Protesta de la CGT: fuerte marcha y un paro a medias
Edición Impresa | 25 de Enero de 2024 | 01:25

A poco más de un mes de su llegada a la presidencia, Javier Milei enfrentó la primera huelga general encabezada por la mayor central sindical en rechazo a las reformas económicas y laborales que limitan el poder de los gremios y las políticas de recorte del gasto público.
El paro -que comenzó a sentir a la tardecita cuando se sumó el transporte público- incluyó una movilización de la que también participaron organizaciones sociales y partidos políticos opositores -como el PJ y la izquierda- al gobierno del economista libertario que asumió el 10 de diciembre y que se propone una reducción drástica del déficit fiscal, al que responsabiliza mayormente de la inflación de 211% anual.
La huelga fue convocada por la Confederación General del Trabajo (CGT) y contó con la adhesión de otras centrales sindicales que rechazan el megadecreto presidencial con modificaciones a la legislación laboral que reducen beneficios para los sindicatos y trabajadores, aseguran, así como el amplio proyecto de ley que incluye reformas en los ámbitos político, fiscal, jubilatorio y administrativo y una reducción del gasto público para equilibrar las cuentas fiscales.
Hasta primeras horas de la tarde el paro, previsto para 12 horas desde el mediodía, no se sentía con demasiada fuerza en las calles, donde en varios barrios, tanto de capital federal, La Plata y de otras ciudades importantes del país, los comercios operaban con normalidad.
El transporte público funcionó hasta las 19 para facilitar la movilidad de los manifestantes que se congregaron frente al Congreso. Columnas de integrantes de sindicatos, un sector del peronismo (también La Cámpora que se mantuvo más al margen) y fuerzas políticas de izquierda ocuparon la plaza ubicada frente al edificio legislativo mientras otras movilizaciones se replicaron en distintas ciudades, como La Plata. Rosario, Córdoba y Mendoza.
Héctor Daer, secretario general de la CGT, arremetió desde un escenario en contra del decreto presidencial y sostuvo que “destruye derechos individuales de los trabajadores, derechos colectivos y quiere eliminar la posibilidad de acción gremial en momentos en que tenemos una gran desigualdad en la sociedad “.
“Lo que quieren es destruir el Estado, que es la única institución de gobierno que permite el equilibrio social y la distribución de la riqueza”, sostuvo el sindicalista.
Sin violencia
Los manifestantes se desconcentraron de las inmediaciones del Congreso sin incidentes. Según el Ministerio de Seguridad, unas 40.000 personas participaron en la protesta en Buenos Aires, mientras que para los sindicalistas fueron cientos de miles.
El proyecto legislativo, que busca la privatización de empresas estatales y el incremento de impuestos a las exportaciones de ciertos sectores, encara un futuro incierto ya que el oficialismo está en clara desventaja numérica en ambas cámaras legislativas.
Milei, que fue elegido en el balotaje de noviembre con 56% de apoyo, afronta esta huelga con 55,9% de valoración positiva y 36,6% negativa, según un sondeo de la consultora CB Consultora Opinión publicada en la prensa. Otro sondeo del Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP) señaló en tanto que el mandatario tiene 52% de imagen positiva—respecto del 61% con que contaba el día que asumió— y 43% de negativa.
Laura Martínez, empleada en una inmobiliaria que no cerró sus puertas, dijo que “no es necesario” un paro a poco más de 40 días del inicio de la gestión presidencial.
El analista político Sergio Berensztein señaló que aunque la gente tiene razones legítimas para quejarse —una inflación de tres dígitos y una fuerte devaluación de la moneda poco después de que Milei asumiera el gobierno—, el principal motivo de la protesta entre bastidores es que el decreto y el proyecto de ley debilitarían el poder sindical. “Si (los sindicalistas) no se quejan, su capacidad de negociación va a caer dramáticamente y su influencia en la política va a disminuir”, dijo el titular de la consultora Berensztein.
Añadió que Milei “se siente muy cómodo enfrentándose a estos líderes sindicales”, ya que sigue siendo “muy popular” mientras que aquellos son impopulares.
Durante la jornada de protesta los aeropuertos de Buenos Aires permanecieron abiertos. Aerolíneas Argentinas informó la cancelación de 267 vuelos y la reprogramación de otros 26 por la adhesión de los distintos gremios aeronáuticos al paro, lo que afectó a más de 17.000 pasajeros.
Según el gobierno, la huelga supondrá una perdida de 2,5 millones de dólares.
Los bancos, la administración pública, las estaciones de servicio, el personal de salud y la recolección de residuos funcionó de forma limitada.
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