El vínculo zigzagueante libertario con Macri
Edición Impresa | 9 de Diciembre de 2024 | 02:02

Como un electrocardiograma, el vínculo del presidente Javier Milei con Mauricio Macri y el PRO durante su primer año de gestión muestra un recorrido zigzagueante. El apoyo del fundador del partido amarillo de cara al balotaje, después del estrepitoso fracaso electoral de Juntos por el Cambio, fue fundamental para que se desplazara el voto antikirchnerista al polo de La Libertad Avanza.
Milei agradeció tanto a Patricia Bullrich como al expresidente por “la generosidad” política, pero nunca tuvo intenciones de ofrecer un cogobierno ni de darle al PRO un lugar de influencia en el sistema de decisiones de la gestión. Con todo, el bloque presidido por Cristian Ritondo en Diputados fue el principal aliado de La Libertad Avanza en el Congreso durante todo el año.
La lectura es que la gestión de Milei garantizaba “el rumbo correcto”, y que era una obligación moral colaborar sin especulaciones para dar volumen político a un oficialismo minoritario e inexperto, así como evitar desviaciones antirrepublicanas. El PRO no fue el único socio en este derrotero, pero sí el que aportó mayor cantidad de voluntades para engrosar la aritmética legislativa.
La lealtad de la bancada amarilla hacia el Gobierno se dobló en pocos momentos y la mancomunión alcanzó su clímax en la Ley Bases. El PRO se sometió dócilmente a la estrategia del oficialismo durante casi todo el año, y lo acompañó en incluso en temas con los que no estaban de acuerdo, como los vetos a las leyes de movilidad jubilatoria y de financiamiento universitario.
El compromiso con la causa llegó tan lejos que los macristas dejaron sin quórum la sesión que la oposición había pergeñado para limitar la capacidad de Milei de gobernar vía DNU, pese a que el PRO tenía presentados varios proyectos que iban en ese sentido. Por eso, el hecho de que el Gobierno haya operado fuerte para dejar sin quórum la sesión sobre Ficha Limpia -un proyecto impulsado históricamente por el PRO- se sintió en las filas macristas como una estocada por la espalda.
Hasta deslizaron la tesis de un pacto espurio de impunidad con “los corruptos”, con la intención de dejar viva la opción de una candidatura de Cristina Kirchner.
Según esta teoría, que en el oficialismo rechazan de plano, el Gobierno necesita en el ring a la ex presidenta para polarizar y así licuar el capital político del resto de las fuerzas antikirchneristas.
Dilemas electorales.
En este marco de fricciones y desconfianzas cada vez más profundas, el PRO y LLA dudan si es conveniente confluir en una misma alianza electoral, un escenario que hasta hace semanas se daba casi por sentado.
Si el PRO acepta competir en la arena del oficialismo, las reglas de la alianza las fijará el Gobierno, que tiene los resortes de poder para imponer condiciones y quedarse con los lugares más importantes de las listas.
Ahora bien, si el partido de Mauricio Macri resuelve competir por afuera, dividirá la oferta antikirchnerista y podría regalarle un triunfo al peronismo en la madre de todas las batallas, la provincia de Buenos Aires.
El mismo dilema tienen el PRO y LLA en la Ciudad, donde Leandro Santoro y Martín Lousteau amenazan con dar un batacazo. En el resto de los distritos, es más probable que haya una confluencia natural.
Mientras Milei busca aspirar la base electoral histórica del PRO, con Patricia Bullrich como punta de lanza para esa cooptación, Macri lidera la resistencia y busca preservar la identidad de su partido a toda costa, aún cuando varios de su partido, como Diego Santilli, le aconsejan que deje de tensar la cuerda.
Este trasfondo explica por qué el vínculo entre la Casa Rosada y el macrismo está atravesando su fase más crítica tras el boicot a la sesión por Ficha Limpia y el proyecto del Poder Ejecutivo para derogar las PASO. (NA)
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE