Desafíos pendientes para un sistema educativo que necesita reformularse

Edición Impresa

Si bien a partir de 2020, año en el que se realizó el primer relevamiento de calendarios escolares, sólo diez provincias alcanzaban a cumplir con el piso legal de 180 días de clase efectivos, fueron ahora cinco los estados federales que pudieron cumplir con la nueva planificación de 190 días, según lo acordado en el Consejo Federal de Educación.

Las que llegaron o sobrepasaron el nuevo tope en 2024 fueron las de Corrientes (192 días), CABA (190), Entre Ríos (190), Misiones (190) y Salta (190). En las otras 19 provincias no se alcanzó a cumplir con la nueva exigencia, según lo acaba de señalar el Observatorio de Argentinos por la Educación.

Tal como se indicó, el documento releva los días de clase programados oficialmente por los ministerios provinciales y su no cumplimiento efectivo, que pudo verse afectado por paros, problemas de infraestructura, ausencias docentes, problemas climáticos u otros factores.

Los autores aluden a las dificultades existentes en el país para obtener datos oficiales sobre la cantidad de días efectivos de clase o de días de paros docentes realizadas, feriados puente y jornadas de perfeccionamiento. A esos factores que pudieron influir deben sumarse las suspensiones forzadas de clases por inundaciones, problemas edilicios o feriados puente.

Para el año venidero, según se informó ayer en este diario, en caso de que algún distrito federal no alcance los 190 días de clases, los ministros de Educación se comprometieron a recuperar las horas perdidas.

En ese caso se baraja la posibilidad de extender horarios, dictar clases en días extras o readecuar el receso invernal. Se aludió también en las últimas jornadas a la alternativa de dictar clases compensatorias los sábados, aún cuando esa posibilidad no prosperaría.

Más allá del cumplimiento de los topes fijados, está claro que el sistema educativo del país debería atacar de fondo la progresiva decadencia de conocimiento por parte muchos alumnos del primario y del secundario.

Cuando la nuestra llegó a ser una educación modelo para muchos países, ahora se encuentra calificada entre las peores, ocupando puestos cada vez más relegados en el concierto mundial.

Existen entonces desafíos pendientes que son formales y otros que son sustanciales. Entre estos últimos se encuentra la perentoria necesidad de mejorar la calidad educativa, poniéndola a la altura de la que tuvo en nuestro país hace varias décadas.

Es verdad que cada instante en las aulas dedicado a enseñar y a prender tiene un valor fundamental, tanto como lo es la necesidad de que la docencia, jerarquizada en todos sus aspectos, se ponga a la altura de los desafíos de la época y de un mundo cada vez más capacitado y competitivo.

Los pésimos resultados obtenidos en los últimos años por estudiantes argentinos en Matemática y comprensión de textos -cada día se habla más, inclusive, de analfabetismo funcional en chicos que cumplieron, por ejemplo, con todo el ciclo primario- obligan a una perentoria reacción.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE