Longevidad: lo que pararse en una pierna puede decir
Edición Impresa | 9 de Diciembre de 2024 | 01:07

El tiempo que una persona puede mantenerse parado en equilibrio sobre una pierna -una capacidad que tiende a disminuir con el paso de los años y la pérdida de masa muscular- constituiría uno de los mejores indicadores de la edad biológica o expectativa de longevidad.
El hallazgo, realizado por investigadores de la Clínica Mayo y publicado días atrás en la revista científica PLOS ONE, no es el primero en poner el foco en esta capacidad que disminuye en promedio unos de 2,2 segundos por década en la pierna no dominante y 1,7 segundos en la dominante. En 2022 un estudio del British Journal of Sports Medicine ya había observado que las personas que no pueden mantenerse de pie sobre una pierna durante al menos 10 segundos tienen un riesgo 84% mayor de mortalidad en los siguientes siete años.
Más allá de que el equilibrio, la fuerza muscular y una marcha eficiente contribuyen a la independencia y el bienestar de las personas a medida que envejecen, la forma en que estos factores cambian, y a qué ritmo, dice mucho a los médicos sobre la edad biológica de las personas; es decir, en qué medida su estado físico se corresponde con su edad
Para el estudio, 40 personas sanas e independientes mayores de 50 años fueron sometidas por los investigadores de la Clínica Mayo a pruebas de marcha, equilibrio, fuerza de agarre y fuerza de rodilla. La mitad de los participantes eran menores de 65 años; la otra mitad tenía 65 años o más.
En las pruebas de equilibrio, los participantes debían mantenerse de pie sobre placas de fuerza en diferentes situaciones: con ambos los pies con los ojos abiertos, con ambos los pies con los ojos cerrados, en la pierna no dominante con los ojos abiertos y en la pierna dominante con los ojos abiertos.
Al comparar los resultado los investigadores observaron que estar de pie sobre una pierna —específicamente la pierna no dominante— mostraba la mayor tasa de declive con la edad.
“El equilibrio es una medida importante porque, además de la fuerza muscular, requiere la entrada de la visión, del sistema vestibular y de los sistemas somatosensoriales”, explica el doctor Kenton Kaufman, director del Laboratorio de Análisis de Movimiento de la Clínica Mayo y principal responsable de la investigación.
“Los cambios en el equilibrio son notables. Si se tiene un mal equilibrio se corre el riesgo de caerse, ya esté uno en movimiento o no; y las caídas representan a partir de cierta edad un grave riesgo con serias consecuencias para la salud”, señala el investigador.
En efecto, las caídas accidentales son la principal causa de lesiones entre los adultos mayores de 65 años y la mayoría de ellas ocurren por una pérdida de equilibrio y masa muscular.
La buena noticia es que las personas pueden tomar medidas para mejorar su equilibrio. Por ejemplo, al estar sobre una pierna, se puede entrenar la coordinación muscular y vestibular para mantener el equilibrio correcto durante un tiempo cada vez mayor.
“Si no se utiliza la capacidad se pierde; si se la usa se la mantendrá”, remarca el doctor Kaufman al señalar que resulta muy fácil ejercitar el equilibrio ya que se lo puede hacer todos los días en casa y no requiere equipo especial. “Si uno logra estar de pie sobre una pierna durante 30 segundos -agrega-, entonces puede estar tranquilo que va bien”.
FUERZA DE AGARRE
En las otras pruebas los investigadores utilizaron un dispositivo hecho a medida para medir el agarre de los participantes. Para la prueba de fuerza de rodilla, por ejemplo, los voluntarios se sentaron y se les indicó que extendieran la rodilla con la mayor fuerza posible. Tanto la prueba de fuerza de agarre como la de fuerza de rodilla fueron del lado dominante. La fuerza de agarre y la fuerza de la rodilla mostraron disminuciones significativas cada década, pero no tanto como el equilibrio.
En tanto la fuerza de agarre disminuyó a un ritmo más rápido que la fuerza de la rodilla, por lo que es un mejor indicador del envejecimiento que otras medidas de fuerza. Por su parte, para la prueba de marcha, los participantes caminaron de un lado a otro por una pasarela nivelada de 8 metros a su propio ritmo y velocidad. Los parámetros de la marcha no cambiaron con la edad. Este no fue un resultado sorprendente ya que los participantes caminaban a su ritmo normal, no a su ritmo máximo, dice el doctor. Kaufman.
No hubo disminuciones relacionadas con la edad en las pruebas de fuerza específicas del sexo. Esto indica que la fuerza de agarre de los participantes y la fuerza de rodilla disminuyeron a un ritmo similar. Los investigadores no identificaron diferencias entre los sexos en las pruebas de marcha y equilibrio, lo que indica que individuos de sexo masculino y femenino fueron igualmente afectados por la edad.
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