad de desarrollar una divisa propia, tal como hizo la Unión Europea con el euro.

Aunque 40 países expresaron su interés para sumarse al club, los cinco miembros actuales tienen “opiniones divergentes sobre los países que deberían entrar en el bloque y las condiciones” de acceso, explica Jannie Rossouw, de la Universidad Witwatersrand en Johannesburgo. La cuestión de la expansión divide sobre todo a India y China, las dos economías más fuertes del bloque. Beijing quiere extender su influencia, mientras que Nueva Delhi desconfía de las intenciones de su rival regional.

 

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