París bien vale una misa
Edición Impresa | 15 de Diciembre de 2024 | 06:19

Entre los momentos clave que definieron la historia política y religiosa de Francia, pocos resuenan tanto como la célebre frase atribuida a Enrique IV: “París bien vale una misa”. Este comentario, pronunciado en el contexto de las guerras de religión del siglo XVI, simbolizó la decisión estratégica del líder hugonote y príncipe navarro de convertirse al catolicismo para unificar un reino fracturado.
Enrique de Borbón, legítimo heredero al trono tras la muerte de Enrique III, enfrentaba el rechazo de la nobleza y la mayoría católica debido a su fe protestante. Consciente de que su acceso al poder dependía de una aceptación más amplia, optó por cambiar de credo en 1593, una decisión pragmática que culminó con su coronación como Enrique IV en 1594.
Su conversión marcó el inicio de una etapa de estabilidad para Francia, consolidada en 1598 con el Edicto de Nantes, que otorgó mayor libertad religiosa a los hugonotes y puso fin a décadas de conflicto. Enrique IV no solo aseguró la paz, sino que sentó las bases para una era de prosperidad, convirtiendo su frase en un símbolo de reconciliación nacional.
Imponente. el rosetón oeste de vidrieras de fondo, en la misa / AP
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