Boca se quedó en el festejo de Avellaneda y lo pagó muy caro

El equipo Xeneize volvió a su cancha tras clasificarse para las semi de la Copa Libertadores frente a Racing, y con un mix estuvo por debajo de las expectativas: cayó derrotado por 1-0

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Boca regresó a la Bombonera tras festejar la clasificación a semifinales de la Copa Libertadores en cancha de Racing, y lo que empezó siendo una larga celebración terminó con el dolor de una derrota, la segunda consecutiva en la Copa de la Liga, frente a Tigre, que llegó con Lucas Pusineri como entrenador.

Con una formación mixta, porque Jorge Almirón postergó a varios titulares, el conjunto Xeneize no estuvo a la altura en el primer tiempo, porque a pesar de mostrarse con un tridente de lujo, compuesto por Darío Benedetto, Edwin Cavani y Ezequiel Zeballos, no pudo establecer una diferencia sobre un rival muy concentrado y de movimientos inteligentes en los metros finales del terreno.

Un córner, bien aprovechado por Abel Luciatti, de cabeza, a los 38 minutos, puso 1-0 a la escuadra de Victoria, que en adelante resistió firme en su última línea, resolviendo uno por uno los intentos de un elenco boquense mejor armado en la franja central, aunque sin magia para maniobrar frente al arco rival.

La previa mostró una verdadera fiesta para recibir a la delegación boquense cuando llegó a la Bombonera y a los jugadores cuando ingresaron al campo de juego para realizar el calentamiento, con canciones que bajaron desde las tribunas haciendo referencia a la Copa Libertadores, nombrando a River, y una larga ovación para Sergio “Chiquito” Romero, el héroe que aseguró a mitad de semana la clasificación a semifinales del torneo continental.

Con el partido frente a Tigre en foco, la sorpresa de Jorge Almirón, respecto del 11 inicial, tuvo que ver con las ausencias de Valentín Barco, Cristian Medina y Guillermo “Pol” Fernández, para favorecer la recuperación física del “Colo” y un mayor descanso para los restantes.

A propósito de los volantes: quienes empezaron el juego no encontraron la forma de evitar el mayor control de Tigre, el equipo que llegó a la tercera fecha del torneo con Lucas Pusineri como entrenador, que a partir de movimientos muy precisos no sólo pudo controlar a Boca desde que la pelota comenzó a rodar, sino que desarrolló los ataques más profundos. De todos modos, el elenco Xeneize, cada vez que salió y cruzó la línea media, causó peligro, básicamente por la determinación de Exequiel Zeballos.

El “Changuito”, indescifrable para los marcadores, complicó en el uno por uno sobre la izquierda, tratando de asistir a Edwin Cavani-Darío Benedetto, el doble “9” por el que apostó en entrenador con el propósito de afirmarse también en la Copa de la Liga, frente que deberá atender en paralelo con la Copa Libertadores y la Copa Argentina.

Tigre había llegado más y mejor, pero sin romper la paridad, y cuando daba la sensación que el primer tiempo se completaría en silencio, un tiro de esquina levantado desde la derecha fue conectado por Abel Luciatti, de cabeza, entrando por el medio del área, y en desventaja la hinchada boquense trató de levantar a su equipo con el clásico “movete Xeneize movete, movete...”.

El ingreso de Vicente Taborda, por Benedetto, le aseguró a Boca en la etapa complementaria la cuota de frescura en la línea media, y un dominio que rápidamente apretó el juego contra el arco de Santiago Rojas, pero si bien el ataque Xeneize fue sostenido, terminó carente de sorpresa en la definición.

La defensa visitante se sintió cada vez más cómoda, y aunque le costó algunas tarjetas amarillas, sostuvo el 1-0 sin muchas complicaciones.

 

 

 

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