El vandalismo no para y ataca un servicio esencial para los vecinos
Edición Impresa | 27 de Noviembre de 2024 | 02:00

El vandalismo no se apiada ni siquiera de los servicios públicos esenciales y en algunos casos, como en el sistema de provisión de agua, se convierte hasta reiterativo en su devoción de hacer maldad y perjudicar, al fin y al cabo, a la comunidad, a quienes los usan y necesitan para su vida cotidiana.
En el último mes, Aguas Bonaerenses (ABSA) denunció al menos tres actos de vandalismo en sus plantas de perforaciones, ataques que ocasionan inconvenientes en el servicio para los vecinos de la Ciudad. Esta vez el blanco fue el centro de provisión de agua ubicado en las calles 173 y 74, que quedó fuera de operación por la sustracción de cables de alimentación eléctrica.
En ese sentido, tal como informó este diario, el hecho disminuyó la capacidad de la cisterna de Parque San Martín. Afectó el bombeo habitual y por eso se registró baja presión en la zona de influencia de la Estación Elevadora de Agua, que obligó a los usuarios disponer sólo de las reservas de agua para hidratación y quehaceres imprescindibles.
Y como se dijo anteriormente, hay antecedentes de estos episodios de delincuencia durante el corriente mes aunque nunca se informó de detenciones de los responsables o al menos cómplices. El pasado 16 de noviembre pasado se daño la acometida eléctrica de una perforación y eso ocasionó la salida de servicio del mismo equipo de bombeo de 173 y 74.
Debe quedar en claro que estos daños y otras anomalías, como la baja presión en las redes, la falta de agua en muchas otras ocasiones en distintas zonas de la Región, las pérdidas en las cañerías y otras deficiencias, inciden en perjuicio de centenares de miles y miles de vecinos de la Región, de modo que le correspondería a la empresa impulsar acciones para frenar estas emergencias.
Pero además de la prevención de la empresa, la vigilancia policial debiera existir. Y resulta imprescindible en estos casos investigar la cadena delictiva y detectar a quienes compran estos metales y cables robados.
Esta fue y sigue siendo, por cierto, la clave para desbaratar muchos de los episodios: llegar a los desarmaderos ilegales, esto es a desmontar la existencia de organizaciones delictivas que vertebran su actividad con mercadería robada. Y el castigo, más cuando se trata de la prestación de servicios públicos.
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