A los secundarios se les va una etapa y a sus vecinos, el descanso

Las celebraciones de los futuros egresados, vuelven a generar reclamos cerca de las escuelas

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En las escuelas secundarias de La Plata ya se palpita el fin de las clases. En parte, porque quienes no se llevan materias empiezan las vacaciones en cuestión de horas y en parte porque el calendario indica, como todos los años, el ruido de bombos, redoblantes y fuegos artificiales desde horas de la madrugada. La costumbre que se ha impuesto tanto en el inicio como al final de cada ciclo lectivo entre los futuros egresados, tiene su contracara en los vecindarios de las escuelas, obligados a adelantar el horario de salir de la cama.

La movida estudiantil, que antes se complementaba con algunas vueltas olímpicas temidas en varias escuelas, no pasa desapercibida para las autoridades educativas, que suelen promover acciones dedicadas a atemperar los ánimos o bien promover la reflexión que evite desmanes y daños dentro y fuera de los colegios.

Sobre el rito y algunos de sus efectos dieron cuenta ayer en las inmediaciones del Normal 1 (51 y 50 entre 14 y 15). Le contaron a este diario desde la zona que vivieron una madrugada con los clásicos festejos estudiantiles, audibles por el estruendo de la percusión y fuegos artificiales. Al parecer, como indica el rito, todo a cargo de los estudiantes de los años superiores y de la promoción de egresados del corriente año.

A eso de las 6 de la mañana los estudiantes se dieron cita con redoblantes, bombos y con muchas ganas de cantar. Si en algún momento ganaba el silencio, se rompía con las explosiones.

toda la noche

“Somos vecinos de La Plata que no estamos pudiendo dormir por culpa de los estudiantes que tiran bombas de estruendo toda la noche y vuelven a empezar a las 6 de la madrugada”, se quejó ante este diario una vecina del área del colegio.

En ese sentido, detalló que también molesta la reiteración: “Todos los años sucede lo mismo, siempre es la misma historia. Hicimos los reclamos y nunca nadie hizo nada. No cambia nada, no puede ser que esto siga así”, planteó.

Como se ha planteado cerca de otras escuelas, allí no buscan frenar la alegría. “Los chicos tienen que poder festejar tranquilos, sin tirar estas bombas que no dejan descansar a los vecinos”, se señaló.

La Dirección General de Cultura y Educación ha expuesto en los últimos años una propuesta de trabajo aplicable en las escuelas. En los vecindarios suelen encontrarse sin saber a quién recurrir con su reclamo. Ayer, cerca del Normal 1 se pidió asistencia a través de la línea de emergencias: “Llamamos a la policía y tampoco apareció nadie. Nos angustia saber que mañana y la semana que viene van a seguir con estas actividades ruidosas”, lamentó una vecina que dio cuenta sobre los episodios de los últimos días cerca de su casa.

 

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